miércoles, 31 de agosto de 2011

Mi camino hacia el amor


Hoy se acaba para mí el verano. Mañana vuelvo al trabajo después de un periodo de intensa y profunda transformación interior. Ya no soy la misma Irene que terminó el curso en junio. Una fuerza muy grande ha barrido los resquicios de inseguridad que quedaban dentro y me siento renovada, alegre, feliz y dispuesta a continuar dando el giro a mi vida que me merezco.
En este camino que se inició hace ya tiempo he tropezado con obstáculos que entorpecieron mi crecimiento. Algunos de estos obstáculos estaban directamente dentro de mí, y el descubrirlo me ha permitido empezar a retirarlos.
Buscaba afuera lo incómodo. Pensé que estaba trabajando desde dentro pero achacaba a la realidad exterior todos mis problemas. Y al ser consciente de mi error y rectificar todo se ha allanado de una forma que hasta me ha sorprendido a mí misma.
Ahora he entendido que los problemas son aprendizajes de la vida, que se te presentan en determinados momentos para que aprendas una lección importante. También he comprendido que todos tenemos una misión que cumplir y de la que por mucho que nos alejemos no podemos huir. Las señales van apareciendo. Las personas a tu alrededor te van dando las claves y comienzas a comprender que el amor es la fuerza que lo mueve todo.
Ya no me cuesta decirle "te quiero" a nadie que está en mi vida. Si está es porque lo quiero y si no está será porque no he aprendido a amarlo completamente. Incluso soy más feliz pensando que quiero a las personas que me han hecho daño, porque han conseguido hacerme crecer como persona, me han mostrado que el camino no es fácil, pero que siempre está ahí, delante de mí, y que si sigo por él llegaré a quererme aún más.
Porque a lo que sí he llegado este verano ha sido al encuentro conmigo misma. Por primera vez en mi vida me quiero como soy y estoy satisfecha y orgullosa de mí misma. Reconozco mi valía y el bien que he hecho en la vida de muchas personas. Evidentemente siempre me queda una parte de crítica por lo malo que haya podido hacer en mi vida, con mis actuaciones, palabras, omisiones o carencias. Pero me pido perdón por ellas y eso me hace sentir mucho mejor.
Ahora repito cada día, las veces que haga falta: Irene te amo, Irene lo siento, Irene perdóname, Irene Gracias. Y con esta fórmula tan sencilla voy reconfortándome cada día más, la alegría me inunda el corazón y me siento una bomba energética que puede irradiar hacia los demás ese amor.

También he descubierto que cada día, cada minuto es un regalo maravilloso del que hay que disfrutar, da igual que sea limpiando la cocina o tomándote un café con un amigo. Ambos momentos tienen su belleza y de ambos hay que disfrutar. Ambos momentos me hacen crecer como persona y a ambos los echaría de menos cuando mi cuerpo me impidiese acceder a ellos. Así que me siento agradecida cien por cien a Dios, al Universo, a mis amigos, a las circunstancias positivas y negativas que he vivido durante toda mi existencia, porque me han traido, por fin, a un estado de consciencia en el que me siento feliz por todos los poros de mi piel.
Así que pienso seguir trabajando con el mismo amor que siempre, tanto en la realidad exterior como en la interior y sé, esto convencida, de que todo lo que deseo lo tendré porque por fin encontré la única fuerza que todo lo mueve.
Ya mi padre lo cuenta en su libro "Portaceli". El amor es el motor de toda la existencia y sintiendo amor todo se consigue.
Así que si alguien está buscando a la Irene amargada, insegura, triste o cobarde, tendrá que buscar en otro sitio, en su propio interior, quizás, porque para mí esa se acabó para siempre. Y para recordármelo tengo a un montón de seres especiales a mi alrededor que me ayudarán en el momento en que se lo pida...Si es que soy muy afortunada...

jueves, 18 de agosto de 2011

¿Y por qué 25?


