viernes, 17 de febrero de 2012

Mi vida en paralelo

La mañana de los viernes suelen ser especiales para mí porque no entro a trabajar hasta más tarde. En esas horas que tengo procuro hacer cosas que me hagan sentir bien conmigo misma, como dar un paseo, hacerme algún arreglito estético, o simplemente relajarme en casa de mi madre, como hoy. Y cuando estoy aquí me imbuyo con libertad en este mundo virtual que supone internet y que no deja de representar una vida en paralelo dentro de mi vida real.
Y si a veces sueño con un mundo mejor, cuando entro en mi facebook y repaso la lista de amigos que tengo, larga, variada, me doy cuenta de que este mundo me gusta. Si tuviera que elegir personas con las que formar una nueva historia muchas de esas personas ya estarían localizadas en este mundo virtual que he ido creando poco a poco con amigos,unos reales y de toda la vida. Otros virtuales pero tan reales como los primeros, muchos reencontrados tras años de lejanía pero que han llegado a mi vida para quedarse, ocupando un lugar cada vez más grande de mi corazón.
Es en este espacio, mi corazón, donde se está creando esta nueva realidad. En mi facebook, a diario, leo mensajes de amor, de ilusión, de solidaridad hacia el enfermo, hacia los olvidados, de cariño hacia la infancia, hacia los animales. Sueños de crear un mundo interior mucho más bello que pueda manifestarse poco a poco hacia el mundo exterior, ese matrix en el que todos nos movemos.
Tal y como se reflejaba en aquella película con el mismo nombre que me costó entender porque estaba muy lejos de mí misma, todos somos los creadores de la realidad que estamos viviendo. Mucho de lo que pensamos lo atraemos a nuestras vidas y con los pensamientos de muchas personas, millones, se va creando la realidad que estamos viviendo.

En este mundo virtual, como decía, he encontrado mensajes realmente hermosos creados por mentes muy brillantes que van encaminados, sin duda, hacia el despertar de las conciencias. Hace poco leí uno de Einstein que es el siguiente:
"No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo.
La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos.
La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura.
Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’.
Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.
La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia.
El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones.
Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos.
Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.
Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo.
En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla.
ALBERT EINSTEIN"
No sé realmente si el autor de este texto es o no realmente Albert Einstein, pero la realidad es que el mensaje que transmite es realmente importante. La crisis nos lleva a la transformación interior porque cuando acabas tocando el suelo, ya no queda más remedio que empujar hacia arriba.
En eso estamos todos. Desde nuestros rincones virtuales tratamos de ir sembrando semillas que germinen en otros corazones y así, una vez cuajado y asimilado, aparezcan conciencias más límpias y llenas de amor que ayuden a cocrear una nueva realidad más bella, más generosa, menos egoísta y destructiva. Que con esa intención podamos transformar completamente nuestro Matrix desde la matriz, es decir, desde el corazón de cada uno.
Por todo ello, y disculpad si me he enrollado demasiado, gracias por aportarme vuestas ideas de cambio por todos los medios posibles, a través de publicaciones en el muro, videos de youtube, sms, emails. Estamos programando los interiores a través de los bits de los ordenadores para que una vez transformados nuestros corazones, y que nuestras conciencias estén bien despiertas, podamos transformar también el mundo real.

miércoles, 15 de febrero de 2012

¿Hay que callar siempre?

