sábado, 25 de diciembre de 2021

La peor Nochebuena

Ha llovido a mares y he vuelto de llevar a tus sobrinos a Sevilla. La manta de agua se abría a mi paso como el telón de un gran teatro en el que podía ver las cincuentaytantas Nochebuenas anteriores: cuando éramos niños y en el gran salón de mármol y azulejos azules del Colegio donde vivíamos,  tocábamos la pandereta frente al portal de Belén que montábamos cada año; las que pasamos en plaza del Giraldillo cuando no te tocaba trabajar. Risas, chistes, fotos y hablar horas y horas. 
La del año pasado se nos fastidió por un malentendido y era la última de nuestra lista de Nochebuenas juntos.
Y aunque llovía a mares mis lágrimas han ganado a las gotas que corrían en carrera por el parabrisas. Porque el alma se me ha partido como nunca y el vacío que se ha quedado jamás se rellenará con nada. 
He comprendido mucho más de mí misma con tu partida, pero necesitaba la conexión actual, hablar más contigo de todo ello y que los descubriéramos juntos.