lunes, 22 de febrero de 2010

De nuevo mis ojos

Están más enfermos que nunca. Y no me refiero a los ojos internos, que siguen viendo con claridad lo que pasa, sino los físicos.
En estos días estoy realmente en un mundo alternativo. Todo tiene que aparecer extragrande para que yo consiga verlo, recurro a todos los programas que hay para personas ciegas, solo para no mantenerme aislada totalmente. Es curioso oir como una máquina te va diciendo que te has equivocado al escribir una palabra y te dice cómo puedes rectificar.
Soy optiimista y pienso que me voy a curar totalmente. No me creo que no pueda leer tranquilamente un libro tumbada en la playa porque mis ojos solo ven letras borrosas o con triple línea. No me puedo creer que no tenga solución para seguir con mi vida y por todo ello NO ME LO CREO.
Hoy he vuelto a poder escribir en mi blog y eso ya me alegra la vida. La voz metálica me corrige y sé que estoy escribiendo bien. Admiro cada vez más a esas personas que viven en la oscuridad total y a pesar de ello siguen siendo felices, no dejan de vivir.
Esto es una experiencia más de la vida que toca enfrentar. Mis ojos, estos ojos, me hacen sufrir y al mismo tiempo tener esperanzas.
Y lo más curioso de todo es darte cuenta de como usamos mil veces al día verbos relacionados con la vista...¿Te has fijado?

martes, 16 de febrero de 2010

Vacío

Me he roto por dentro. Es más, me han roto. Y vapuleado, insultado, denigrado, acusado, apartado, agredido...todo eso y más. Y no entiendo porqué. Y ahora soy yo la que tengo esta sensación de vacío interior que no me deja pensar en mi trabajo sin que un desasosiego me inunde desde lo más profundo. ¿Qué he hecho mal? ¿Porqué me tratan así?
He tratado de que no lo consiguiesen pero al final lo lograron. He saltado barreras, me he enfrentado a mi vida tratando que las injusticias no me afectasen y he luchado por ser creativa, decidida, innovadora a pesar de los obstáculos que se han ido interponiendo ante mí.
Pero la fuerza era demasiado. He sido la pequeña balsa que luchaba a contracorriente y el impulso del arroyo incontrolado ha podido conmigo. Pena es que también los contentores de esa injusticia se hayan apartado en lugar de tratar de frenar el empuje. Y a nadie le importó. Ni le importa.
Quiero desconectar, dejar que pase el tiempo y que esta herida profunda que produce el olvido y la desatención vaya sanando poco a poco.
Quizás debí preverlo pero no quería creerlo. Me enseñaron a ser honesta y a no herir a las personas gratuitamente. Pero los que mamaron lo mismo que yo no aprendieron lo mismo. Buscando la venganza ante una ofensa que no se perdona y con la inquina del despropósito crearon una imagen distorsionada de mí que a fuerza de mucho repetir ha ido asentándose en las mentes de quien no me conoce bien y por ello he sido juzgada, condenada y eliminada.
Y ante esta realidad aún doy gracias a Dios de tener a todos los que me quieren, que son muchos y buenos.
Así es la vida. Me cuesta enfrentarla ahora porque no sé cómo hacer frente a esta injusticia, a esta falta de corazón y de sensatez que me rodea.

miércoles, 10 de febrero de 2010

El listón

Anoche vi una película y me impactó mucho. Se llamaba "Camino" y por lo que se ve fue una de las triunfadora de los Goya del año pasado. Nunca tengo en cuenta esas cosas para ver una película u otra. Más bien las películas vienen a mí dependiendo de mi estado de ánimo, la hora que la ponen y las ganas y disponibilidad que tenga de ponerme frente al televisor cuando tantas cosas reclaman un tiempo del que no dispongo.
Y después de verla pensé mucho. Hasta soñé con esa niña que retrataba a veces lo que pasa por mi cabeza. Como un mundo imaginario, interior, puede ser interpretado desde fuera de una forma totalmente diferente. Sin entrar a valorar lo que me emocionó personalmente la película con la que lloré a moco tendido sin pudor alguno, el impacto fue más hacia mi interior.
A veces ese sentimiento de estar viviendo vidas distintas me ronda. No estoy postrada en una cama con una enfermedad incurable como era el caso de Camino, pero a veces esa postración viene desde los anclajes que te fijan a una vida que no quieres y que te mantiene inmóvil en cuanto todo lo demás, el resto del mundo, sigue girando y tú no eres capaz de subirte a ese carrusel.
Cuando hoy decidí volver a escribir se me vino un nombre a la cabeza para el titulo "el listón" pero después solo era capaz de ver la imagen de un listón de gimnasia y a un atleta tratando de saltarlo. Me he preguntado a mí misma que qué relación puede tener todo esto conmigo, y porqué enseguida recordé la película de ayer.
Quizás si sigo indagando encontraré las respuestas. Porque no sé si en el fondo soy como ese atleta que quiere saltar algo, inalcanzable en un primer momento pero que tras muchos intentos se consigue salvar. Y no sé qué podría identificar con el listón en mi vida porque hay tantas cosas que considero inalcanzables que más bien debería imaginar una carrera de obstáculos para acercarme mínimamente a la visión real de la misma.
La rutina es como la cama de la protagonista. Lo que te mantiene atado a la existencia que te tocó vivir. La fantasía, los sueños, los anhelos, las esperanzas, la ilusión, forma parte de todo lo demás. En la película la niña lo alcanza en el momento de morir y en mi realidad no sé qué desencadenaría esa ruptura de cadenas...