miércoles, 21 de diciembre de 2011

Deseos de futuro

Cuando el año está a punto de acabar llega la hora, como siempre, de hacer análisis de lo que ha supuesto este 2011 para mí. Y no es fácil hacerlo, por muchas razones que no puedo comentar por estos foros, pero aún así voy a tratar de valorar todo lo bueno que estos casi 365 días ha aportado a mi vida.
El año comenzó con una certeza clara de que las cosas cambiarían. 2010 me había despedido con un mensaje claro de que en la vida las cosas no son lo que parecen y que hay que mirar al frente y dejar que todo fluya. Y eso hice.
Y las cosas fluyeron y algo en mi interior fue cambiando radicalmente. Necesitaba dar un giro a mi vida y la vida me dio el giro que necesitaba. Desde el interior anhelé y conseguí algunas cosas que venía soñando desde hacía mucho tiempo.
Tomé decisiones dolorosas pero que me hicieron más consciente, más valiente, más independiente y aprendí a trasladar el amor que siempre brindaba a quien no lo merecía, hacia mí misma.

Aprendí a quererme y a querer a muchas personas más que me aportaban, a su vez, su cariño de forma desinteresada y fui consciente de que hemos de ser algo más egoístas a la hora de amar. No cabe darlo todo a cambio de nada y eso es lo que yo venía haciendo durante muchos años en mi vida.
Mi transformación interior fue acompañada por una transformación física que hacía que recuperase a la Irene que se había ocultado durante mucho tiempo de ella misma, de mí misma, quiero decir. Tras una gran masa de grasa se ocultaba una mujer mucho más bella y rica que comenzó a darse cuenta de que podía brillar por sí sola y que nada ni nadie podía volver mate mi brillo si yo no lo permitía. Me lustré como una lámpara maravillosa y de mi interior fueron saliendo genios que aportaban a mi existencia aquellos deseos ocultos que pugnaban por salir.
Y desde esa transformación fui abriendo mi alma a la vida. Fui consciente de mi verdadera identidad, de mi condición de ser inmortal y me acerqué mucho más a ese fragmento de Dios que habita dentro de mí y al mismo tiempo me hace ser parte de un todo, único.
Recordar quien he sido ha sido fundamental para entender que solo estoy de paso, y que la felicidad está en cada minuto que vivo día a día. Que no consigo nada quejándome de mi realidad si no soy el motor que la mueve y que para ello debo arrancar cada mañana para que todo funcione mejor.
Aprendí a que soy la única responsable de mi vida y que el amor, el perdón, la responsabilidad personal y el interés hacia los demás son las fuentes de energía que deben movilizar mi existencia.
He aprendido que la vida es como una gran espiral que en determinados momentos te acerca o te aleja de aquellos a los que amas o que te dañan. Que unas veces estás arriba y otras abajo pero que siempre debemos mirar hacia el centro, hacia el interior, y que nuestra fe en nosotros mismos hará que lo malo pase pronto y que lo bueno permanezca el mayor tiempo posible.
Despido el año con críticas hacia mí misma, porque ahora me doy cuenta de que he desoído a mi corazón en algunos asuntos y he vuelto a cometer los mismos errores. Se va el año de los gemelos, el 11, el 44, y entra en mi vida el 2012. Solo espero que en las decisiones tomadas en estos días pueda asentar la ilusión para un año que se prevee de cambios importantes para la humanidad, pero no cambios catastróficos, como algunos tratan de decir, sino cambios interiores. Despertares de conciencia que harán que todo sea mejor. Espero que este año sea el inicio de algo bueno que me haga llevar a cabo, por fin, mi proyecto de vida...tan lejos ahora...

jueves, 8 de diciembre de 2011

En otros ojos


Tras los ojos está el alma. Son los ojos la puerta de entrada hacia lo más personal y en ellos consigo ver al ser adimensional que habita dentro.
Popularmente se dice que los ojos son el espejo del alma y yo defiendo que son más bien los cristales transparentes hacia la misma. Un espejo puede distorsionar porque la imagen que refleja es exactamente eso, un reflejo, con la izquierda en la derecha y la derecha en su contraria. No, no son un reflejo, son una mirilla coloreada de múltiples tonalidades, hacia el ser inmaterial y eterno que ocupa el cuerpo que los lleva.
Unos ojos pueden mostrarte un alma maravillosa y al conocerlos sientes una paz inusitada y placentera que te hace sentir bien con la persona dueña de los mismos.
Otros, sin embargo, te producen desasosiego y un rechazo irracional te hace huir de los mismos. Algo, incomprensible, te hace sentir un malestar interior hacia ese alma que habita ese cuerpo que, aparentemente, puede ser estupendo, pero los ojos te transmiten miedo, inseguridad, cautela...
Creo que a todos nos ha pasado alguna vez. Hemos amado instantáneamente al conocer a alguien. El mirarlo o mirarla a los ojos nos ha hecho vibrar el corazón desde lo más profundo. Nos hemos enamorado de esa persona instantáneamente, como si nuestra alma la hubiera reconocido y de repente se hubiera reencontrado a través de los ojos.
Y ese amor que se siente no tiene porqué ser un amor hombre-mujer porque el amor va mucho más allá de una mera atracción física. Puedes amar mucho a alguien de tu mismo sexo y se convierte en tu mejor amiga. O a alguien del sexo opuesto sin que ese amor implique algún tipo de contacto sexual. El amor es mucho más. Es un reconocimiento de unas almas que coinciden en un punto crucial para ellas. Y probablemente todo cambie en la vida física de esas almas desde que se encuentran.
También sucede lo contrario. Conoces a alguien e instantáneamente te cae mal. Ningún motivo objetivo te da las razones para que sientas esa sensación tan desagradable pero sabes que hay algo que no te cuadra en ese ser humano y tiendes a separarte de él. Consigues superar esa sensación y hasta interactúas con ese ser humano durante años, hasta que la vida te da la respuesta a aquella primera impresión. Al final no te habías equivocado y ese alma acabó demostrando, con sus actos intervivos, que tu primera impresión, al mirar aquellos ojos por primera vez, era acertada. Es algo que vas aprendiendo con las experiencias vitales.
Por ello me gusta mirar a los ojos. Quien esquiva los míos no quiere ser conocido, descubierto o teme expresar mucho más de lo que quiere. Pero yo reclamo. Me niego a dejar que se me niegue mirar por esa escotilla. Me es necesario, vital, insustituible.
Lo que sí debo aprender es a cerrar mi boca ante las impresiones que unos ojos pueden causar en mí y a disfrazar mi semblante cuando una mirada me atraviesa el pecho en cualquiera de las dos impresiones. Si amo, me protejo, si siento angustia, me protejo aún más...
Aquí queda mi reflexión sobre los ojos, sobre la inmaterialidad e inmortalidad del alma y sobre mí. En mi caso solo tengo operativa una puerta hacia el alma, ya que mi ojo izquierdo campa a sus anchas hace mucho y no consigo enfocarlo de ninguna de las maneras. Creo que este blog trata de suplir su falta dejando que vea mucho más allá de lo que mi ojo derecho, el bueno, me permita ver...

Cánticos en la madrugada

Un mástil de bandera caracoleando en el aire. El aire de la noche se agita a su paso y un frío cortante se acerca a besar las caras emocionadas del público. El olor a dama de noche acompaña la copa de vino, solera, que nos han servido en una bodeguita cercana. En lo alto del pedestal Don Juan Tenorio, abrigado con la capa de tuno, escucha con atención los acordes que varias decenas de voces masculinas le dedican esta noche.

He vuelto a vivir la magia de una noche que había olvidado. Tras más de 20 años viviendo este evento lejos del centro de Sevilla, he recuperado el estremecimiento que los cánticos nocturnos de los tunos ante la imagen de la Inmaculada Concepción me producen. Y en la plaza del Tenorio, en el lateral de los Jardines de Murillo, en la acogedora plaza de Santa Marta, sentada en la base de piedra que sostiene la cruz, o en los distintos rincones del barrio de Santa Cruz de Sevilla he vuelto a disfrutar de una jornada inolvidable. Ni el frío cortante de la noche, ni el dolor agudo de mis desacostumbrados pies ante la elección del coqueteo antes que la comodidad, han podido evitar que la noche pasada haya sido emocionante para mí. He cantado, he observado a miles de hombres que durante una noche se nan volcado en entonar canciones para todos, con emoción, con alegría, con pasión.
Me he regocijado ante unas letras profundas, que me evocaban historias de amor, de ilusión, alegría...
Y he sido una vez más consciente de todo lo que pasaba, de lo que veía, de lo que sentía, olía o escuchaba. Los trajes intemporales de unos tunos que se alejaban definitivamente de la imagen del estudiante universitario que yo recordaba. Eran los mismos de siempre, los que yo veía hace 25 años, hombres entrados en la cincuentena que se resisten a que una tradición tan bonita se pierda ante la desidia de la mayoría de los estudiantes universitarios de hoy. De estos alumnos de ahora que prefieren disfrutar de una botellona bien servida en cualquier aparcamiento de Sevilla que renunciar a sus herrajes auriculares o labiales, para mostrar la imagen de un estudiante encapado, con lazos de colores, bordados por la novia o la madre, o pantalones bombachos de terciopelo.
Solo algunos más jóvenes se han atrevido a apuntarse a la tuna que les corresponde. Casi imberbes sus ropajes los señalan como novatos, pero en la pasión de su cantar se vislumbra la savia nueva que mantendrá esta tradición tan sevillana, uno más, sin duda de nuestros tesoros inmateriales.
Debo repetir, cámara en mano, el próximo año. Recuperar una velada mágica desde todos los ángulos (excepto el del dolor de pies). Disfrutar del tonteo que unos tunos bien cargados de efluvios etílicos se esfuerzan por superar. Reír ante los piropos de unos jóvenes espontáneos que han adquirido la vestimenta de algún otro tuno veterano que entrado en las carnes de la edad tuvo que renunciar a ella y adquirir algo más holgado que les permitiese seguir, una año más, cantándole a los sevillanos.

