martes, 16 de febrero de 2010

Vacío

Me he roto por dentro. Es más, me han roto. Y vapuleado, insultado, denigrado, acusado, apartado, agredido...todo eso y más. Y no entiendo porqué. Y ahora soy yo la que tengo esta sensación de vacío interior que no me deja pensar en mi trabajo sin que un desasosiego me inunde desde lo más profundo. ¿Qué he hecho mal? ¿Porqué me tratan así?
He tratado de que no lo consiguiesen pero al final lo lograron. He saltado barreras, me he enfrentado a mi vida tratando que las injusticias no me afectasen y he luchado por ser creativa, decidida, innovadora a pesar de los obstáculos que se han ido interponiendo ante mí.
Pero la fuerza era demasiado. He sido la pequeña balsa que luchaba a contracorriente y el impulso del arroyo incontrolado ha podido conmigo. Pena es que también los contentores de esa injusticia se hayan apartado en lugar de tratar de frenar el empuje. Y a nadie le importó. Ni le importa.
Quiero desconectar, dejar que pase el tiempo y que esta herida profunda que produce el olvido y la desatención vaya sanando poco a poco.
Quizás debí preverlo pero no quería creerlo. Me enseñaron a ser honesta y a no herir a las personas gratuitamente. Pero los que mamaron lo mismo que yo no aprendieron lo mismo. Buscando la venganza ante una ofensa que no se perdona y con la inquina del despropósito crearon una imagen distorsionada de mí que a fuerza de mucho repetir ha ido asentándose en las mentes de quien no me conoce bien y por ello he sido juzgada, condenada y eliminada.
Y ante esta realidad aún doy gracias a Dios de tener a todos los que me quieren, que son muchos y buenos.
Así es la vida. Me cuesta enfrentarla ahora porque no sé cómo hacer frente a esta injusticia, a esta falta de corazón y de sensatez que me rodea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario