viernes, 19 de agosto de 2016

Este tsunami que me arrastra

Hoy fue un día increíble. De esos en los que te atrapan las presencias y te duelen las ausencias. Y aunque de esas ha habido pocas de alguna manera te recreas en pararte por ellas en vez de dejarte arrastrar por el tsunami de cariño y atenciones del que he sido partícipe.
Y en resumen destacar que este cumpleaños estuve en Pinilla, acompañada una vez más de queridos y apreciados amigos. Abrumada por la cantidad de gente que se paró a llamarme, a escribirme... Como nunca antes.
No sé si se hace por inercia, pero yo solo le escribo a quien aprecio y entiendo que los demás lo hacen de la misma manera. Por eso hoy me siento inmensa, plena, flipada...
Más allá de ello si hiciera un resumen de este año he de destacar que fue año de desenterrar emociones, de conocer a personas nuevas, de amar a muchas nuevas amistades, año en el que en el trabajo fui feliz casi todo el tiempo, vivir con mi madre me enriqueció de muchas maneras. Muchos reencuentros del pasado y muchas ilusiones imaginadas.
Para el último tramo de la cuarentena me pido amarme de una vez por todas como amo a muchas personas que están en mi vida. Creo que ya hice méritos para ser muy amada y en vista de que hay facetas en las que nunca voy a ganar, mejor que sea yo la que me brinde ese amor incondicional. También me pido aprender a desapegarme, dejar marchar sin que me duela, perseguir solo lo que esté en mi mano...
Mando mi deseo al universo y confío plenamente en que al ser parte de él me recompensará.

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