Estos primeros, ni saben cantar como los auténticos, ni bailan la pandereta con la misma gracia de los veteranos, pero se esfuerzan por participar colándose en las plazas en los interludios oficiales, para amenizar a un público que vitorea cualquier intento.
La noche ha sido mágica y si no la recomiendo a todos mis seguidores, es porque si se llena más, me quedaré sin poder disfrutar tan cerquita de esta joya sevillana. Cada año, la noche del 7 de diciembre...

martes, 6 de diciembre de 2011

Respuestas encontradas

A veces no sé porqué me sorprendo de las cosas que me va plantando la vida delante de los ojos. Ya debería estar acostumbrada porque voy predicando que todo pasa por algo, que no existen las casualidades sino las causalidades y aún así pasan cosas que me dejan sorprendida irremediablemente.
Hoy ha vuelto a pasar, con personas de un pasado muy pasado que me han dado respuestas a preguntas que yo me hacía hace apenas unos días. Las casualidades, o causalidades, han permitido que intuiciones que sentía se hayan convertido para mí, desde hoy, en certezas absolutas, dolorosas ciertamente, pero al menos me aclaran muchas cosas.
Y esas informaciones recibidas me hacen encontrarme, de nuevo, en una encrucijada vital para mí. Por un lado el corazón me pide que intervenga, que acuda a un lugar para hacer algo, porque el mismo hecho de conocer lo que ocurre me obliga, por el amor sentido hacia esa persona a tratar de ayudarla.
Por otro lado la razón, la gente que me quiere y sobre todo los antecedentes me frenan. Mi mente a veces estúpida pero otras muchas veces sabia, me dice que no sea tonta. Que ya me llevé un palo por meterme donde no me llamaban en este mismo asunto y que debo dejar que sean las personas las que pasen por sus etapas vitales y si deben volver a mi vida lo harán a su debido momento.

Así que ahí estoy. Queriendo intervenir con mi lápiz en la mano para poder cerrar este círculo que siempre me hiere, porque recordar a esta persona me hace, por un lado sonreir, ante las miles de experiencias vividas junto a ella, y por otro entristecerme al saber que está pasando por lo mismo que yo ya viví pero no quiso recibir un apoyo que yo sí añoré en el momento en el que estaba hundida.
Ahora ya sé su realidad. La vida me la mostró y solo quiero que pueda ver con más claridad el camino que debo tomar porque me parece muy absurdo que en mi corazón sienta un amor inmenso por personas a las que ni siquiera conozco y unas ganas de ayudar a los demás, y no pueda hacerlo con alguien a quien quiero desde siempre y que sé que necesita ayuda.
Supongo que son lecciones que debo aprender, pero cuesta mantenerse latente.

domingo, 4 de diciembre de 2011

En ese rincón siempre queda sitio



Siempre he sabido que en un lugar de este corazón que últimamente voy redescubriendo había un rincón muy grande donde ubicar a mis amigos. La entrada a ese espacio del lugar más importante de mi interior no ha sido muy grande y por ello no son muchas las personas que han llegado a ocupar un lugar allí. Los que lo consiguieron se convirtieron en esas elecciones de mi vida de las que siempre me he sentido orgullosa y que han conformado un ramillete de amigos y amigas que elegí durante todo mi camino vital.
De cada uno de ellos tengo recuerdos maravillosos que marcaron un momento importante para mí y por eso se quedaron.
Ya en los momentos de comenzar a escribir este blog, hace más de dos años, dediqué una entrada a Mis amigos. Desde aquel momento muchas cosas habrían de pasar en mi vida pero pude hacer un repaso de los amigos que siempre me acompañaron y a los que había reservado, para siempre, un lugar en mi corazón. Y eso que entonces no era tan consciente de lo que implicaba esa propia palabra "corazón", sede de un alma de la que he tomado consciencia hace relativamente poco tiempo.
En aquella entrada también reconocía que había que aprovechar cada momento porque había amigos que podías perder en cualquier momento, a veces por situaciones tristes y otras sin razón alguna.
Y como en estos días han pasado cosas que van relacionadas precisamente por una de estas pérdidas aprovecho la ocasión para expresar qué se siente cuando pasa precisamente eso. ¿Qué sientes cuando alguien que ha ocupado un lugar especial en tu corazón de repente desaparece?
Esta situación se me ha dado en los últimos tres años en dos ocasiones. Y si hay una palabra que defina claramente qué se siente ante esto solo se me ocurre la palabra dolor.
El dolor agarrota tu corazón ante una pérdida que no comprendes. El silencio, la sensación de fracaso personal, la impotencia, la desilusión, la reorganización vital y finalmente la aceptación.
Mucho he pasado en estos años y he aprendido que hay personas que aparecen en nuestra vida porque tienen una función que cumplir y que, una vez que han cumplido dicha función, simplemente desaparecen.
Hasta llegar a encajar mi realidad con esta sentencia que últimamente leo en muchos lugares fue una tortura recordar a esas personas sin que esa sensación de agarrotamiento en el alma no me paralizase desde lo más profundo.
Una de estas personas desapareció simplemente. Comenzó a esquivarme y yo no conseguía comprender porqué. Es más, en un primer momento no podía creerme que eso estuviese pasando, por lo que insistí durante un tiempo, tratando de contactar a ver si aclaraba las cosas. Pero no pude.
Y la tristeza se alojó en mi garganta. Tragué esa pena y el dolor se extendió a mi pecho. Pasado un tiempo pregunté a quien me podría ezplicar pero nadie supo qué decirme. Trataba con otras personas el tema y muchos me decían que no me preocupase, que yo era muy importante y que si las personas se alejaban de mí sería porque no debían estar en mi vida, pero yo seguí sin comprender.
Lo malo de perder a una amiga así es que no lo olvidas fácilmente. Los sueños te la recuerdan muchas veces y el dolor vuelve y vuelve.
El día que España jugaba la final de la Copa del Mundo yo escribía esta otra entrada de tono político y reflexionaba sobre lo que había unido a los españoles. Es día recibo un sms en mi móvil de alguien que me saluda y desea que España gane el mundial. Pregunto a mi remitente que quien es...y es ella...Y siento que mi corazón se alegra tan intensamente que en ese momento todo lo demás pasa a ser secundario. Me siento feliz porque esa amiga perdida se ha acordado de mí en un día trascendental y que quedará para siempre en la memoria de todos...Respondo al sms con esta misma idea...pero nada...
Ahora, hoy, reflexiono sobre esto porque esta querida amiga ha vuelto a mi vida, solo virtualmente, pero ha tomado la iniciativa de contactar y ahora no sé cómo actuar. Una alegría renovada me ha llenado, pero tengo tantas preguntas que hacer, tantas cosas que decir, que no sé cómo actuar...Solo se me ha ocurrido escribir esta entrada para que pueda comprender qué pensamientos han llenado mi cabeza durante todos estos años.
Si de algo me ha servido todo esto ha sido para decirle a todos los demás amigos que conservo, que si alguna vez le hago algo que les duela, que por favor me lo digan inmediatamente, me perdonen y lo hablemos, porque no podría soportar otra vez el dolor del abandono sin sentido.
Pero mi alegría es tan parcial...porque esta amiga no fue la única que perdí. La otra era aún más antigua, con más vivencias, más historias en común. Pero al menos sé que a ella la perdí por algo en concreto, un malentendido ante mi intención de ayudarla al pensar que estaba pasando por un mal momento...Me equivoqué porque no hay que ofrecer una ayuda que no se ha reclamado. Yo no podía pretender hacer lo que a mí me hubiese gustado que hicieran conmigo si estuviese pasando un mal momento.
Así que con la experiencia previa esta vez no he insistido. Simplemente he aceptado que no me quieran en su vida y dejo vivir.
Ahí queda esta reflexión de hoy. A ti, amiga, decirte que estoy feliz por haberte reencontrado aunque solo sea virtualmente. Que mi corazón nunca dejó de quererte y no ocupó el lugar que te reservé hace ya 15 años con un sentimiento diferente al del cariño y que me gustaría que algún día pudiésemos hablar directamente sobre todo esto. Si te herí espero que me perdones, del dolor que experimenté por todo esto, yo te perdono.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Hablar con mi interior


A veces quisiera poder hablar con el corazón. Obligar a que mi mente estúpida se olvidase por un momento de mí y dejar hablar a mi esencia, a mi verdadera naturaleza desde esos otros ojos que no se ven, que se intuyen y que se reprimen continuamente.
Cuando me enfoco dentro de mí toda la perspectiva vital desaparece. Mi vida se convierte en algo que va más allá que alimentar mi cuerpo físico o manifestarme en mi entorno exterior.
Todo se magnifica cuando se produce ese encuentro con ese rincón luminoso y divino que habita dentro de mí y que raras veces dejo asomarse al exterior.
Y es una pena que esta represión se produzca casi de cotidiano, porque cuando conecto ambas realidades es cuando comienzo a sentir que soy feliz plenamente, a pesar de la sencillez de mi vida o de los escasos momentos en los que puedo dimensionar de verdad quien soy yo.
Es cierto que cuando conecto con esa Irene profunda parezco una auténtica majara, porque hablo en unos sentidos que solo yo comprendo, por la sencilla razón de que todos mis sentimientos, mis emociones, mis vivencias y las irradiaciones que trato de transmitir deben pasar por el filtro previo de esta mente humana que debe de formar palabras para plasmar en un procesador de textos algo tan inmaterial como lo que experimento. Pero aún así no renuncio a tratar de expresar esta sensación tan bella y profunda que como una luz arrebatadora trata de salir por mi pecho.
Hoy me llegó un video sobre el timo, lo que algunos llaman la glándula de la felicidad y se proponían unos ejercicios para activar este trocito de nuestro cuerpo, que es tan desconocido y olvidado que resulta asombroso que pueda hacer cambiar la perspectiva de todo...
Y es ese momento en el que me doy cuenta de que la parte del cuerpo donde reside ese interior del que hablo debe acurrucarse muy cerca de ese órgano físico y que es junto a él y al corazón donde yo me señalo cuando hablo de mí, de mi yo, de Irene, de quien soy. Es ahí donde reside mi alma, no en mi mente vagabunda e indisciplinada, y es ahí donde me tengo que obligar a mirar cada vez que sienta que algo no funciona en mi vida.
Ahí mismo reside la fuente inagotable del amor, donde se siente el desamor y donde se añora el amor que no se tiene. Se siente el encogimiento del dolor, o la expansión que da la alegría ante unas palabras deseadas o una mirada añorada. Es ahí donde valoras que a veces quince minutos felices en una vida pueden compensar muchos días de vacío, porque en ese escaso tiempo el amor llena esa parte del interior que las experiencias externas van vaciando poco a poco. Como en un surtidor de energía global, esos momentos robados a uno mismo completan un círculo que es imposible de cerrar, limitando mis deseos, de hace unas semanas, de ir cerrándolos. Porque a veces esos círculos que se completan pero no se cierran dan sentido a toda la espiral en la que se convierte la vida.
Sé que muchos sueños se quedarán sin cumplir, quizás porque no se desean con el interior o porque en la intención que se pone al soñarlos siempre queda un resquicio de duda y esa falta de convencimiento da al traste con su consecución. Pero en soñarlos se crean realidades que pueden llegar a materializarse si se van formando en la esencia y se van trasladando hacia la mente, y de ahí hacia la vida física.
En algunos aspectos sí estoy logrando mis objetivos, a pesar de que me juego mucho con ello, pero me siento feliz por dejar que esa parte de mi interior, tan bella, tan plena y tan real, esté conectando, por fin, con mi mente (dejemos de llamarla estúpida) para transmitirlo hacia afuera.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Mi princesa


