domingo, 21 de noviembre de 2010

Okoru-na (No se enoje)

Extraído del libro "Reiki" de Johny De´Carly.

Cuenta una vieja leyenda budista que un niño tenía mal genio. Su padre, un viejo sabio, le dio un saco de clavos diciéndole que cada vez que perdiese la paciencia debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día, el niño clavó treinta y siete clavos. A medida que iba aprendiendo a controlar su carácter, clavaba menos clavos. Con el tíempo, descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su genio durante toda una jornada. Después de contarle a su padre lo sucedido, este le aconsejó que retirase un clavo cada día que consiguiese dominar su genio. Los días pasaron y , finalmente, el joven pudo anunciar a su padre que ya no quedaban más clavos detrás de la puerta.
Su sabio padre lo tomó de la mano y, llevándole detrás de la puerta le dijo: "Hijo mío, advierto que has trabajado duro, pero observa ahora todos esos agujeros que hay en la puerta. Ya nunca más será la misma. Cada vez que pierdes la paciencia y te dejas llevar por la ira, dejas cicatrices exactamente como las que ves aquí. Puedes insultar a alguien y retirar el insulto, pero dependiendo de la forma como hables puedes resultar devastador, y la cicatriz de tus palabras quedará para siempre. Una ofensa verbal puede resultar tan dañina como una ofensa física."

martes, 9 de noviembre de 2010

Tres años ya.


Fuiste la antorcha que iluminó mi camino. Cuando la luz escaseaba a mi alrededor y me sentía sola tú aparecías con esa fuerza sobrehumana que te caracterizaba y me hacías ver que en mi interior brillaba parte de tu ser y podía soñar en parecerme a tí.
Te perdí hace tres años pero sigues presente en mi vida. Cuando la tentación de dañar aparece, tu rostro me perfila un camino diferente en el que no haya cabida para los rencores ni para las malas acciones.
Sentí no haberte conocido más, cuando tu valentía te hizo abandonarlo todo en pos de un sueño.
Tu sentido del honor, del deber, del amor, de la fe, de la bondad superaron todos los obstáculos que la vida te puso delante y siempre fuiste la mejor persona que se podía ser
Hoy te recuerdo, como todos los días, pero tu presencia se hace más próxima porque ya pasaron tres años desde que partiste hacia donde merecías. No tengo la menor duda de que estás en lo que los cristianos llamamos cielo. Si como tal no existiera, estoy segura de que tu alma se codea con las grandes almas que habitaron este planeta durante toda su existencia. Porque allá donde estés seguirás brillando como pocos.
Papá, te echo de menos y te quiero. No dejes de velar por mí porque saber que me sigues me obliga a ser mejor persona.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Mi mando

Hoy ha decidido que ya no quería obedecer. Siempre estaba dispuesto a obedecerme sin protestar y mis órdenes eran acatadas inmediatamente sin que mediase recriminación alguna. Su nombre mismo cobijaba el sentido de mi orden.
Algunas veces, solo cuando el alimento escaseaba, osaba resistirse a mis reclamaciones. Y al final, rebañando de platos usados, lograba, una vez más, cumplir con su deber.
Mi mando a distancia ha dejado de funcionar.