jueves, 27 de junio de 2019

Finales deseados o principios inciertos

Llega el final del curso.  Un final deseado, porque el curso no fue lo que quise que fuera. Muchos momentos para olvidar, mucha lucha interior para soportar, mucha paciencia para sobrevivir...
Acaba un curso más, quizás el más anodino de todos los que he pasado en ese colegio. Me ha faltado emoción, interacción, ilusión, comprensión, y solo he notado el aislamiento, la falta de empatía, la soledad...
Y encaro el verano sin saber muy bien qué voy a hacer, como si todo fuese una espera para no sé el qué, porque no hay ningún destino, ninguna compañía, ninguna ilusión...
Será un verano más en el que poco se hará realidad, en el que engañarme cada mañana pensando que el día me regalará momentos agradables pero que al final serán momentos cotidianos sin ninguna experiencia que recordar. He dejado de ser fuente de unión, de conducir las reuniones y he descubierto que simplemente estoy sola, y que es así cómo debo aprender a vivir porque los hijos vuelan, el matrimonio hace mucho que se rompió y no se recuperará jamás, porque el amor es efímero, inalcanzable, cobarde, sin futuro...
El nido se vacía en muy poco tiempo y me empieza a pesar. Tocan sacrificios para sacar adelante a los polluelos... pero no puedo decaer de ninguna manera.
Creo que he perdido todas las apuestas que hice y no sé si llorar u olvidar. Me puse sobre los hombros cargas que no me correspondían y ya parece que nunca jamás saldrán de mí. ¿Me lo merezco? Si yo no sé eso cómo voy a responder a esa pregunta.
Dicen que mañana hará mucho calor y solo quiero pensar en que arderé y como el ave fénix podré renacer de mis cenizas fortalecida y con una nueva ilusión.
Empezaré yendo a la presentación del libro de un amigo a ver qué me dice la vida. Se llama "El reflejo de la Diosa" y creo que me dará respuestas que busco...