Hace casi una docena de años que te tuve por primera vez entre mis brazos. Esa sensación de verte por primera vez ha sido de las más bonita, intensa, emocionante e imborrable de toda mi vida.
Te busqué durante unos meses con el deseo de iniciar un periodo nuevo en mi vida. Un proyecto en el que tú serías un valor insustituible y para siempre.
El día que nos fundimos en una por primera vez fue especialmente impactante para mí. Lo recuerdo como el día en el que aprecié mi vida como un regalo que se me daba de nuevo, ante la posibilidad de haberla perdido aquella noche.
Volvía a casa y alguien me puso un cuchillo en el cuello. Al principio pensé que era una broma pero cuando fui consciente de la realidad de aquella pesadilla por un susurro desconocido que me indicaba que no gritase, algo dentro de mí reaccionó. Comencé a gritar desde lo más profundo y creo que ese propio quejido hizo huir a mi agresor imagino que bastante desconcertado. Después, presa del pánico quedé relegada en la escalera de mi edificio sin poder reaccionar. Más allá del miedo y el pánico sentido un sentimiento de agradecimiento, de toma de conciencia de mi fragilidad, me hizo reaccionar. Cuando pude llegué a casa y tu padre trató de calmarme. Y es cuando pienso que tu alma decidió elegirme como madre. Puede que en aquella noche, antes de la agresión tú ya hubieses tomado aquella decisión, e incluso es posible que ya llevase la semilla de tu cuerpo dentro de mí, pero el caso es que yo sitúo siempre tu concepción en la noche en la que valoré la vida que tengo ante la posibilidad de haberla perdida si aquel individuo, en lugar de correr ante mis gritos hubiese querido apretar aquel arma en mi cuello...
Fue un 18 de marzo cuando te supe en mi interior. Mi amigo José María me lo confirmó y la alegría que me embargó fue maravillosa. La mano sobre mi vientre te saludaba. Te daba las gracias por darme la oportunidad de sentir ese cúmulo de sentimientos que me embargaron desde ese momento. Tú, mi niña, mi princesa...
Recuerdo que aquella mañana no pude acallar mi alegría y en una excursión que teníamos para acudir al teatro con mis alumnos...ellos me regalaron unos patucos de color celeste que me hicieron tomar conciencia de que te convertirías en mi niña preciosa...
Todo el proceso de tu desarrollo fue maravilloso. El milagro de la vida se fue manifestando a medida que mi cuerpo cambiaba y yo te hablaba desde el interior. Nuestras almas se fueron conociendo desde el lugar más cercano a mi corazón que pudiste estar. Y desde ese lugar, donde vibra el amor con una fuerza infinita, se forjó un lazo que nada, jamás, podrá romper.
Mañana cumples 12 años.
Han pasado 12 años desde que te convertiste en la persona que me hizo sentir por primera vez el embriagador amor infinito que solo se siente cuando se es madre.
Y cuando te miro hoy, como un proyecto de mujer, ese amor se multiplica aún más, porque lo infinito, aun multiplicado, puede crecer y crecer.
Puede parecer que no te comprendo. Tus hormonas está modelando tu cuerpo y tu carácter y ahora puedo aparecer como una madre pesada, que no sabe de nada de lo que pasa por tu cabeza, pero nada más lejos de la realidad.
La vida es un suspiro y tengo muy presente a la Irene que yo era cuando cumplí tu edad. Recuerdo los miedos que me embargaban, las inseguridades que se forjaban en la mente volátil que me controlaba. Y te comprendo mucho más de lo que piensas. Pero las madres somos así. Hemos vivido tantas experiencias posteriores que nos han ido forjando como seres humanos, que al tratar de transmitiros esas enseñanzas vitales, nos olvidamos que hay que pasar por todas las fases, incluso las del sufrimiento adolescente, para crecer como personas adultas sanas y seguras.
Muchas veces me equivocaré contigo y desde hoy, en la víspera de tu cumpleaños, te pido perdón por todos los errores que haya cometido y por todos los que cometa en el futuro.
Solo quisiera, mi niña, que con esta entrada llegases a vislumbrar, aunque solo sea brevemente, el tremendo amor que te tengo, la felicidad que me das cada mañana cuando, aún con mal humor, te veo despertar para ir al colegio con los ojos adormilados y los cabellos revueltos.
Como a las 11.15 minutos de la noche del 25 de noviembre de 1999, tras muchas horas de trabajo de parto, todas las dificultades se borran de mi mente cuando compruebo que estás bien, viva, sana, llena de proyectos. Doy gracias a Dios por haberme dado el regalo de conocerte, de ser tu madre, de poder abrazarte y poder decirte hoy que te quiero,y que deseo que pases un cumpleaños muy feliz. Nada en la vida me merece más la pena que saber que estoy ayudando a forjar a una mujer maravillosa, bella, íntegra y completa como tú.
Paula, mi princesa, mi niña adorada. No tengo mucho material para poder ofrecerte en tu cumpleaños, pero hoy, con esta entrada, quiero que nunca olvides que el amor inconmensurable que siento por ti nunca pasará, ocurra lo que ocurra y aunque el futuro se llene de complicaciones siempre estaré aquí.

sábado, 19 de noviembre de 2011

El gran empujón

Hoy ha sido un día de esos que podríamos catalogar de intensos en su grado máximo. Muchas cosas han pasado que sé que son trascendentes desde el pasado y hacia el futuro.
En varios ámbitos vitales se han producido cambios, reencuentros, limpiezas, percepciones, despertares...
El día ha comenzado como siempre pero yo sabía que no iba a ser igual a los demás. El reencuentro con mi consciencia mediante una auténtica bomba de energía maravillosa me hizo comprender que estaba en uno de esos días elegidos, en el que debía cerrar uno de esos círculos de los que hablaba hace pocos días.
Hace un año y medio conseguí publicar una entrada inacabada que se titulaba Mis recuerdos. En dicha entrada yo hablaba de lo traumático que había sido
para mí el paso por el colegio de monjas donde estudié y me refería a lo que me afectaron algunos hechos que experimenté en aquellos años en los que comenzaba a forjarse el ser humano que soy hoy. Mencionaba sin nombrar a algunas mujeres que me hicieron mucho daño. Un daño que hoy he podido paliar en gran parte.
Me reencontré con una profesora, monja ella, que me hirió profundamente hace 34 años. Hablé con ella y tras darse cuenta de lo dolida que yo había estado por aquello, me pidió perdón y me embargó una sensación maravillosa. Me había liberado de un fantasma que me acompañó todos estos años. La abracé, la perdoné y la besé con un afecto que no había podido sentir por ella nunca. Y ahora me siento feliz por ello.
Y he dado un paso más al frente porque sé que si consigo hacer lo mismo con la persona que me sometió a una gran humillación con 7 años habré dado un gran salto cuántico en mi propia evolución.
También he visto fluir las circunstancias personales hacia adelante por una serie de casualidades, o mejor dicho causalidades, que se han dado para conseguir un objetivo que llevaba mucho tiempo deseando. Hoy por fin sucedió. Y sé que es una inflexión hacia adelante, una esperanza a la reconciliación personal y sobre todo un agradecimiento a Dios por haberlo permitido.
Por último quiero decir que este reencuentro ha posibilitado que tome aún mayor consciencia de mis objetivos vitales deseados...He vuelto a sentir que tengo una misión encomendada por mí misma que me dará la felicidad total. Y esa misión pasa y finaliza por y en ayudar a los demás. Me dibuja la sonrisa en la cara cuando lo pienso...

lunes, 14 de noviembre de 2011

Tratando de cerrar círculos

Qué duro es pensar que una vez más me equivoqué en tomar decisiones vitales. Siento como todo se va desmoronando a mi alrededor y yo soy la única responsable de todo. Trato de que el amor me guíe siempre, a pesar de las circunstancias, pero una fuerza negativa lo va invadiendo todo y me cuesta seguir sacando positivismo desde dentro para enfrentarme. Y por eso uso la palabra, que me libera y me hace meterme hasta las entrañas de mi consciencia para guiarme de nuevo hacia ese sendero que no debo abandonar.
Sé que debe haber movimientos que arrasen con todo, que barran con todo lo malo que habita en mí, tanto dentro como fuera, porque el ave fénix vuelve a su estado de regeneración completa. No quiero rencores, ni malos rollos, ni seguir manteniendo abierto círculos que lo único que hacen es dañarme.
ES triste pensar que hubo una posibilidad de vivir el amor pero se marchitó aún antes de comenzar. Apenas fue un espejismo que me hizo albergar esperanzas de ser feliz en sea faceta de la vida, pero no ha sido así. Los sentimientos tal y como vinieron se fueron, dejando apenas una ilusión frustrada y un desencanto ante volver a vivir ese sentimiento.
No quiero sentirme triste, porque así emito una vibración que es muy baja, y se comienza el círculo de la atracción negativa.