En una hora será mi cumpleaños. El Madrid y el Barcelona pelean en la tele por hacerse con una copita cualquiera y yo, aquí, reflexiono sobre la decisión que he tomado este año con respecto a mí misma.
Muchos se preguntarán que a qué viene la chorrada de querer cumplir este año 25 años en lugar de los 44 que indican mi documento de identidad oficial. Y puede parecer realmente eso, una chorrada, pero yo tengo mis razones, profundas y serias para tomar esa decisión.
Algunas de esas razones se fundamentan en el cambio que he experimentando en los últimos tiempos. He sentido que se ha cerrado un paréntesis vital que se inició allá por el año 1992, cuando cumplí efectivamente los 25 años en la República Dominicana. Entonces era una mujer bastante bella, tanto por dentro como por fuera, pero no era consciente de ello. Es ahora, tras todos estos años, en los que reconozco la persona que era y valoro a la que soy en estos momentos. El tiempo que ocupa ese intervalo ha sido importante en mi vida, no lo niego, pero en cierta medida dejé de ser yo misma. En algún momento de aquel año 1992 que fue año de eventos tanto personales como mundiales, con la Expo´92 o las Olimpiadas de Barcelona, me perdí.
Y seguí viviendo, tuve dos relaciones importantes en mi vida, sufrí rupturas amorosas muy dolorosas, me casé, tuve dos hijos, y terminé mi carrera. Mejoré en mi situación laboral y encontré satisfacciones estupendas en mi trabajo como profesora. Pero algo dentro de mí no iba bien. Me dejé. Y me fui escondiendo tras muchos kilos, en un proceso de autodestrucción que me llevó a dejar de reconocerme en la mujer que se reflejaba en el espejo. Y ello me llevó a la ceguera parcial, como si mi fondo me estuviera ayudando a no verme, porque esa carcasa no correspondía a la Irene que siempre fui.
Y por fin vino el cambio. Algo maravilloso ha ido descarnando, despellejando, o simplemente descubriendo a la Irene que era. Y como una flor fui quitando los pétalos hasta llegar al fondo, donde realmente estaba.
Y me he gustado. Y por eso este reencuentro requiere un revivir ese año que cumplí los 25 años para tratar de no cometer el mismo error y no olvidarme de quien soy. Quizás el año que viene me decida a cumplir los 45 que me corresponderán, pero lo que es este 2011 me salto los 44. Tengo que darle una gran bienvenida a la Irene que se quedó en 1992...
Así que me dedico una fiesta, tal y como hice en el caribe en aquel año, en la que reuniré a una parte importante de los amigos a los que quiero y me quieren. Y trataré de gozar de este día porque me lo merezco...

jueves, 11 de agosto de 2011

Mi secreto


El aire mece las hojas de los árboles y el sonido, relajante, penetra hasta mis oídos cual música suave, que busca incrementar el sosiego que siento en estos momentos.
Una multitud de moscas revolotea posándose por todos lados, también sobre mí. Al principio me sentía incómoda, pensando en que eran bichos inmundos que venían a perturbar la tranquilidad que el lugar me aportaba. Pero dedidí que ese no era un pensamiento positivo y que si pensaba en lo mal que me sentaba que las moscas se posasen sobre mí, más moscas vendrían a buscar el calor de mi cuerpo. Así que torné el pensamiento y resolví que cada mosca que se posa sobre mis piernas o brazos son besos que me manda alguien con todo su amor. Besos de mis amigos y amigas, de mi familia, de la alegría, la sonrisa, la vida, el amor. Y así no me queda otra que sonreir cuando una mosca patina sobre mi pantorrilla, porque pienso que soy muy afortunada al tener a tanta gente queríendome a la vez.
He terminado de leer el libro “El secreto” cuyo enlace os pongo aquí para que podáis leerlo si creéis que os puede resultar útil. En este libro se habla de la “Ley de la atracción” y del poder que tienen los pensamientos y sentimientos a la hora de crear nuestra felicidad. Está claro que quien quiera creer que esta ley existe y la lleve a la práctica puede modificar su vida. Y es que he comprendido que es cierto que lo que somos ahora es el resultado de nuestras acciones del pasado y que es “ahora”, en este preciso instante en el que vamos construyendo nuestro futuro. Y si queremos que ese futuro sea mejor de lo que fue nuestro pasado debemos construirlo desde hoy. Así que la opción de ser feliz con cada instante de mi vida ya me da gozo en sí mismo, y si ese bienestar real y actual sirve para crear un futuro mejor para mí, pues más me alegro ahora y más feliz me siento.
Desde el día en que decidí que el positivismo iba a dirigir mi vida y que siempre vería el vaso lleno las cosas han ido cada vez mejor. No me preocupo por si algo malo pasa en el futuro porque no pienso atraerlo con mis pensamientos. Sé que todo va a ir cada vez mejor porque hoy me siento feliz y completa.
También he decidido aplicar tanto los principios del Reiki, los del hoponopono y los de la Biblia ya que todos van en el mismo sentido de dar amor y perdonar, de regenerarse personalmente y de quererse a uno mismo.
Ahora me queda enfrentarme a lo más difícil. El libro “Portaceli” de mi padre me espera con la teología más profunda que se puede leer. Ahora voy comprendiendo mucho de lo que para mí antes era un auténtico jeroglífico. Este camino interior está facilitando mucho la comprensión de mi existencia y sé, estoy convencida de que hay una bifurcación en mi vida que está próxima y que me va a llevar a la felicidad completa. Un giro inesperado y esperado a la vez me está llevando, desde hoy mismo, a hace lo que verdaderamente quiero y me encanta.
Así que, una vez más, lo comparto con todos, en la esperanza de que quien me quiera, me comprenda y apoye y quien no me quiera, reflexione sobre que el secreto de la felicidad está dentro de cada uno de nosotros y solo viendo lo bueno, dando amor y siendo honesto con uno mismo se alcanza.
Ah, y por favor, amigos míos, dejad de mandarme besos que vuestras mensajeras, las moscas, son muy obedientes...

