martes, 16 de febrero de 2016

Impaciencia

Saber esperar es un arte que tampoco domino, como no sé ni pintar, ni componer.
A veces me cuesta ser paciente. Soy impulsiva porque quiero vivir ya, mi presente, como si la vida se me fuese a pasar si no la viviese de un sorbo inmediatamente.
Siento como el tiempo pasa tan veloz y apenas hago nada de lo que deseo, que cuando siento una oportunidad delante quiero cogerla captarla, sentirla y vivirla: Carpe diem.
Mas también eso produce tal frustración que no sé cómo encajar en una vida tan simple como la mía toda la emoción que busco.
Impaciencia, cruel, ¡no me domines!. Las cosas pasarán cuando deban de pasar y solo me queda asumirlo.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Y la vida me regala otro momento inolvidable

Yo tenía 6 años.
Acostumbrada a estar rodeada de hermanos el estar en aquel colegio sola me hacía sentir extraña. Solo fue un año de mi vida, pero nunca podré olvidar aquella mañana.
Vinieron a buscarme. Vino mi hermano y ya en sí eso era una novedad.
Habías nacido ese 15 de octubre.
El pequeño Álvaro cumplía ese mismo día 5 años y viniste a regalarnos a todos tu presencia.
"Parece china" fue lo que pensamos o dijimos los dos pequeños cuando te vimos.
Una carita sonrosada con unos ojos rasgados fue lo primero que vimos de ti.

Hoy, 42 años y unos meses después de aquella mañana, vuelvo a sentir la ilusión de una niña pequeña al pensar que en breve serás madre por primera vez.

La emoción nace desde lo más profundo, de ese lugar donde el amor es infinito y que se desborda en momentos como estos.
Valentina está al nacer, en horas, en días...pero pronto podré volver a experimentar esa sensación que me embargó hace ya cuatro décadas.
Y me siento inmensamente feliz porque ha sido una niña muy soñada, muy deseada.
De alguna manera siento que, aunque yo solo soy una tía más de las muchas que esta niña tendrá al nacer, algo he aportado a que estuviese aquí, tan cerca de nosotros.
En estos últimos años he trabajado tanto con la bioneuroemoción, la biodescodificación, los duelos familiares, las constelaciones..., en un intento de liberar a mi familia de las cargas de nuestros ancestros, que de alguna forma he contribuido a facilitar que los impedimentos que se arrastraban se fuesen disolviendo en el olvido.
Siento que esta niña va a ser un alma nueva, increíblemente bella por dentro, libre de todas las cargas que hemos ido arrastrando muchos miembros de la familia. Esas cargas que por una serie de circunstancias no nos competían de una forma directa, pero que por fidelidad al clan familiar íbamos incorporando a nuestros "discos duros", con programas dañinos que se ejecutaban cuando alguna similitud con actuaciones pasadas se repetía...para sanar, para reparar y tristemente también para sufrir...
Eso queda atrás.
Ahora solo deseo que Valentina nazca pronto, sana, bella, radiante guerrera del amor. Y que sea receptora, a su vez, de todo el amor de esta familia que pone sus esperanzas en que crezca feliz.
A ti, queridísima Beatriz, te deseo toda la fuerza necesaria para hacer un trabajo de parto que sea aceptablemente fácil, aunque parir no lo es. Te deseo mucha paciencia para reajustar tus hormonas que andarán muy locas durante semanas. Te deseo clarividencia para vislumbrar qué quiere de ti tu hija cuando quiera comunicarse de la única manera que ella sabe, llorando. Te deseo mucho amor.
A veces quisiera poder dominar las palabras para expresar lo increíblemente feliz que estoy imaginando a mi padre, en otro plano, viendo como una heredera de su clan, ahora libre de ataduras, echa a andar en esta nueva experiencia humana.
Valentina, querida, estamos esperándote.

viernes, 5 de febrero de 2016

La Tristeza (Tema propuesto por alumnos)

¿Porqué me siento triste si quiero que la alegría inunde mi corazón cada minuto de mi vida:
¿Porqué existe la tristeza?
Porque a veces el corazón necesita sentirse oprimido para comprender y reconocer el valor de todo lo bueno de la vida.
La tristeza es una gran maestra que nos visita algunas veces para enseñarnos a valorar todo lo bueno que nos rodea.
 A veces en la vida vivimos como si tuviésemos permanentemente una venda en los ojos. Nos quejamos por pequeñas tonterías porque no somos capaces de ver la gran inmensidad que nos rodea.
Y viene la tristeza, acompañada de un momento trágico de nuestra existencia, y nos quita ese pañuelo que no nos deja ver.
Y sin ese impedimento nos empezamos a dar cuenta de cuán afortunado éramos y no lo valorábamos.
Teníamos amor, amigos, sonrisas, personas que nos aportaban su tiempo...y no los veíamos
Solo cuando somos conscientes de esa gran fortuna que nos rodea empezamos a valorar la vida, y a veces es ella, "la tristeza", la que permite que finalmente despertemos.
No es malo, pues, estar a veces triste. Esa profesora nos enseña cada vez que nos olvidamos de dar las gracias a la vida por todo lo bueno que nos regala.
Una vez que ese aprendizaje se inserta para siempre en nuestro corazón la tristeza vendrá cada vez menos, y las circunstancias tristes se verán como lecciones, que se aprenden, que se agradecen y ya solo toca que retornen la alegría y las ganas de vivir.
No hace mucho escribí sobre la metáfora de mi vida equiparándola con un libro. ¿Cómo insertar este capítulo en él?
Hay momentos en los que el capítulo "Toca estar triste" aparece irremediablemente.
Es cuando pierdes a un ser querido, sientes una gran decepción porque alguien a quien quieres te abandona, te hiere, te defrauda.
En ese momento es cuando debemos pararnos, reflexionar, llorar y después dejar paso al sol, a la alegría, al agradecimiento porque hemos de comprender que no existiría el crecimiento personal sin esas lecciones que duelen en la vida.
Pero si la voluntad de salir cuanto antes de esa emoción se impone, pronto volveremos a sonreir. Debemos trascender al dolor, aceptándolo como necesario, pero no volviéndonos esclavos de él.
Las personas que no quieren superar la tristeza son aquellas que se deprimen y solo quieren ver el mal en los demás. Se reconcomen en su dolor y se sienten las únicas protagonistas de su tragedia, como si nadie más en el mundo hubiese perdido un ser querido, por muerte, por abandono, por enfado...
Así que, cuando la tristeza te embargue, inicia un diálogo interior con ella y dile claramente, mirándole a esos ojos sin vendas:
"Te agradezco todo lo que tu presencia me ha enseñado. Soy un buen alumno y he aprendido a ver todo lo bueno que tengo a mi alrededor. Agradezco la vida que tengo y el amor que me rodea. Puedes marcharte"