Es ahora cuando tengo que obligarme a sonreir, a mirar con esperanzas el futuro y pensar que todo irá bien porque yo me lo merezco. Al final los sueños se cumplen y todo lo que deseo vendrá a mi vida.
Es desde ahí desde donde podré volver a recomponer mi corazón, con todos los huecos que se me han ido abriendo. Toca actuar, comenzar a pensar en otras cosas para que todo fluya de una manera más agradable.
No debo dejarme influir por vibraciones que hacen que me hunda, que pierda mi horizonte vital, que me alejen de mi esencia y de mis ilusiones. Soy valiosa y es una pena que no lo vean. Y más triste es que después de yo saberlo con certeza, esté empezando a dudar por tratar de verme en los ojos de otra persona. Creo que si pierdo la orientación de mí misma, estoy perdida, así que eso ya pasó. En el pasado se queda y desde ahora mismo, a mudar el presente, para que el futuro también mude.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Y otro año más


Han pasado otros 365 días desde el día que te fuiste y sigues tan vivo en mi corazón como siempre. Es más, creo que en las experiencias que he vivido durante este año he sentido que estás más vivo que nunca porque te he recuperado con una fuerza que ni yo misma esperaba y, por supuesto, no conocía.
Y lo mejor de todo es que sé que el próximo año te sentiré aún más porque tu esencia va impregnando mi alma de unas certezas que tus pensamientos, a través de tus palabras impresas, van entrelazando en mi subconsciente para hacerme aún más completa.
En tus libros voy encontrando respuestas a preguntas que cada paso me va planteando. Y me asombra la forma tan profunda que tienes para responder a mis cuestiones, siempre certero, amoroso y trascendente.
Cada día voy conociendo tu mensaje de amor eterno a través de experiencias personales incontables para oídos profanos pero que yo he vivido como ciertas, interiores, asombrosas. Estabas ahí, diciéndome que fuera valiente, que aunque las apariencias me llevaran hacia cometer algo malo yo debía dejarme llevar solo por el amor. Y lo hice. Y sentí el desgarro del amor y del dolor a la par. Unos ojos que reconocí de otro momento, de otro lugar, pero con la misma profundidad.
Sentí que el amor era eterno, inconmensurable, sin distinción de sexo, de relación personal. Ahora amor de padre, o de hermano, o de hijo, o de esposo. Siempre el mismo amor en sus múltiples formas. Y me pedías que me dejase llevar solo por ese sentimiento.
Cuán sabio eras papá. Cuán sabio eres ahora que me diriges desde el otro lado hacia el camino único, el de la vibración más poderosa y hermosa que existe: la del amor.
Y me siento muy esperanzada porque sé que lo que yo estoy viviendo ahora será lo que vivan muchos más seres humanos en no mucho tiempo.
Este despertar colectivo llegará para todos y me consuela que este mundo será de verdad conquistado por el amor verdadero, el profundo, el de las almas puras que van tomando conciencia de su propia existencia, el que tú soñabas y por el que luchabas.
Sembraste muchas semillas en tu vida, papá. Eras Buenaventura porque en tu nombre llevabas la esencia de tu condición. Eras un regalo que recibimos unos cuantos privilegiados que te conocimos y te vivimos en directo. Y aunque entonces no éramos conscientes de lo valioso que eras, ahora, más que nunca, tu mensaje trasciende, fructifica y se expande.
Solo me queda pedirte que sigas dirigiendo mis pasos por el camino correcto, decirte que te quiero con todo mi corazón y que siempre tendrás un lugar privilegiado en mis pensamientos, en mis recuerdos y en mi orientación vital.

viernes, 21 de octubre de 2011

El deber frente al corazón

Hoy he vivido un episodio en el trabajo de los que te hacen reflexionar. He visto ojos de odio, de rabia, de miedo o de inseguridad. Unos ojos en un proyecto de hombre que no sabe controlar sus impulsos. Y aunque al final la agresión ha recaído sobre mí misma el dolor que siento, más que físico, es interior: de pena, de impotencia, de desconcierto.
Sé que no ha habido intención de herirme a mí directamente, yo simplemente me he metido para evitar que una persona más débil recibiese esa rabia contenida.
Y entonces me pregunto ¿qué puede llevar a un adolescente a acumular tanta rabia contra sus semejantes como para no poder controlar sus impulsos más primitivos de agresividad?
Y me contesto a mí misma con una reflexión que deriva de la experiencia. Este chico está falto de cariño, se siente frustrado y ha considerado que imponerse violentamente sobre alguien inferior le va a dar el reconocimiento superior que no se da a sí mismo.

Y es cuando empiezo a hablar de la autoestima, y sobre todo de su falta.
¡Cuántas personas no son buenas personas simplemente porque no han aprendido a amarse a sí mismos! Y esa falta de afecto propio los hace no amar a los demás, los lleva a despreciar a los que consideran inferiores y solo pisoteando, avasallando, haciendo de su verdad la única y verdadera, consiguen malvivir consigo mismos.
Y es aquí cuando entra en jaque el título de esta entrada. El deber me ha llevado a tomar las medidas que la ley me exige, removiendo los mecanismos sancionatorios contra esa persona. Pero el corazón me dice que él es solo una víctima más del sistema, de nosotros mismos, de la deshumanización que estamos viviendo.
Es víctima de la programación a la que hemos sometido a su disco duro. Como ordenadores que nacemos limpios y vírgenes, dispuestos a recibir toda la información posible, el hecho de recibir solo malas órdenes, malas indicaciones y sufrir múltiples ataques virales, hace de nosotros seres más o menos operativos.
Si nuestro disco duro solo ha recibido mandatos negativos no se puede esperar de nosotros que seamos seres puros, sin tacha y bondadosos. Es más que probable que esos estímulos lleguen a desconfigurar el sistema que nos compone e incluso produzcan un bloqueo global y la persona, simplemente, ni se reconoce ni se siente parte del conjunto de la sociedad. Y por ello no siente reparos en ir contra todos. Porque no tiene directrices que le orienten en otra dirección. Solo tiene una programación basada en la maldad, en la dejadez, en la soledad o en la humillación. No hay amor que limpie los virus del disco duro y el sistema, cada vez más corrupto, lleva al alejamiento total de la conciencia.
Y ¿qué puedo hacer?. Trato de plantar semillas de amor pase lo que pase. Algunas personas me dicen que cómo es que no siento rabia, aunque sí sienta el dolor físico, y yo solo puedo decir que con ese sentimiento no voy a traer nada bueno a mi propio disco duro y por ello prefiero perdonar y dar amor. Lo prefiero, sí lo prefiero, y me redundo mil veces. Y al tomar esa determinación comienzo a sentir una gran alegría en mi corazón y tomo conciencia de que es el camino correcto.

jueves, 20 de octubre de 2011

Un mundo, muchos mundos


Si me he llevado varias semanas sin escribir, ha sido porque he estado reflexionando mucho ante una serie de acontecimientos que han ido a dándose en mi vida. Hoy, de vuelta al trabajo se me ha venido una idea a la cabeza y he decidido que ya era hora de empezar otra vez a dejar que mi mente hilvanase de una manera más o menos decente todas esas ideas que inconexas se han ido sucediendo.
Y lo primero, como siempre, ha sido buscar un título para la entrada. Esta vez ha sido fácil, porque todo se ha desarrollado en cada uno de los mundos que se superponen en mi vida y como pompas de jabón he tenido una visión cosmogónica de toda mi vida.
Yo, en el centro, he visto como cada acontecimiento de mi vida me rodeaba insertado en grandes pompas donde se desarrollaban las distintas facetas de mi vida, como si de pantallas de plasma esféricas se tratase. En una de estas pompas me he visto en el trabajo, con mis alumnos y compañeros. Ahí la Irene que se muestra es una persona afable y comprensiva, a la vez que hermética y prudente. Supongo que en esa gran pompa traslúcida he vivido los momentos más oscuros de mi vida y por ello una máscara de prudencia disfraza mi interior.
Otra gran pompa la he visto repleta de las personas que componen mi familia. Mis hijos, mis hermanos. En esa vida yo soy exigente y cariñosa, emotiva y disciplinada.
Esa vida me remueve el corazón en varias direcciones, desde el amor más profundo hasta la tristeza menos llevadera. También siento grandes cotas de esperanza...
Las pompas que ocupan mis amigos son diversas y a veces están interconectadas como si del Atomium de Bruselas se tratase. Mis amigos son parte de submundos maravillosos que interactúan conmigo en muchos de mis mundos y todos dentro del global. Es en alguno de estos espacios donde se desarrolla plenamente la Irene más auténtica, la que se vuelve transparente, la que no tiene miedo a expresar lo que piensa o siente porque sé que voy a ser comprendida en todos y cada unos de mis pensamientos.
Mis amigos me escuchan, me respetan, comparten algunas de mis ideas, o si no lo hacen, desde su punto de vista, tratan de abrirme aún más los ojos.
Y desde la perspectiva que ocupo, con una visión global de mi existencia, me pregunto qué capacidad tengo yo de explotar algunas de esas pompas que componen mi esencia.
Porque nada ni nadie me puede quitar el derecho de ser yo misma, de imaginar, de recordar, de volver a ser quien fui y de proyectarme hacia un futuro que sé que es cambiante y al mismo tiempo es parte de un proyecto inmortal.
Y en el convencimiento de no estar equivocada está mi triunfo. He despertado y sé quien soy, quien fui y puedo intuir quien seré.

Es maravilloso abrir los ojos y comenzar a ver mi vida desde esa otra perspectiva. Sí, soy muchas Irenes, todas las que habitan en cada una de las pompas de jabón, pero a la vez soy una, la que observa, la que está omnipresente en todas y cada una de esas vidas y la que permanece invariable en todas las circunstancias.
Son mis egos y mi yo, realidades distintas pero que forman parte de mí misma.
De la misma manera ahora soy más CONSCIENTE que nunca de la diferencia que hay entre la Irene que siempre pensé que era y la que ahora SÉ QUE SOY. La Irene dominada por la mente charlatana, frente a la Irene que se frota los ojos al despertar de su conciencia, que se plantea cómo ha sido posible vivir tanto tiempo alejada de mí misma si la respuesta estaba dentro.
Ahora comprendo la entrada que escribí en mis primeros intentos de escritora de blog. Resumía en "Vivir otras vidas" unos anhelos que me ocupaban la mente, sin saber que todo esto ya estaba hecho.