jueves, 4 de agosto de 2011

Mi particular Camino de Santiago

En estos últimos días estoy viajando mucho. Los kilómetros corren a mi alrededor y me maravillo de la belleza que me regala la Naturaleza por los lugares por los que voy pasando.
Mi periplo comenzó en mi Andalucía natal, que con su aridez del verano calentaba mi corazón en pos de una aventura. En la Mancha, don Quijote me saludó en El Aprisco, lugar en el que siempre parábamos de pequeños cuando íbamos todos hacia Pinilla, juntos en el Seat 1500 que tenía mi padre.
La sierra madrileña me acogió como siempre, con mucho cariño. Hemos sido los sevillanos del valle durante muchos años, y el cariño que doy a los que están allí me es recompensado con creces por los abrazos que recibo.
Mi viaje hacia el norte me llevó a Sierra, junto a Comillas, un lugar de ensueño. La casona es del siglo XIX y conserva todo el encanto de una casa antigua pero cuidada, con sus gran salón, su cocina kilométrica, sus múltiples dormitorios y sus baños con cristalera y visillos blancos, sus bañeras con patas o sus fotografías en blanco y negro de los antepasados.
Cantabria me enseñó sus entrañas en la Cueva del Soplao, sus hijos milenarios en el bosque de los árboles singulares, sus aguas en las múltiples playas que jalonan sus costas, sus impresionantes desfiladeros en el paseo a Potes, en las cercanías de los Picos de Europa, sus iglesias románicas, góticas...en lugares tan especiales. Cada día ha sido un aporte de nuevas vivencias y visiones espectaculares que enmudecían mis elogios hacia esa tierra tan variada y hermosa.
Su hermana, Asturias, le va a la zaga y también he disfrutado de su belleza. De Llanes a Ribadesella pasando por el singular Oviedo con su bella Catedral y su agradable centro histórico, en el que perderse y disfrutar (que de hecho me perdí)...
Y cuando he llegado a Galicia ésta me ha dado un guiño con un sol radiante para que me sorprendiera. Después ha sido fiel a su fama y las nubes han bajado al suelo para mostrarme la cara más húmeda de estas tierras. A 4 de agosto el sol no se ha asomado y he visto Santiago bajo una lluvia suave, casi imperceptible pero que finalmente nos ha calado hasta los huesos. En su Catedral he percibido la energía que los miles de peregrinos han ido dejando en este lugar con sus rezos y oraciones y que ha impregnado estas piedras. Me he emocionado abrazando al santo porque ese mismo gesto ha sido repetido por millones de personas y en esa estatua se recogen los deseos, anhelos y esperanzas de miles de ellos.
Apenas he andado 8 kilómetros del Camino de Santiago, y sin embargo he sentido que ha habido una transformación que me ha traído hoy hasta aquí. Realmente no había previsto venir a Galicia hasta unos días antes de salir de Sevilla, pero una llamada de mi interior me indicó que este era el camino físico que debía andar este año, en el que el camino interior está siendo maravilloso.
Aún no he acabado mi viaje, pero, en cualquier caso hoy he sentido que he cerrado un círculo que se inició hace unos meses...