martes, 25 de marzo de 2014

Recuperando mi sitio

Me recomendaron que debía ponerme a un nivel más bajo. Que fuese de nuevo pequeña frente a ti. Me dijeron que, por momentos, yo era la grande y no era el lugar que me correspondía. Yo, soy la pequeña, la niña, la hija. Tú, la grande, la madre...
Así que ayer te lo pedí: -  Madre, tengo que recuperar mi sitio. Necesito que me cojas en tus brazos y me arrulles como a tu niña pequeña.


Ella, solícita, no se negó.
Hinqué mis rodillas en el suelo y me acurruqué entre sus brazos.
Sentí sus besos en mi frente como nunca nadie me los había dado. Me arrulló y me dijo palabras de consuelo a su niña, unos te quiero sentidos desde el alma.
No lo pude remediar. Las lágrimas acabaron rodando por mis mejillas, como hacen ahora con mucha frecuencia.


Te sentí por primera vez en mi vida como madre. Sentí que era importante, que era la niña y que era amada.
Gracias mamá, por ser tan grande y haberme hecho sentir otra vez una niña pequeña que recibe un cariño que antes nunca percibí. Tus palabras de lamento por el tiempo perdido, en el pasado, por el trabajo, para darnos todo lo material, vinieron a reconfortarme hasta lo más profundo de mi alma. Tu arrepentimiento ante las ausencias colmaron de gozo el alma de niña pequeña que sentía que su madre nunca estaba.

He comprendido lo difícil que es ser madre. Yo con solo dos hijos pero ejerciendo como madre para muchos más, he de recuperar mi sitio y ayer di un paso de gigante en mi evolución.

Ahora tengo que ir soltando los lastres que no me corresponden para avanzar. Soy madre por dos veces, solo por dos, y he de ir dando a cada uno el lugar que le corresponde en el sistema familiar que me rodea.

Gracias a Luhé por la charla sobre pedagogía sistémica que me dio el sábado. Me abrió los ojos, los del interior, los que siempre me marcan el camino. Gracias a Manoli, por haberme hablado de la biodescodificación y de lo importante que es conocer las circunstancias de nuestros antepasados y gracias a Andreína por haber facilitado que volviese a despertar con su toque mágico y las buenas compañías que la rodean.
Hoy, por fin, soy hija y me siento gozosa.