martes, 27 de septiembre de 2011

Y llegó la segunda parte

Ayer, comentando con una persona cómo pueden afectar las emociones al bienestar o malestar físico, me propuse seguir con mi reflexión personal sobre los bloqueos que a mi entender desarmonizan nuestra vida en general. En mi entrada del 1 de mayo "Cuando el silencio pesa" hice una reflexión sobre cómo el dolor mal digerido puede venir a desequilibrar a una persona y, por ende, la lleva a la enfermedad.
No sé si las casualidades realmente existen, pero resulta curioso que, tras la conversación de ayer, hoy un amigo del facebook me aportara toda la información que yo necesitaba para poder completar esa entrada inacabada, como si me empujase a transmitir a todas las personas que en algún momento me leen las claves para poder sanarse a sí mismas.
En aquella reflexión de mayo yo hacía un viaje virtual del dolor a través del cuerpo y trataba de mostrar el paralelismo entre las consecuencias de tragar el malestar bloqueando los chacras que conforman nuestra entrada natural de energía y la enfermedad. El bloqueo de dichos respiraderos de vida deriva en desequilibrios que orientan hacia posibles achaques o malestares y en el peor de los casos hasta enfermedades en distintos grados de gravedad.
No soy la primera que afirma que esto es así. En los últimos meses he leído mucho de muchos temas y he constatado que la propia comunidad médica está cambiando su visión sobre lo que es tratar a un enfermo de una manera holística. Es decir, nosotros no somos solo un mecanismo fisiológico que funciona siempre igual, ante todos los estímulos, que sana si es medicado y enferma si es atacado externamente por agentes patógenos, virus y demás. Somos mucho más. Somos energía pura y por tanto hay que saber trabajar con las energías para solucionar de raíz algunos problemas cuyos orígenes están dentro de cada uno de nosotros.
En otras palabras: nosotros somos, en gran parte de los casos, los propios productores de nuestra enfermedad. Unas emociones mal digeridas, unos estereotipos o arquetipos mal encajados, unos pensamientos negativos, una falta total de autoestima, los miedos irracionales, la represión de los sentimientos, los conflictos interiores etc, pueden derivar en enfermedades como la artritis, la impotencia, la frigidez, las hemorroides, la espondinitis, el insomnio, las otitis, las enfermedades oculares, los problemas en ovarios, próstatas y testículos...y así un largo etcétera.
Y cuando muchas de estas enfermedades se encadenan una tras otra y la persona tiene la sensación de estar continuamente enferma o que todo le pasa a ella es cuando tiene que pararse y hacer una reflexión sobre la vida que tiene, sobre la satisfacción o insatisfacción que su existencia le proporciona y debe comenzar a tomar las riendas para sanarse. Y esa sanación no va a pasar por medicarse y medicarse hasta que el bloqueo emocional encuentre otra salida, una vez por el estómago, otra por el lumbago, o por la garganta. El conflicto seguirá dentro en tanto la persona no solucione sus emociones y las enfermedades se seguirán sucediendo hasta un punto que puede llegar a ser sin retorno.

He leído en varios sitios que algunos tumores tienen su origen en este tipo de bloqueos. No puedo afirmar que eso sea totalmente cierto, pero lo que sí lo es es que no podemos dejar pasar día tras día sin tomar el control sobre nuestra felicidad. Y por qué eso nos va a pesar en el futuro no hay que esperar a mañana para comenzar a hacerlo.
A veces basta con pararse a pensar qué queremos, cuánto nos queremos, porqué de nuestros miedos, qué hace la rutina con nosotros para llevarnos a la insatisfacción, etc. Ese trabajo interior comenzará a liberar algunas tensiones y si es bien dirigido podrá ayudarnos a sanar.
Ahí es donde yo, y digo yo porque mi Yo lo ha experimentado positivamente, introduciría una ayuda externa. Y esa ayuda es la más bonita de las energías: el amor. El amor es el desatascador de nuestras emociones. En el momento en que nos amamos a nosotros mismos comenzamos a liberarnos de muchos bloqueos y nuestro cuerpo reacciona positivamente.
En mi caso, desde el primer momento comprobé que esa energía que puedo canalizar a través de mis manos y que es un regalo que todos tenemos a nuestro alcance, es energía de amor. Le podemos poner un nombre pero es solo energía, es solo amor, e indudablemente funciona. Con esa energía nuestros miedos reaparecen para ser superados, nuestros bloqueos comienzan a desvanecerse, la tristeza se acaba evaporando, las inseguridades se volatilizan y el equilibrio comienza a aparecer. Y de la misma manera comenzamos a dormir mejor, a sentir que nuestro cuerpo va recuperando el equilibrio y los achaques se van disolviendo. Sentimos que ya no nos duele tanto la espalda y que nuestro estómago funciona correctamente. Ya no sentimos frustraciones sexuales ni nos duelen los músculos. Mi garganta ya no molesta como antes y las otitis que me amargaban ya no aparecen. Mis reglas no me duelen y la sonrisa acude a mi cara con frecuencia.
Es decir, estamos sanándonos desde el interior y eso se refleja en el exterior.
Por eso si al leer esta entrada te sientes identificado con alguno de estos síntomas, no pases página y te marches sin reflexionar sobre ella. Quizás la solución a tus molestias está más cerca de lo que crees. No se pierde nada por probar porque ya hay mucha gente dispuesta a regalar esa energía de amor que muchos llamamos reiki que te puede ayudar a sanarte por dentro y por fuera. Y lo mejor de todo es que puedes llevar esa energía a tus propias manos y convertirte tú mismo en la herramienta que te sane.
Yo lo hice y ahora soy feliz todos los días. Un abrazo a todos y todas.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Mi camino hacia el amor


Hoy se acaba para mí el verano. Mañana vuelvo al trabajo después de un periodo de intensa y profunda transformación interior. Ya no soy la misma Irene que terminó el curso en junio. Una fuerza muy grande ha barrido los resquicios de inseguridad que quedaban dentro y me siento renovada, alegre, feliz y dispuesta a continuar dando el giro a mi vida que me merezco.
En este camino que se inició hace ya tiempo he tropezado con obstáculos que entorpecieron mi crecimiento. Algunos de estos obstáculos estaban directamente dentro de mí, y el descubrirlo me ha permitido empezar a retirarlos.
Buscaba afuera lo incómodo. Pensé que estaba trabajando desde dentro pero achacaba a la realidad exterior todos mis problemas. Y al ser consciente de mi error y rectificar todo se ha allanado de una forma que hasta me ha sorprendido a mí misma.
Ahora he entendido que los problemas son aprendizajes de la vida, que se te presentan en determinados momentos para que aprendas una lección importante. También he comprendido que todos tenemos una misión que cumplir y de la que por mucho que nos alejemos no podemos huir. Las señales van apareciendo. Las personas a tu alrededor te van dando las claves y comienzas a comprender que el amor es la fuerza que lo mueve todo.
Ya no me cuesta decirle "te quiero" a nadie que está en mi vida. Si está es porque lo quiero y si no está será porque no he aprendido a amarlo completamente. Incluso soy más feliz pensando que quiero a las personas que me han hecho daño, porque han conseguido hacerme crecer como persona, me han mostrado que el camino no es fácil, pero que siempre está ahí, delante de mí, y que si sigo por él llegaré a quererme aún más.
Porque a lo que sí he llegado este verano ha sido al encuentro conmigo misma. Por primera vez en mi vida me quiero como soy y estoy satisfecha y orgullosa de mí misma. Reconozco mi valía y el bien que he hecho en la vida de muchas personas. Evidentemente siempre me queda una parte de crítica por lo malo que haya podido hacer en mi vida, con mis actuaciones, palabras, omisiones o carencias. Pero me pido perdón por ellas y eso me hace sentir mucho mejor.
Ahora repito cada día, las veces que haga falta: Irene te amo, Irene lo siento, Irene perdóname, Irene Gracias. Y con esta fórmula tan sencilla voy reconfortándome cada día más, la alegría me inunda el corazón y me siento una bomba energética que puede irradiar hacia los demás ese amor.

También he descubierto que cada día, cada minuto es un regalo maravilloso del que hay que disfrutar, da igual que sea limpiando la cocina o tomándote un café con un amigo. Ambos momentos tienen su belleza y de ambos hay que disfrutar. Ambos momentos me hacen crecer como persona y a ambos los echaría de menos cuando mi cuerpo me impidiese acceder a ellos. Así que me siento agradecida cien por cien a Dios, al Universo, a mis amigos, a las circunstancias positivas y negativas que he vivido durante toda mi existencia, porque me han traido, por fin, a un estado de consciencia en el que me siento feliz por todos los poros de mi piel.
Así que pienso seguir trabajando con el mismo amor que siempre, tanto en la realidad exterior como en la interior y sé, esto convencida, de que todo lo que deseo lo tendré porque por fin encontré la única fuerza que todo lo mueve.
Ya mi padre lo cuenta en su libro "Portaceli". El amor es el motor de toda la existencia y sintiendo amor todo se consigue.
Así que si alguien está buscando a la Irene amargada, insegura, triste o cobarde, tendrá que buscar en otro sitio, en su propio interior, quizás, porque para mí esa se acabó para siempre. Y para recordármelo tengo a un montón de seres especiales a mi alrededor que me ayudarán en el momento en que se lo pida...Si es que soy muy afortunada...

jueves, 18 de agosto de 2011

¿Y por qué 25?


En una hora será mi cumpleaños. El Madrid y el Barcelona pelean en la tele por hacerse con una copita cualquiera y yo, aquí, reflexiono sobre la decisión que he tomado este año con respecto a mí misma.
Muchos se preguntarán que a qué viene la chorrada de querer cumplir este año 25 años en lugar de los 44 que indican mi documento de identidad oficial. Y puede parecer realmente eso, una chorrada, pero yo tengo mis razones, profundas y serias para tomar esa decisión.
Algunas de esas razones se fundamentan en el cambio que he experimentando en los últimos tiempos. He sentido que se ha cerrado un paréntesis vital que se inició allá por el año 1992, cuando cumplí efectivamente los 25 años en la República Dominicana. Entonces era una mujer bastante bella, tanto por dentro como por fuera, pero no era consciente de ello. Es ahora, tras todos estos años, en los que reconozco la persona que era y valoro a la que soy en estos momentos. El tiempo que ocupa ese intervalo ha sido importante en mi vida, no lo niego, pero en cierta medida dejé de ser yo misma. En algún momento de aquel año 1992 que fue año de eventos tanto personales como mundiales, con la Expo´92 o las Olimpiadas de Barcelona, me perdí.
Y seguí viviendo, tuve dos relaciones importantes en mi vida, sufrí rupturas amorosas muy dolorosas, me casé, tuve dos hijos, y terminé mi carrera. Mejoré en mi situación laboral y encontré satisfacciones estupendas en mi trabajo como profesora. Pero algo dentro de mí no iba bien. Me dejé. Y me fui escondiendo tras muchos kilos, en un proceso de autodestrucción que me llevó a dejar de reconocerme en la mujer que se reflejaba en el espejo. Y ello me llevó a la ceguera parcial, como si mi fondo me estuviera ayudando a no verme, porque esa carcasa no correspondía a la Irene que siempre fui.
Y por fin vino el cambio. Algo maravilloso ha ido descarnando, despellejando, o simplemente descubriendo a la Irene que era. Y como una flor fui quitando los pétalos hasta llegar al fondo, donde realmente estaba.
Y me he gustado. Y por eso este reencuentro requiere un revivir ese año que cumplí los 25 años para tratar de no cometer el mismo error y no olvidarme de quien soy. Quizás el año que viene me decida a cumplir los 45 que me corresponderán, pero lo que es este 2011 me salto los 44. Tengo que darle una gran bienvenida a la Irene que se quedó en 1992...
Así que me dedico una fiesta, tal y como hice en el caribe en aquel año, en la que reuniré a una parte importante de los amigos a los que quiero y me quieren. Y trataré de gozar de este día porque me lo merezco...

