Empezó con la decisión de cuidarme un poco más, por activar el amor hacia mí misma tras muchos años queriendo a los de fuera más que a mí... qué grave error.
Así que empecé a perder peso, poco a poco, gradualmente, al mismo tiempo que miraba a mi futuro con cierto desvelo.
Y cuando todo pintaba muy oscuro, una luz brilló muy fuerte en el horizonte: la luz de la esperanza, la de la ilusión, la de las ganas de reinventarme.
Primero con cautela medí mis posibilidades, mis capacidades y decidí probar.
Pero la vida no estaba dispuesta a esperarme y la oportunidad se lanzó sobre mí a modo de ultimatun. Y lo supe: en una milésima de segundo comprendí que era el momento de dejar ir al pasado y enfrentar un futuro nuevo con ilusión y sin mirar atrás.
Y 8 meses después siento que tomé la decisión más sabía de mi vida.
No ha sido fácil, ni al principio, ni ahora, tras varios circuitos realizados, pero he aprendido muchísimo y siento que me queda mucho por aportar y por aprender. Me siento feliz, regocijada por formar parte del sueño de muchas personas y trato de mejorar día a día porque soy consciente de la responsabilidad que llevo encima.