lunes, 26 de agosto de 2013

Gracias, gracias, gracias.

Hace unas horas he recibido una noticia que llevaba mucho tiempo esperando. Tras muchos días sin escribir porque no sentía que tenía nada que decir, hoy, 26 de agosto, un cúmulo de ideas se me vienen a la cabeza y apenas sé ponerlas en orden para plasmarlas en este, mi fiel y añorado compañero virtual.
Lo primero que quiero hacer es agradecer: agradecer a la familia de la persona que ha donado la córnea que recibiré mañana, por su gran generosidad. Sin esa persona no sería posible hacer realidad el sueño de volver a ver con mis ojos físicos, y procuraré hacerme merecedora de ese regalo haciendo los cambios interiores que sean necesarios.
Llevo mucho tiempo repitiéndome interiormente muchas frases, básicamentes las de hooponopono, para poner orden a mi interior. Las luchas internas son incansables y es que nuestra mente, analítica, no para nunca y crea y recrea mundos alternativos que en muchos casos están cargados de negatividad. Al repetirme mentalmente esas cuatro llaves de amor, suplo de una energía sanadora, cualquier archivo negativo que habite en mí, y sé que las cosas se modifican para mejor.
Hoy me llamaron, por fin, y en pocas horas ingreso en el hospital para que un sueño se haga realidad. Una novela esbozada espera impaciente que esto ocurra porque la protagonista, a la par que esta que escribe, espera impaciente un trasplante para que su vida dé el giro necesario para ser feliz.
Y yo soy feliz, inmensamente feliz, hoy y hoy, que es lo único que vale. Feliz porque tengo inmesidad de amigos y amigas que me quieren sinceramente y me lo han demostrado, tanto el día de mi cumple, hace apenas una semana, como hoy, cuando he difundido la noticia de mi próxima intervención. Todos los buenos deseos me han inundado de una energía maravillosa, de amor, de convencimiento de que todo está pasando porque así debe ser y que soy una auténtica privilegiada por todo lo que tengo, por el cariño que recibo, tanto de gente que me conoce desde siempre, como de algunas que nunca me vieron pero que sintonizaron con mi energía y aún en la distancia me quieren de la misma manera que yo a ellas.
En estos días hay algo en el ambiente que sugiere cambios hacia momentos mejores. Hoy es  el futuro que soñé en el pasado, aunque ya hace mucho que olvidé esas dos realidades. Pero ayer por la tarde me reencontré con un montón de escritos en los que una Irene de 21, 23, 27 y 30 años, me hablaban desde el pasado. Y claro...algo saltó dentro. Soy todas ellas pero ya no pienso así. Sé lo valiosa que soy, a lo mejor no porque yo me haya convencido de ellos, sino porque tantas personas queriéndome tienen que significar que soy una persona que vale...y soy la última en enterarme.
Muchas gracias también a los miembros de mi familia que me han apoyado siempre, a mis hermanas Carmen e Irene (que aunque es prima, ejerce de hermana) y a mis innumerables amigas ( y también amigos) perdigonas, salesianas, dukanianas, zambrinas, reikistas y guerreros de la luz,  calderones (básicamente exalumn@s), al gran grupo de facebook con el que me siento como en mi casa, a la gran familia de portugueses que me acogen como a una más. Porque de todos he recibido el apoyo y el cariño y no quiero olvidarme de nadie en este nuevo renacimiento.
Mañana recibiré un regalo que ampliará los límites de "lo que ven mis ojos", nombre de este blog que nació ya hace muchos años y con el que, poco a poco, he ido recuperando la vista interior, la que nunca debí perder.
Gracias, gracias, gracias.