jueves, 11 de agosto de 2011

Mi secreto


El aire mece las hojas de los árboles y el sonido, relajante, penetra hasta mis oídos cual música suave, que busca incrementar el sosiego que siento en estos momentos.
Una multitud de moscas revolotea posándose por todos lados, también sobre mí. Al principio me sentía incómoda, pensando en que eran bichos inmundos que venían a perturbar la tranquilidad que el lugar me aportaba. Pero dedidí que ese no era un pensamiento positivo y que si pensaba en lo mal que me sentaba que las moscas se posasen sobre mí, más moscas vendrían a buscar el calor de mi cuerpo. Así que torné el pensamiento y resolví que cada mosca que se posa sobre mis piernas o brazos son besos que me manda alguien con todo su amor. Besos de mis amigos y amigas, de mi familia, de la alegría, la sonrisa, la vida, el amor. Y así no me queda otra que sonreir cuando una mosca patina sobre mi pantorrilla, porque pienso que soy muy afortunada al tener a tanta gente queríendome a la vez.
He terminado de leer el libro “El secreto” cuyo enlace os pongo aquí para que podáis leerlo si creéis que os puede resultar útil. En este libro se habla de la “Ley de la atracción” y del poder que tienen los pensamientos y sentimientos a la hora de crear nuestra felicidad. Está claro que quien quiera creer que esta ley existe y la lleve a la práctica puede modificar su vida. Y es que he comprendido que es cierto que lo que somos ahora es el resultado de nuestras acciones del pasado y que es “ahora”, en este preciso instante en el que vamos construyendo nuestro futuro. Y si queremos que ese futuro sea mejor de lo que fue nuestro pasado debemos construirlo desde hoy. Así que la opción de ser feliz con cada instante de mi vida ya me da gozo en sí mismo, y si ese bienestar real y actual sirve para crear un futuro mejor para mí, pues más me alegro ahora y más feliz me siento.
Desde el día en que decidí que el positivismo iba a dirigir mi vida y que siempre vería el vaso lleno las cosas han ido cada vez mejor. No me preocupo por si algo malo pasa en el futuro porque no pienso atraerlo con mis pensamientos. Sé que todo va a ir cada vez mejor porque hoy me siento feliz y completa.
También he decidido aplicar tanto los principios del Reiki, los del hoponopono y los de la Biblia ya que todos van en el mismo sentido de dar amor y perdonar, de regenerarse personalmente y de quererse a uno mismo.
Ahora me queda enfrentarme a lo más difícil. El libro “Portaceli” de mi padre me espera con la teología más profunda que se puede leer. Ahora voy comprendiendo mucho de lo que para mí antes era un auténtico jeroglífico. Este camino interior está facilitando mucho la comprensión de mi existencia y sé, estoy convencida de que hay una bifurcación en mi vida que está próxima y que me va a llevar a la felicidad completa. Un giro inesperado y esperado a la vez me está llevando, desde hoy mismo, a hace lo que verdaderamente quiero y me encanta.
Así que, una vez más, lo comparto con todos, en la esperanza de que quien me quiera, me comprenda y apoye y quien no me quiera, reflexione sobre que el secreto de la felicidad está dentro de cada uno de nosotros y solo viendo lo bueno, dando amor y siendo honesto con uno mismo se alcanza.
Ah, y por favor, amigos míos, dejad de mandarme besos que vuestras mensajeras, las moscas, son muy obedientes...

jueves, 4 de agosto de 2011

Mi particular Camino de Santiago

En estos últimos días estoy viajando mucho. Los kilómetros corren a mi alrededor y me maravillo de la belleza que me regala la Naturaleza por los lugares por los que voy pasando.
Mi periplo comenzó en mi Andalucía natal, que con su aridez del verano calentaba mi corazón en pos de una aventura. En la Mancha, don Quijote me saludó en El Aprisco, lugar en el que siempre parábamos de pequeños cuando íbamos todos hacia Pinilla, juntos en el Seat 1500 que tenía mi padre.
La sierra madrileña me acogió como siempre, con mucho cariño. Hemos sido los sevillanos del valle durante muchos años, y el cariño que doy a los que están allí me es recompensado con creces por los abrazos que recibo.
Mi viaje hacia el norte me llevó a Sierra, junto a Comillas, un lugar de ensueño. La casona es del siglo XIX y conserva todo el encanto de una casa antigua pero cuidada, con sus gran salón, su cocina kilométrica, sus múltiples dormitorios y sus baños con cristalera y visillos blancos, sus bañeras con patas o sus fotografías en blanco y negro de los antepasados.
Cantabria me enseñó sus entrañas en la Cueva del Soplao, sus hijos milenarios en el bosque de los árboles singulares, sus aguas en las múltiples playas que jalonan sus costas, sus impresionantes desfiladeros en el paseo a Potes, en las cercanías de los Picos de Europa, sus iglesias románicas, góticas...en lugares tan especiales. Cada día ha sido un aporte de nuevas vivencias y visiones espectaculares que enmudecían mis elogios hacia esa tierra tan variada y hermosa.
Su hermana, Asturias, le va a la zaga y también he disfrutado de su belleza. De Llanes a Ribadesella pasando por el singular Oviedo con su bella Catedral y su agradable centro histórico, en el que perderse y disfrutar (que de hecho me perdí)...
Y cuando he llegado a Galicia ésta me ha dado un guiño con un sol radiante para que me sorprendiera. Después ha sido fiel a su fama y las nubes han bajado al suelo para mostrarme la cara más húmeda de estas tierras. A 4 de agosto el sol no se ha asomado y he visto Santiago bajo una lluvia suave, casi imperceptible pero que finalmente nos ha calado hasta los huesos. En su Catedral he percibido la energía que los miles de peregrinos han ido dejando en este lugar con sus rezos y oraciones y que ha impregnado estas piedras. Me he emocionado abrazando al santo porque ese mismo gesto ha sido repetido por millones de personas y en esa estatua se recogen los deseos, anhelos y esperanzas de miles de ellos.
Apenas he andado 8 kilómetros del Camino de Santiago, y sin embargo he sentido que ha habido una transformación que me ha traído hoy hasta aquí. Realmente no había previsto venir a Galicia hasta unos días antes de salir de Sevilla, pero una llamada de mi interior me indicó que este era el camino físico que debía andar este año, en el que el camino interior está siendo maravilloso.
Aún no he acabado mi viaje, pero, en cualquier caso hoy he sentido que he cerrado un círculo que se inició hace unos meses...

sábado, 30 de julio de 2011

Paz interior


La paz me rodea estos días de descanso. El reencuentro con la naturaleza y conmigo misma ha formado un tanden de bienestar que me limpia completamente desde lo más profundo. Vivir alejada de las malas energías hace que renazca en mí la ilusión. Pero no una ilusión por el futuro, sino por cada segundo que vivo, que exprimo, que disfruto y que gozo en sí mismo.
He llegado a la conclusión de que lo que realmente es bueno es vivir el presente, el ahora, porque es lo único real que tenemos. No preocuparse es un síntoma de valentía ya que no tememos al futuro ni nos ponemos en guardia contra él. Ese futuro, como he dicho ya en varias ocasiones, será presente en su momento y la vida se encargará de darme los instrumentos necesarios para que también sea lo mejor posible. He podido comprobar en el pasado reciente que cambiar el chip mental cambia verdaderamente la vida, al enfocar las cosas desde otra perspectiva más amable.
Aunque muchas cosas negativas intentaron golpearme, yo, de gomaespuma, me adapté y escupí lo malo.
Hoy he soñado con un cambio de vida y eso me hace reflexionar para bien. Sé que hay otras opciones maravillosas que me llaman y que algún día tendré enfrente. Llegará pero aún no sé cuando...La vida me va a ir dando las claves para ese cambio, estoy convencida y sé que voy a continuar con esta felicidad interior.
Y Reiki tiene mucho que ver en ello. Siento que mi camino se va abriendo cada vez más hacia ello. La experiencia de voluntariado en Madrid me gustó muchísimo. Sentirte integrada con personas con una sensibilidad especial te hace ver que no eres ningún bicho raro y que simplemente eres más sensible que la media y no hay que avergonzarse por ello, sino todo lo contrario, sentirse orgullosa de ser así.
Lo que antes podría identificar como debilidad, ahora lo identifico como sensibilidad, bondad, o ganas de amar a los demás, y nadie va a conseguir que cambie para hacerme dura, fría o insensible. Solo siento no poder liberarme de algunos sentimientos malos hacia personas que me han hecho daño. Sé que el día que consiga perdonar, y olvidar, seré mucho más feliz, pero hoy por hoy no lo consigo porque cierto miedo irracional sigue anidando en mi pecho.
Así que a partir de ahora, a construir una vida nueva, sin dejar paso a la rutina, al desasosiego, a la incomunicación, al desamor...

jueves, 28 de julio de 2011

Paseos por Cantabria...


En estos días en los que me estoy dedicando a visitar Cantabria, he descubierto rincones tan variopintos y hermosos que no sé muy bien cómo comenzar a escribir esta entrada. Son tantas las sensaciones que me producen estos lugares que ni esforzándome soy capaz de expresarlas en este rincón virtual que me sirve, también, de cuaderno de viaje.
Ayer visité la Cueva del Soplao. ¿Qué puedo decir de una maravilla que escapa a toda lógica racional? Me impresiona como la naturaleza es capaz de formar, con el paso del tiempo, formaciones tan asombrosas como las que se encuentran en esta increíble cueva. Sus formaciones excéntricas son tan fascinantes e increíbles que los geólogos que las estudian no consiguen dar una explicación racional sobre cómo se forman. Estalagtitas y estalagmitas al uso, de esas que se unen formando columnas milenarias están por todos lados. Eso es normal en casi todas las cuevas que están abiertas a las visitas. Pero en esta cueva hay otras que se retuercen, que parecen corales blancos colados a los techos rojizos por el hierro o blancos por las calizas...Y se encuentran formaciones que asemejan a grupos de fantasmas de dibujos animados saliendo de las entrañas de la tierra, o un portal de Belén con todas sus figuritas, una gallina con sus polluelos o una impresionante lámpara blanca como la nieve.


