miércoles, 22 de septiembre de 2021

No vale decir hasta nunca

Hoy vi tu cuerpo por última vez. Pocos minutos después eras humo y cenizas que quedaron en nuestras manos.
Y tu ser... voló la noche del domingo y hoy se ha diluido entre las lágrimas de cientos de familiares y amigos que hemos ido a despedirte. 
Has quedado impreso en nuestros corazones para siempre, porque, Álvaro, eras nobleza, gallardía, caballero andante, fuerza y honor.
He perdido al hermano pequeño, al adolescente intrépido, al adulto responsable y al motorista apasionado. Te has marchado joven, como siempre sospechabas, dejando una huella imborrable reflejada en tus hijas.
Nunca imaginé tener que despedirte, porque al igual que los padres no deberían despedir a sus hijos, ningún hermano mayor debería tener que decirle adiós al pequeño. 
Atrás quedará el niño rubio que me acompañaba vestido de flamenco, el rocker ochentero que enamoraba a mis amigas por la simpatía y por esos ojos verdes heredados de papá, al adulto que, como buen vecino, pedía y prestaba las más que variadas cosas.
Echaré de menos esos audios de WhatsApp que me mandabas porque eras puro ímpetu y de uno a otro podías decir dos cosas diferentes y aún así ser coherente...
No quiero decir adiós, porque en mi fondo sé que nos volveremos a encontrar, aunque sea con otra carcasa, en otra época, o simplemente como seres etéreos. 
Me dirías que estoy majara, pero quizás ahora, que eres llama viva en nuestros corazones, estés de acuerdo conmigo. 
Háblame en sueños, hermano. Háblame antes de marcharte de este plano; que sepa que estarás bien y que pronto verás la esencia de nuestros padres y de tu tocayo que ya volaron hacia esa otra dimensión.
Es ahora cuando quiero creer en casi todas las religiones y creencias para pensar que estarás volviendo a la casa de las almas, o yendo al cielo cristiano,  aunque igual ahora te iba más lo del harén, puesto que esperemos que tardes mucho en reencontrarte con tu gran amor que se queda con nosotros.
En cualquier caso quiero sentir y pensar, querido Álvaro, que tu viaje al más allá será grato y que no nos echarás de menos al entender que esto es algo transitorio y que, como en muchas de aquellas temporadas de viajes, tardaremos en verte, pero ese reencuentro llegará para todos.
Un abrazo enorme, querido hermano, siempre habitarás en mi corazón. Te quiero