Hay momentos en la vida en los que ves cosas a tu alrededor que te cuesta trabajo asimilar. En estos casos uno no sabe muy bien si debe intervenir de alguna manera o seguir al margen, viendo como todo pasa aunque ello conlleve una injusticia muy difícil de encajar.
Me pasa con una amistad cuya vida me parece más una vida de ficción que una auténtica vida. Su historia familiar se sustenta con mentiras sobre mentiras y los silencios que tanta falsedad acarrea crean un ambiente que no sé ni como definir.
En los últimos días en los que las cosas se están moviendo muy deprisa, y muchas personas están empezando a notar estos cambios energéticos que nos van a llevar a una visión del mundo diferente, estoy observando que a veces, para evitar malos rollos, estamos dispuestos a aceptar humillaciones e injusticias en nuestras vidas que son realmente inadmisibles.
En el caso de esta amistad me cuesta trabajo no intervenir, porque no quiero perderla pero ver cómo acepta su situación, sin protestar, hace que me hierva la sangre.
Y como siempre el asunto es un tema de familia. A veces los suegros o suegras, se anteponen a los padres y madres y parece que tenemos que olvidar a nuestra propia familia en pos de mantener la estabilidad familiar en casa. Uf. Cómo es posible que la pareja siempre haga "comprender" que su madre o su padre sí son importantes, y que hay que prestarle atención en cualquier situación, dedicarle todo el tiempo libre de la pareja, y se ignora, se olvida, se arrincona a tu padre o a tu madre simplemente porque no son del agrado de esa pareja, egoísta, que solo piensa en su propia familia.
Así es como estoy viendo como padres y madres comienzan a sentirse aislados, solos, lejos de sus nietos por la actitud egoísta de hombres y mujeres que no aman de verdad a sus parejas. Personas mayores que no entienden ese olvido por parte de un hijo o hija que abandona esa relación como si no debiese nada a quienes lo concibieron.
Y cuando el tiempo pase, y esos padres y madres se vayan para siempre nos detendremos a pensar y a lamentarnos de todo lo que pudimos hacer por ellos, al igual que ellos hicieron por nosotros, y no lo hicimos. Esa sensación de culpabilidad será difícil de superar y es probable que comencemos a mirar hacia nuestro interior y nos preguntemos cómo es posible que hubiésemos permitido todo aquello. Y lo más triste de todo es que aquellos nietos que vivieron en primera persona la dejadez de aquellos abuelos a los que nunca conocieron, volverán a repetir esas conductas con nosotros y no tendremos más remedio que aceptar que vamos a recibir lo mismo que dimos, es decir, soledad, discriminación, olvido.
Quede esta entrada como señal de cariño hacia la persona que vive esta situación. Yo misma me reconozco como culpable de hacerlo y estoy segura de que muchas personas podrán extrapolar esta historia, con todas sus dobleces a sus propias vidas.
No debemos dejar de ser nosotros mismos por nuestras parejas, no debemos abandonar a los nuestros en pos de una paz en casa que es simplemente hipocresía, porque quien pelea por los suyos no está a favor de la guerra, simplemente pretende la justicia, Y por eso no hay que callar siempre.

lunes, 6 de febrero de 2012

Cuando un ángel vuelve al cielo


Hoy es uno de esos días en los que vuelves a replantearte todo. En el que vuelves a pensar en lo frágil que es la vida que nos rodea y que en un instante todo nuestro mundo se vuelve del revés.
Un familiar ha muerto y la tristeza que nos inunda a todos es tan grande que no caben palabras para consolar a los más cercanos. Y si perder a alguien de tu familia ya es de por sí duro, cuando esta pérdida es la de un niño de 10 meses todo se vuelve imposible de comprender.
Solo aquellos que comprenden que todo tiene un sentido son medio capaces de encajar la pérdida de una manera, digamos, más estoica pero no por ello menos dolorosa.
Los que creemos que venimos aquí con una misión que cumplir, que previamente hemos acordado vivir, aunque implique sufrimiento, entendemos que ese camino era el que tocaba andar, aún corto, aún duro, pero al fin y al cabo el que decidimos tomar.
No hay consuelo para los padres, tíos o abuelos, ni tampoco para los demás familiares que durante todos estos meses hemos rezado para que Daniel lo superase porque siempre pensamos que queda una esperanza, que lo puede lograr y que algún día podremos hablar retrospectivamente de lo duro que fue y que se superó.
Pero esta vez no ha sido así. Era su decisión. Luchar para hacerse querer, para dejar un recuerdo en todos los que supieron de él, para aprender y para crecer.
No dudo lo más mínimo que para Daniel éste era su último viaje, Quizás le quedaron cosas por hacer o lo tuvo fácil en otras existencias y por eso decidió llegar, una vez más, para sufrir, para crecer espiritualmente tanto que el camino hacia el cielo lo tuviese definitivamente allanado.
Y aunque con esta idea ponga en duda mi cordura creo que es el recurso que me queda para tratar de comprender porqué. Si no pensase así me derrumbaría y el miedo me atenazaría. Siempre viviría con el miedo de perder para siempre a los que quiero.
Ahora sé que no es así, que siempre hay un futuro, para todos. Allí nos reencontraremos de nuevo y podremos volver a acordar si volvemos o no. Esta vez como padre, o como hermano, o como amigo...pero siempre formando una misma familia de almas.
Puede ser que la lectura de Brian Weiss haya condicionado, en cierta medida, mi forma de ver la vida, pero también me ha dado los recursos necesarios para comprender que una gran parte de mí es imperecedera y que esto no acaba aquí. Solo cuando hayamos conseguido los objetivos para crecer podremos decidir no volver y ser felices en la otra dimensión.
Daniel. Tu elección ha sido la más dura que un alma pueda decidir vivir y por ello no dudo que ahora, ya, estás disfrutando del mejor "Reino de los Cielos". Descansa en paz.