Hoy he visitado el bosque cántabro e igualmente me ha sorprendido sentir el otoño en pleno julio. Un bosque con hayas, acebos, robles, helechos y musgo me transportó inmediatamente al bosque prohibido de los libros de Harry Potter. Imaginaba que en cualquier momento iba a aparecer por detrás de alguno de los impresionantes árboles centenarios (o milenarios) que allí habia, una araña gigante o un centauro mágico para corroborar que ese espacio no podía ser real. Pero lo era. Y al rozar con mis manos esos troncos sólidos y con tanta vida acumulada, he sentido que soy apenas un suspiro en la vida y que los momentos han de ser vividos plenamente, cada instante, disfrutándolos como algo único...

El paseo de la tarde nos ha llevado a otras vistas impresionantes de estas tierras. Hemos ido a las playas que circundan San Vicente de la Barquera. En Oyambre he descubierto porqué la carne es tan buena en estas tierras. Una granja, en lo alto de un acantilado ofrecía a las vacas una vida espectacular. De un lado, el mar Cantábrico se presentaba salvaje frenado por las rocas del acantilado, en el otro, las vacas podían observar, mientras pastaban en prados de un verde rabioso, la playa semicircular de Oyambre, azul del mar, amarillo de la arena, y verde de la montaña que besa la playa.
El baño, casi al atardecer, ha roto mis esquemas sobre el agua del Cantábrico. Mis niños, con sus nuevos neoprenos, entraron sin miedo en las aguas cristalinas de la playa. Yo, temerosa, algo avergonzada al mostrar mi blanca piel en mi primera exhibición de biquini postdieta, me acerqué a la orilla. El agua, cálida y suave, me besó los pies y me incitó a zambullirme en su seno. Será por el impacto térmico que sufrí la semana pasada en la cascada del Purgatorio o porque me estoy acostumbrando a estas temperaturas, pero el hecho es que me he sentido maravillosamente bien dentro del agua...Salir de ella ha resultado más duro, porque el sol de la tarde calienta poco y apenas se superarían los 22 grados. Así que he llegado a casa con la piel bien curtida por el mar y el frío.
Mañana será un día más para disfrutar por estas tierras que me parecen infinitas, con miles de paisajes, olores y sabores.

lunes, 25 de julio de 2011

Reencuentros maravillosos

Cada año, cuando vuelvo al pueblo, siento que revivo con cada reencuentro que tengo aquí. El volver a ver a mis amigos y a mi familia, me hace volver a sentir sensaciones que se olvidan durante todo el año y que recupero en estas calles.
Este año ha sido muy especial por muchos motivos. El bienestar que siento interiormente se ve reflejado en mi exterior y los que me conocen desde siempre lo han percibido. Me he sentido muy reconfortada cuando todos me han dicho que me ven estupendamente y no me he privado de explicarles cuales han sido las claves de mi éxito personal: sobre todo quererme a mí misma.
Ha sido especialmente divertido cuando me he reencontrado con un chico al que no veía desde hace 25 años y que me ha dicho que estoy igual que siempre...Me he reído porque en cierta medida tiene razón, ya que mi aspecto físico se asemeja mucho más a la Irene que fui hace todos esos años, que a la que era el año pasado, pero él no me había visto.
Así que me he paseado como una pava orgullosa por todo el pueblo regocijándome en semejante piropo lanzado desde el desconocimiento.
Aquí en este maravilloso pueblo viví unos veranos e inviernos maravillosos y asenté amistades de por vida. Como la canción de Celtas Cortos "Veinte de abril" "Ya no quedan casi nadie de los de antes...y los que hay...han cambiadooooo". Sobre eso hemos hablado hoy largo y tendido Carlos, Yolanda y yo, los de la pandilla de los ochenta...los que quedamos todavía por estos lugares y lo que la vida le ha traído a cada uno.
Por un lado te sientes agradecida de poder estar aquí. Otros, como Raúl y Pablo murieron prematuramente y su recuerdo sigue vive en muchos de nosotros que todavía los percibimos por los rincones del pueblo. Muchos se marcharon y nunca volvieron y la imagen de ellos quedó congelada en nuestros recuerdos con sus 15, 18 o 21 años...Es más que probable que si me cruzase con alguno de ellos difícilmente los podría reconocer.
Cada año, cada verano, esos 15 minutos de encuentro hacen que te esfuerces por resumir lo que has hecho con tu vida los últimos 364 días y tratas de mostrar la cara amable de la misma. ¿Porqué hablar de lo duro que ha sido trabajar en una atmósfera adversa? Tampoco apetece contar lo complicado que resulta tomar decisiones que afectan a tus hijos pero que necesitas tomar ya, porque si no, sientes que te mueres por dentro. Yo he optado por hablar de lo bien que me siento, de lo maravilloso que es transformarse por dentro y encontrarse y quererse a uno mismo. He tratado de reflejar mi positividad, mi convencimiento de que si pienso que todo va a ir mejor, eso ocurrirá, porque tengo dentro mucho amor para entregar, mucho cariño para compartir y necesariamente la vida te recompensa con lo mismo.
Y curiosamente instantáneamente he visto que las personas están más predispuestas a escuchar ese discurso que las penas que las enfermedades traen, las dificultades económicas o las frustraciones familiares. Todos necesitamos flotadores a los que agarrarnos para mantenernos arriba y en algún caso he sentido que soy un flotador...y me ha gustado...
Mañana me marcho hacia el norte, al lado de Comillas, en Santander. El año pasado también estuve allí y me fascinó su Románico, sus iglesias diminutas y perdidas que transmitían espiritualidad a raudales, su naturaleza verde y generosa. Allí no habrá más reencuentro que el que tendré con mi prima y su familia, pero igualmente gratificante y hermoso...Me encanta viajar y descubrir, lugares y seres humanos...

jueves, 21 de julio de 2011

Mi visita al Purgatorio

Cuando la vida te da la oportunidad de viajar tienes que estarle agradecido. Cada lugar que se visita aporta en nosotros un paquete de experiencias que enriquece nuestro disco duro y nos hace cambiar las perspectivas.
Eso me ocurre cada año cuando tengo la suerte de visitar otros lugares. Da igual que ya haya ido antes, pero el mismo hecho de ser algo esporádico, hace que las cosas aparezcan ante mis ojos de otra manera y sienta que el lugar es nuevo.
En estos días estoy compilando una información muy diversa de cada uno de los lugares que visito. La sierra tiene eso: es igual y al mismo tiempo diversa. El río siempre está ahí, pero cada recodo del mismo te ofrece una imagen diferente y hermosa, que te hace reflexionar y sentirte muy bien. Los bosques, salvajes o cuidados, dejan pasar la luz del sol de una forma peculiar. La espesura de las copas de los robles o pinos, te refrescan o te hielan, según esté el día y las mariposas revolotean a tu alrededor como si de hadas mágicas se tratasen, haciendo que quieras ser la niña del exorcista para poder seguir su vuelo circulante.
He gozado de las cascadas que los ríos forman en su cauce. Alguna, salvaje y escondida, han supuesto un reto interesante para mis poco acostumbradas piernas. Las subidas a las rocas en busca de su belleza, han sido auténticas torturas física que, en cierta medida, justifican el nombre que recibe: la Cascada del Purgatorio. El trayecto hasta la misma es tan largo y escarpado que da tiempo para reflexionar, purgar todos nuestros pecados y renovarse una vez que se llega al crepitar de sus cristalinas aguas.
El zambullirme a sus pies ha hecho que por primera vez haya sentido que la lengua se me dormía. El agua estaba tan fría que consiguió que toda la sangre de mi cuerpo abandonase sus lugares naturales y acudiese velozmente a proteger mi pecho del impacto térmico al que estaba siendo sometido. Pero esa fusión con la naturaleza me hizo sentir una más en ese entorno. Aceptaba sus reglas y la naturaleza me recompensaba con un despertar físico desconocido.
Te sientes tan frágil y vulnerable y al mismo tiempo tan importante que esa confluencia de sentimientos te cambia las perspectivas.
Todo ha sido como un bautizo a una vida nueva, siempre profunda, siempre atrayente, siempre positiva. En aquella cascada he dejado mucho de lo malo que traía. Esas visiones que nublaban mi entendimiento vital se han disuelto en las transparentes aguas saltarinas de la Cascada del Purgatorio y los pecados que quedasen pegados a mi piel han salido huyendo ante el impacto del gélido elemento.

lunes, 18 de julio de 2011

Una llamada que quiebra las defensas

No ha pasado ni una hora desde que escribí mi anterior entrada y ya no me siento como antes. Una llamada me ha derrumbado las defensas y ha hecho que un torrente de tristeza me embargase de repente. Y me doy cuenta de que sigo pecando de tonta por dejar que unas palabras se introduzcan en mi cerebro con la única intención de hacerme sentir mal conmigo misma. Y no es solo una, sino otra y otra y otra llamada en las que va derrumbando cualquier resistencia para al final pegar la puntilla y hacerme caer.
Esto me pasa por tratar de hacer que las cosas fuesen de la mejor manera posible . Quería llevarme aceptablemente bien con el padre de mis hijos porque pensaba que sería positivo para todos, pero ahora me doy cuenta de que sigue siendo el mismo hombre que trataba de hundirme anímicamente con sus palabras, liosas, ofensivas, confusas e hirientes. Y lo conseguía.
Ahora mismo un torrente de lágrimas recorre mis mejillas y soy consciente de que eso me va a hacer sentir mejor. Ese dolor no puede asentarse dentro porque no lo voy a dejar.
He querido ser consecuente con mi actitud vital más reciente y he tratado de transmitir al máximo mi positivismo. Pero ha sido imposible. El influjo del negativismo, del pesimismo, de la desesperanza ha acabado por alcanzarme.
Y lo peor es que he recordado muchas cosas que estaban ya curadas. Y he sentido el proceso del dolor otra vez en mis carnes. La pena en la garganta, la angustia en el pecho y la intención de guardarse. Pero no lo he dejado. He recurrido a mí misma para no dejar que eso se asentase en mí y por eso ahora lloro. Siento pena, pero esa pena no se va a quedar conmigo.
Tras muchas más interrupciones motivadas por otras tantas llamadas, voy asumiendo que la vida también debe girar en este aspecto. He dejado todo a medias, pensando que sería más fácil para todos facilitar el proceso de adaptación. Pero me equivoqué. Así es más difícil. Las ligaduras no consiguen romperse del todo si se intenta comprender lo que una mente desvirtuada trata de contarte. Acabas confundido, sin un horizonte claro al que agarrarte y entonces empiezas a caer.
Entiendo el dolor ajeno. Entiendo que sea difícil entender que los errores cometidos en el pasado han llevado a un presente que no es lo que queríamos, porque hemos perdido mucho de lo que antes ni valorábamos. Me duele mucho haber provocado tanto dolor en un ser humano, pero llegó un momento en el que yo misma peligraba. Dejé de ser yo para convertirme en una sombra de mí misma. Dejé de quererme porque no sentía que me quisieran. Dejé que me pisoteasen y acepté todo por un supuesto amor y compromiso que no rendía nada en ningún aspecto.
Y porque lo dejé todo me perdí. Sin orientación la Irene que renació de esos escombros ha luchado mucho para rehacerse desde lo más profundo. Y había recursos. Unos humanos y otros más imcomprensibles. Pero me ayudaron en algo tan fundamental como es quererme a mí misma.
Le he pedido que me lea. Que busque mi blog por el mundo virtual y aprenda a conocerme. Dos años de blog y solo leyó una entrada. ¿Cómo pretender creer que te aman si verdaderamente no han hecho por conocerte?. Aquí estaba todo: mis miedos, mis ilusions, mis logros, mis fracasos...De haber habido un interés quizás las cosas habrían recorrido otro camino.
Pero eso ya es agua pasada y ésa no mueve molino. Ahora me toca descansar que mañana se viaja y ya llevo unas horas de sueño atrasadas. Me voy sintiendo mejor. Esto se curará pronto...

Y comienza mi periplo

Llevo días preparando mis ojos para nuevos encuentros. Aunque las circunstancias me lo han tratado de poner duro, yo he seguido al frente y por fin voy a poder contemplar nuevos lugares que me llenen de experiencias que ver y contar. Trataré de absorver cada sonido, cada olor, cada color en los rincones de España que quiero recorrer con mis hijos en estos días. Quiero pararme a observar, a analizar, a engullir las particularidades de cada lugar.
Mi primera parada me llevará a un lugar al que amo profundamente. En Pinilla aprendí que un amigo puede durar toda la vida si uno así lo quiere y aunque pase el tiempo y la vida mantenga separados a estas personas, el reencuentro es siempre emocionante. Allí volveré a ver a personas que representan mi pasado y mi presente. El entorno, idílico, me hace revivir los encuentros narrados por mi padre en sus preciosos romances y a medida que voy haciéndome mayor, aprecio mucho más cada rincón de ese lugar, sus plantas, sus rocas, sus montañas, sus aguas, su frescor.
Es en Pinilla donde soy consciente de que la mayoría de nosotros no sabemos apreciar lo que tenemos hasta que lo tenemos lejos. Y es algo recurrente en mi vida echar de menos los paseos junto al pantano, bordeando el río Lozoya hasta las pozas, observar los peces que nadan a contracorriente, e incluso oler la variedad de plantas que rodean el pueblo.
Pinilla es un lugar que puedo imaginar hace más de setenta años, porque mi padre, mi abuela y mi tío, describían cómo era su vida en sus memorias, y el pueblo, aunque muy cambiado, sigue conservando esas particularidades que hace que el que vaya se enamore de su entorno y necesite volver.
Esa será mi primera parada y espero contar, en una semana, que ha sido todo estupendo. Tengo ganas de ver a viejos amigos que siguen veraneando allí, se han casado con personas del pueblo, o simplemente decidieron que ese pueblo seguiría formando parte de sus vidas.
Mi viaje continuará hacia el norte, pero eso ya os lo cuento más adelante...

viernes, 15 de julio de 2011

Una gran efeméride


Me he llevado todo el día pensando que mi padre habría cumplido 90 años este día que acaba de finalizar. Todos los 14 de julio que recuerdo se celebraba el cumpleaños de un señor, que era todo luz y amor. Normalmente el día 16 se celebraba junto al santo de las Cármenes y el de los Venturas, el cumpleaños de mi padre y de mi hermana y era una oportunidad de reunirnos.
Ya todo aquello acabó. La unidad se desintegró el día en que ese ser de luz desapareció de nuestras vidas. Cada uno empezó a vivir para sí y la familia dejó de ser lo importante para dar paso a los intereses particulares. El núcleo de los García se quebró para dar paso a muchos otros apéndices del mismo apellido pero con intereses enfrentados entre sí.
Es en estos días en los que reflexiono sobre lo que ha pasado en mi vida en los últimos años, cuando trato de comprender qué mecanismos han sido necesarios para que una familia que se reunía por Navidad y disfrutaba de risas y complicidad, haya llegado a este punto.
Trato de imaginar qué ha hecho que cambiemos tanto como para que el abismo haya sido insalvable entre algunos de nosotros. Creo que el egoísmo, la envidia, la maldad, han llevado a algunos a la ceguera emocional. Está claro que yo soy medio ciega de un ojo, pero los ojos interiores los tengo cien por cien activos. Otros, quizás, tienen los ojos físicos muy bien, pero está claro que el tercer ojo, el que ve más allá, lo tienen más que bloqueado. Un gran candado les impide ver su propia actuación vital.
Y si he lamentado todo esto ha sido porque algunos miembros de mi familia son desconocidos para mí. Los miro y no los reconozco como aquellos hermanos con los que jugaba cuando era pequeña. Es como si hubiesen muerto y tras el duelo me queda recordar a los seres que un día fueron, que nada tienen que ver con los seres en los que se convirtieron.
Otros, sin embargo, han seguido la estela de mi padre. Su trayectoria vital ha demostrado que la semilla que aquel maravilloso hombre plantó en nosotros fructificó de la mejor manera posible, dando paso a personas estupendas.
¿Y yo?. Quizás me he quedado a medio camino entre unos y otros. No he llegado a fructificar como estos últimos pero tampoco he llegado al grado de atrofiamiento de los primeros. El encontrar la luz en el momento adecuado me ha hecho reaccionar a tiempo y enmendar cualquier atisbo de egoísmo o incorrección. Y en ese camino estoy. Cada día más orgullosa de mí misma, porque sé que si mi padre me pudiese mirar hoy sonreiría por mi trayectoria vital. Porque esa trayectoria solo la sé yo porque forma parte de mi yo más interior y sé que ahí he ganado la batalla a todos mis miedos.
Hoy habría cumplido 90 años y ya no está físicamente aquí. Pero su presencia es constante en mi vida. Desde la pared de mi salón me observa en esta fotografía en la que aparece lleno de vida, dispuesto a enfrentar todos los retos que la vida le presentase ante sus ojos.
Y fue un triunfador como ser humano, como hombre, como padre, como marido, como hijo.
Y una vez más le dedico una entrada porque quiero compartir con todos mis amigos el orgullo de haber conocido a un ser de luz, con todas las letras, a un ángel de la guarda que me guía continuamente y hace de mí una persona mejor. Felicidades papá.

lunes, 11 de julio de 2011

Hoy: Diez mil visitas


Cuando apenas queda UNA para que llegue a las 10000 visitas a mi blog y a su segundo aniversario quiero hacer una parada para reflexionar qué ha significado escribir en este espacio virtual para mí.
En principio mi idea era tratar de verbalizar lo que unos ojos enfermos eran capaces de captar de una realidad cambiante que los circundaba. Así comencé, tratando de descubrir cuál sería la primera palabra que desencadenaría cada una de las entradas de mi blog.
Poco a poco fui adentrándome en mis pensamientos más antiguos, más profundos, más simples o más inquietantes. Aprendí a analizar mi entorno físico y a las personas que me rodeaban. Es en ese momento cuando me empiezo a dar cuenta de que lo que ven mis ojos no es solo algo físico, sino algo mucho más íntimo y personal que se visualiza con el corazón.
Y es cuando comienza mi verdadera andadura bloguera.
En este espacio virtual he descubierto quien soy verdaderamente. He desnudado mi alma ante gente que me quiere y también ante los que no lo hacen. Y a pesar de las advertencias de los primeros ante los ataques de los segundos, no me ha importado seguir escribiendo en los mismos términos. Porque decidí que nada ni nadie volvería a hacer que me escondiese. Y que sería feliz siempre, a pesar de los pesares porque la vida es tan bella y ofrece tantas posibilidades que es absurdo perder el tiempo quejándose, haciendo daño a los demás, abandonándose a uno mismo...
En este blog también he tratado de describir aquellos lugares que me han impactado de alguna manera. He descrito un viaje, una iglesia, una realidad...y el releer esas entradas me ha hecho revivir cada momento como si de nuevo estuviese allí.
He conseguido profundizar en las personas que me rodean, en mis amigos, en mis hijos, en mis alumnos y ese encuentro íntimo con la humanidad me ha hecho comprender mi propia realidad.
También me ha acercado a un mundo espiritual en el que la figura de mi padre ha aparecido recurrentemente como guía en mi cambio interior. Su ejemplo ha permitido que eliminase cualquier resquicio de maldad o resentimiento que me quedase dentro.
Sé que puede parecer un contrasentido que escriba esto último, dado que hago referencia a los malvados en distintas entradas de este blog. Y es porque soy humana y como tal, aunque trato de perdonar el daño que recibo, también me rebelo ante la injusticia con reprimendas a esas personas que se alejan cada vez más de la bondad.
He descubierto en este viaje bloguero que me importan las personas, que odio la hipocresía, aunque también odie odiar.
He sido consciente de la importancia de los amigos, los de siempre, los nuevos, los que vendrán, porque ellos me enriquecen con sus personalidades, con sus experiencias, con sus consejos.
En este blog he hablado de la transformación que el Reiki ha supuesto para mí y de la alegría que el encuentro con Dukan y compañía ha representado en mi cambio físico exterior. Todo ello ha permitido que renaciese una nueva Irene, que no es otra que la Irene de siempre, con los mismos defectos y debilidades, pero mucho más rica en todos los sentidos (menos el económico, me temo).
Concluyo esta entrada agradeciéndole a todas las personas que me han leído en estos dos años, sus comentarios, sus muestras de cariño y apoyo en los momentos malos, sus críticas (la mayor parte de ellas constructivas)y su fidelidad.
Y aunque pueda parecer una tontería un par de lágrimas recorren mis ojos en este momento al ser consciente de lo importante que sois para mí. Un beso. Irene.