sábado, 25 de diciembre de 2021

La peor Nochebuena

Ha llovido a mares y he vuelto de llevar a tus sobrinos a Sevilla. La manta de agua se abría a mi paso como el telón de un gran teatro en el que podía ver las cincuentaytantas Nochebuenas anteriores: cuando éramos niños y en el gran salón de mármol y azulejos azules del Colegio donde vivíamos,  tocábamos la pandereta frente al portal de Belén que montábamos cada año; las que pasamos en plaza del Giraldillo cuando no te tocaba trabajar. Risas, chistes, fotos y hablar horas y horas. 
La del año pasado se nos fastidió por un malentendido y era la última de nuestra lista de Nochebuenas juntos.
Y aunque llovía a mares mis lágrimas han ganado a las gotas que corrían en carrera por el parabrisas. Porque el alma se me ha partido como nunca y el vacío que se ha quedado jamás se rellenará con nada. 
He comprendido mucho más de mí misma con tu partida, pero necesitaba la conexión actual, hablar más contigo de todo ello y que los descubriéramos juntos.   

jueves, 21 de octubre de 2021

Poemas de después

Inmortalidad

Que brote la lava de mi alma,
que arrastre el dolor de mi pecho
y las burbujas ardientes
barran al olvido la pena de la ausencia.

Y cuando el frío llegue
y vuelva roca los despojos del dolor
construiré una estatua eterna
sobre la base de la tierra herida.

Lamo mis heridas y escuece.
Enjugo mis lágrimas a solas
y espero que las almas inmortales
se reencuentren en los sueños.

Cierro mis ojos muy fuerte
y buceo incansable en mis recuerdos.
Y busco y encuentro un haz de mil luces
que me conducen al infinito.

Y allí estábamos nosotros,
cabalgando monturas que no están
y renacieron en mi mente
para que nos encontrásemos de nuevo.

Y volvimos a ser felices
durante el tiempo que florece
una efímera pompa de jabón
luminosa, brillante y etérea.

Y despertar de ese sueño
regó de esperanzas mi vida
¿habrá más sueños, más recuerdos
que te acerquen a mí?

Somos la frágil brizna que vuela
tras vivir agarrada en suelo seco,
esa que valoraba el pobre nutriente
como el manjar imprescindible
y que al volar observa
que hay mil prados donde nacer,
más verdes, más ricos y dulces,
y el desierto solo fue un paso más.
Habré de regar de amor mis raíces
para reverdecer mi erial en paraíso
mientras espero, confiada,
que el próximo viaje será mejor.

Lo que ya no vuelve

Volverán las primaveras
a sonreír en mi ventana,
y quizás mis labios
jueguen a imitarlas.

Volverá el sol
a calentar mi alma fría,
y quizás sienta 
que el corazón late.

Volverá la luz
a iluminar los senderos oscuros,
y quizás vea
aun con los ojos cerrados.

Volverá el amor
a llamar a mi puerta,
y quizás viva
para poder reconocerlo.

Volverán los amaneceres
a anunciarnos esperanza,
y quizás me despierte
a una nueva realidad.

Pero las primaveras
ya no serán tan verdes,
ni el sol tan cálido,
o la luz tan brillante.
Cuando el amor me llame,
no llenará los vacíos
y acabaré viviendo
un eterno atardecer...