sábado, 4 de febrero de 2012

Un paseo gélido

Estoy sentada en un banco de la Alameda de Hércules de Sevilla. El aire helado arremolina mis cabellos y hace saltar a las hojas por el suelo, en una vertiginosa carrera a ninguna parte.
Hoy es un día de reencuentros. Me lo debo. Siento que los días pasan y a veces hay que pararse para volver a ver a esas personas que supusieron algo en nuestras vidas y que el día a día va apartanto hasta dejar de ellas apenas un grato recuerdo.
Me niego. No quiero dejar morir mis recuerdos porque todas esas personas pusieron su granito de arena para hacerme la que soy.
Así que he aprovechado una excusa para poder volver a ver a algunas personas.
La primera ha sido a Paloma. Antigua compañera del colegio se ha convertido en una persona muy especial al compartir en nuestros ratos de relax, conversaciones curiosas a través de las redes sociales. No podré verla en nuestra reunión así que he aprovechado que hoy es sábado para ir a verla. Me ha encantado. Juntas hemos puesto nombres a algunas caras anónimas de las fotos compartidas. Hemos recuperado recuerdos que como osos polares (lo digo por el frío que hace hoy) ivernaban en la cueva más profunda de nuestra mente y juntas, hemos conseguido despertar. El hacerlo me ha vuelto a purificar por dentro y este proceso no tiene fin.
Más tarde he probado a otra amiga. Ésta, más amiga del cristal de la cervecita que del de la pantalla del monitor, me lanzó un reto hace unos días y yo lo asumí.
A la peor hora a la que una persona puede llamar a una casa del peor día de la semana para hacerlo, yo lo he hecho, y le he dicho...vente. Déjalo todo y vente a tomar algo conmigo. No ha habido excusas porque solo comprobaba que sus palabras se correspondían con sus pensamientos. Y no me ha fallado. A la sombra de un febrero helado, a la interperie, obligadas por el vicio del tabaco que impide disfrutar del calor de los bares, nos hemos tomado unas cervecitas (olvidándome montentáneamente de Dukan) y unas tapas riquísimas y hemos disfrutado de una charla muy agradable. Gracias Maín por este rato.
Y después he paseado por el gélido centro de Sevilla. Sin rumbo. Deambulando en una acompasada marcha conmigo misma.
He visto el mercadillo del Duque. El mismo que fotografíé en blanco y negro hace ya más de 25 años. Entonces unos punkies ocupaban los bancos bebiendo litronas. Los abalorios eran diferentes pero se respira el mismo ambiente. He comprado unos guantes pensando que mi hija estaría helada y armándome de valor he buscado por los MacDonalds y Burger varios, de la Campana, por si la veía.
Y entonces he pensado. ¿Qué quiero hacer? Tengo una tarde por delante, mucho frio por fuera pero ganas de ver a otras personas. Pero ¿cómo molestar a las personas que están calentitas en sus casas para decirle...nos tomamos un café?...¿Me voy a casa?¿A la de mamá?...¿Para ver la tele?...Uf..no me apetece. Prefiero recordar, hoy estoy abierta a ello.
Miro el móvil...tengo pocos números desde que me robaron hace unos meses. Voy a probar...Será que Eva...pues sí. Hace poco me dio su número por facebook y lo grabé, así que la llamo...Bien...bajará pronto a Sevilla y juntas nos tomaremos algo. Seguro que es genial. Es otra época, la Universidad. Recuerdos que me llevarán a una mujer recién crecida, con miles de proyectos...¿Qué hemos conseguido? Estrella ¿Te apuntas?...Me acordé de Sonia, pero todavía no estoy preparada para sanar esta herida. No fui yo la que la abrió. Quizás otro día...Hoy hace demasiado frío.
Oigo el viento pasando por los árboles de la Alameda. Mi trasero está helado en este banco amarillo al que apenas llegan rayos de sol.
Pero la vida sigue. No hay pájaros cantando porque deben tener los picos colados por el hielo y aquí estoy yo, sentada, dejando correr las hojas entre mis botas, y todo el que pasa me mira. Quizás piensen ¿qué estará escribiendo esta loca ahí en el banco...con el frío que hace??...Pues esto. Ni más ni menos. Unos pensamientos, en un día que sé que voy a recordar porque es mi presente, lo único que tengo y no estoy dispuesta a dejarlo pasar así porque sí.