miércoles, 22 de septiembre de 2021

No vale decir hasta nunca

Hoy vi tu cuerpo por última vez. Pocos minutos después eras humo y cenizas que quedaron en nuestras manos.
Y tu ser... voló la noche del domingo y hoy se ha diluido entre las lágrimas de cientos de familiares y amigos que hemos ido a despedirte. 
Has quedado impreso en nuestros corazones para siempre, porque, Álvaro, eras nobleza, gallardía, caballero andante, fuerza y honor.
He perdido al hermano pequeño, al adolescente intrépido, al adulto responsable y al motorista apasionado. Te has marchado joven, como siempre sospechabas, dejando una huella imborrable reflejada en tus hijas.
Nunca imaginé tener que despedirte, porque al igual que los padres no deberían despedir a sus hijos, ningún hermano mayor debería tener que decirle adiós al pequeño. 
Atrás quedará el niño rubio que me acompañaba vestido de flamenco, el rocker ochentero que enamoraba a mis amigas por la simpatía y por esos ojos verdes heredados de papá, al adulto que, como buen vecino, pedía y prestaba las más que variadas cosas.
Echaré de menos esos audios de WhatsApp que me mandabas porque eras puro ímpetu y de uno a otro podías decir dos cosas diferentes y aún así ser coherente...
No quiero decir adiós, porque en mi fondo sé que nos volveremos a encontrar, aunque sea con otra carcasa, en otra época, o simplemente como seres etéreos. 
Me dirías que estoy majara, pero quizás ahora, que eres llama viva en nuestros corazones, estés de acuerdo conmigo. 
Háblame en sueños, hermano. Háblame antes de marcharte de este plano; que sepa que estarás bien y que pronto verás la esencia de nuestros padres y de tu tocayo que ya volaron hacia esa otra dimensión.
Es ahora cuando quiero creer en casi todas las religiones y creencias para pensar que estarás volviendo a la casa de las almas, o yendo al cielo cristiano,  aunque igual ahora te iba más lo del harén, puesto que esperemos que tardes mucho en reencontrarte con tu gran amor que se queda con nosotros.
En cualquier caso quiero sentir y pensar, querido Álvaro, que tu viaje al más allá será grato y que no nos echarás de menos al entender que esto es algo transitorio y que, como en muchas de aquellas temporadas de viajes, tardaremos en verte, pero ese reencuentro llegará para todos.
Un abrazo enorme, querido hermano, siempre habitarás en mi corazón. Te quiero

miércoles, 21 de julio de 2021

Vacío

El alma se me ha quedado vacía. Vacía de sentimientos, vacía de sueños e ilusiones; ya no me quedan poemas, ni palabras que expresen lo que siento, porque todo ha dejado de ser importante para mí.
Quisiera volver a mirar desde dentro todo lo que me rodea, pero no me sale. En algún momento se apagó la llama que me hacía disfrutar de esa búsqueda de palabras que expresasen esas emociones que me embargaban.
Quizás todo pasó cuando perdí el amor de mi madre, ese que recibía sin tener que hacer nada. O por perder a personas importantes para mí que ya nunca volverán llevándose aquella sensibilidad que impregnaba mis escritos.
Pero lo cierto es que ya no me reconozco. Perdí mi fuerza como Sansón al renunciar a luchar por mantener mi sitio, mis proyectos y mis ganas de avanzar.
Ojalá volviese el tiempo atrás, quizás debería soñar que muy muy atrás, para rectificar todos los errores cometidos; sí, esos errores que me hacen ser quién soy ahora y ya no me gusta ser quien soy.
De verdad, se me ha secado el alma y ya solo soy un cuerpo que sobrevive sin sentir, porque si se lo permito debería luchar y ya no me quedan fuerzas, ni ganas...

lunes, 26 de abril de 2021

Dos décadas

No hay declaración de amor más potente que la que se le dedica a alguien que surgió de tus entrañas. Ni regocijo más emocionante que la sonrisa de ese bebé, ese niño, adolescente o incipiente adulto en el que se convierte tras dos décadas de vida. 
Pero tampoco hay dolor más intenso que el que se siente cuando ves enfermar, alejarse, perderse en la vida o sufrir a ese ser al que pariste con una ilusión tan infinita que le prometiste protegerlo desde ese primer instante y hasta el último aliento de tu propia vida.

Y sé que no hay palabras humanas o divinas que puedan describir de una manera real el cúmulo de emociones que implica querer a un hijo siempre, haga lo que haga, te diga lo que te diga, por muy doloroso que resulte, aunque dejes de reconocerlo, porque no ha existido ningún escritor en la historia que sienta como yo siento y por quien yo siento.

En dos décadas hay tiempo para acertar, para equivocarse, para orientar o desentenderse; tiempo para compartir o ser independientes; para conducir o para dejar volar. 
Y habrá habido más aciertos que fallos; o al revés, habré errado más veces porque en dos décadas nadie me dio el libro de instrucciones de mis hijos y fui probando y fallando todos los días.
Y llega el vigésimo aniversario de mi segunda experiencia en la maternidad y, tras un año muy duro,  me siento feliz porque pude cumplir como madre: materialmente, a pesar de mis pocos recursos; emocionalmente, a pesar del desconocimiento de algunas realidades, terroríficas, que enfrenté; amorosamente, porque se perdona todo, se dan todas las oportunidades que existen en un corazón sin fondo...
Y repito, no hay palabras, y aún así trato de buscarlas para plasmar con ellas el amor que siento.
Y ya, de camino, felicito a mi querido hijo Ricardo Miguel, Riki en familia, por sus 20 años. Te quiero, hijo.