jueves, 2 de febrero de 2012

A mis compañeras


Cuando soñamos abrimos una puerta a nuestra esencia que cada mañana se vuelve a cerrar para mostrarnos la realidad que está fuera de nosotros. Al cerrarse dicha puerta, dejamos dentro un montón de sensaciones estupendas que nos han hecho crear una realidad maravillosa a través de nuestros sueños.
En los últimos días andaba yo inmersa en la búsqueda de mis compañeras del colegio. Aquellas niñas que compartieron conmigo una evolución a la par, que nos convirtió en mujeres al borde de la adolescencia.
Muchos años han pasado desde la última vez que todas estuvimos juntas y la mente analítica y discordante, fue borrando de nuestro cotidiano, el recuerdo de las vivencias comunes con aquellas mujeres. Algunas amigas, muchas, compañeras, unas pocas simplemente conocidas, pero todas compartiendo un espacio físico y temporal que, en cierta medida, nos ayudó a crear a las mujeres que somos hoy, cuando todas rozamos ya los 45 años.
Y si uno estas dos ideas es por dos motivos. Anoche muchas de esas niñas coincidieron en un chat del grupo de facebook y fue un momento estupendo. La conversación, atropellada e intensa, fue creando un ambiente de complicidad que nos llevó a quedar, de nuevo, para otro momento en el que la realidad cotidiana no nos atosigase con las cenas y demás obligaciones ineludibles de nuestro día a día.
Esa charla, a la que íbamos añadiendo a todas las que veíamos entrar en el grupo, abrió un resquicio en mi inconsciente de una puerta que esta noche, durante el sueño, se abrió de par en par y un montón de recuerdos sensacionales (en el sentido de sensaciones profundas) sobre aquellas niñas invadió mi mente.
Y antes de que el vertiginoso ritmo de mi vida diaria borre esas sensaciones he querido plasmarlas para poder rememorarlas en cualquier otro momento en que desee.
He soñado con un reencuentro que puede ser un preludio del que tendremos en marzo. En mi sueño ha podido abrazar de alma a alma a Carmen, a Pili, a Paloma, a Gelen o a Nati. Con ellas estuve anoche virtualmente y por eso el sentimiento ha sido tan especial. He sentido una gran emoción al ver a mi amiga Carmen que marchó a Canarias, o a Consu a la que admiro profundamente. El abrazo a las Inmas, García y Bayo fue el del reencuentro de la amistad imperecedera y la familia común. Mercedes, con sus grandes ojos, me sonreía al verme tan absolutamente feliz. He visto en un corro a todas las Isabeles, Gálvez, Badillo, Carrasco, González y Blázquez con Mariluz, Mari Cruz y Reyes. Me han quedado por saludar pero el despertador se adelantó. Es que en el camino me he encontrado con Alicia L. Tarrida y nuestros corazones han hablado en otro idioma, el de la amistad verdadera y reciente, el del cariño más sincero y profundo.
También he visto a Teresa con su inseparable Brígida. A Galisteo y a Ángela que hablaban de sus respectivos retoños. Y la sonrisa de Manoli reinaba en el grupo de las repetidoras donde Begoña, Ángeles Infante, Amparo y Macarena,aún con sus caras de niña (que no sé como son ahora) sonreían sorprendidas ante aquella reunión de la que no tienen noticias todavía. Al fondo he visto dos melenas largas, una rubia y otra morena y he sabido que eran Rocío y Mª Ángeles, otras dos inseparables amigas que en la actualidad llevan el cabello de otra manera pero mi mente, en mi sueño, les ha vuelto a colocar el aspecto que tuvieron. Y delante...(¿delante de dónde?, no lo sé es un sueño, pero sé que estaban delante...) estaban las más bajitas (reminiscencias de una fila que ordenaba a las niñas por tamaño) Silvia y Pastora (María en la actualidad)...
Sé que han quedado otras ahí pero creo que estaban detrás de mí en el sueño porque notaba su presencia pero no las veía, como Silvia Alfonso, Inma J, o el grupo de las María José (Berro, Arjona o León) o Pili Cárdenas.
Quizás el sueño no haya tenido mucho sentido pero lo que sí sé es que me ha llenado de una absoluta felicidad.
Y muchos os preguntaréis porqué. Y quizás solo yo sea capaz de explicar, si es que encuentro las palabras, lo que supone todo esto para mí.
En estos días, más que nunca, estoy notando como miles de bloqueos de mi infancia se están desvaneciendo.
Nací inocente, como todos, con ingenuidad y valiente, segura y amorosa. Pero las circunstancias, los errores de los adultos, el abandono o la incomprensión fueron encerrando a esta Irene en un mundo lleno de desconfianza, inseguridad y aislamiento. En el periodo escolar sufrí mucho quizás por mi naturaleza sensible y mi mente (otra vez esta mente estúpida y analítica) creó una imagen de mí para mí misma bastante alejada de mi realidad, de mi esencia verdadera. Mi mente infantil creyó que todas aquellas niñas eran partícipes de las humillaciones que sufrí, y creó una coraza que me mantuvo aislada interiormente de casi todas ellas. Solo unas pocas llegaron a saber quien era Irene de verdad, porque hasta yo misma me había olvidado de quien era. Quizás solo Rocío o Mercedes sabían quien era yo y por eso siempre estuvieron presentes en mi corazón de una manera especial. Las vivencias con Maín (Inma García) le mostraron con el tiempo quien era yo y por eso me quería (y me quiere, espero). Mi mente no fue capaz de comprender que, al igual que yo, otras muchas compañeras pasaron por lo mismo, provocado por las mismas personas inconscientes del error de sus actos, también se sintieron solas y abandonadas por las demás. No eran todas contra mí. Era yo misma contra una Irene que no comprendía porqué nadie me defendía. Si es que no había defensa para nadie.
Y por eso hoy estoy tan absolutamente feliz. Porque he descubierto que todas éramos una unidad, con vivencias comunes, y que el afecto que hoy nos manifestamos era muy real, auténtico, porque si no no habría brotado de mi subconsciente con tanta claridad.
Y así se entiende que haya hecho todo lo posible para reencontrarme con todas aquellas niñas que me conocieron como yo era y doy gracias porque me están ayudando a recuperarme...a dar un nuevo Hola a esa Irene sin problemas, sin rencores, más esencia que nunca y mucho más segura de su valía. Muchas gracias, chica. Os quiero.