domingo, 1 de junio de 2014

Oscuridad consentida

En estos días he conocido personas que, como espejos de mí misma, me han hecho ver la vida desde otra perspectiva. Y no es una perspectiva nueva, pero sí una perspectiva que había olvidado que existía.
Hace mucho que no escribo, es cierto, pero también hace mucho que vivo alejada de mí misma, dejándome llevar por una rutina vital que hace perder el camino que tiempo atrás me marqué vivir.
He conseguido cosas maravillosas y eso hace que sienta que no he perdido el tiempo y que, en cierta medida, he logrado conseguir parte de mis objetivos de vida: el de unir personas.
Ya hace años fui consciente de que uno de estos objetivos que me venían marcados de serie era el de propiciar encuentros entre personas que debían conocerse y yo era, en cierta medida, un punto rojo de encuentro en el que esas almas volverían a reencontrarse años después o simplemente propiciaba que se conociesen.
Tengo grandes ejemplos de personas que se encontraron y caminaron juntas desde entonces porque tomé la iniciativa de reunirnos en mi casa con cualquier excusa, solsticio, cumpleaños, acampadas, noches mágicas, etc. Indudablemente como nada es casual las personas venían predispuestas a vivir intensamente un reencuentro conmigo y con las persona que acudieran a mi llamada. Quizás ese es uno de esos talentos que todos tenemos y casi nunca somos conscientes de poseer. Igual mi talento es conseguir motivar a la gente a hacer reuniones que puedan resultar fructíferas más allá del momento puntual del reencuentro.
Pues bien, habiendo llegado ahora mismo a la conclusión de que uno de mis objetivos de vida, el de ser punto de encuentro, se halla en pleno funcionamiento, pienso en esos otros dos objetivos que en mi interior sé que debo llevar a cabo.
Uno de ellos es el de la comunicación. Tras mucho tiempo con la mordaza puesta por miedo a lo que podría afectarme en algunos ámbitos de mi vida el hablar de determinados temas, me doy cuenta de que ese mutismo impuesto me estaba haciendo mucho daño. Y es que era importante para mí poder decir algunas cosas para ser consciente de que "eso que le digo a otro, es lo que me debo decir a mí misma". Y así permanecía dormida, anestesiada en una vida física y materialista, sin prestar atención a todos aquellos mensajes que venían a mis labios para otros y que me quedaba verbalizar para ser, al mismo tiempo, receptora de los mismos.
Y en estos días he hablado tanto a alguien que era un espejo nítido para mí, que me he dado cuenta de muchísimas cosas.
Cuando alguien no quiere ver evidentemente acaba somatizándolo en el órgano que da la visión. Y llega la CEGUERA. Y si tiene miedo, la espalda baja le hará gritar de dolor. Y ya, si nos callamos el dolor, la soledad, el desasosiego y la amargura, el cuerpo entero entra en shock y nos hundimos hacia la oscuridad más absoluta. Entra la desgana, el encierro; expulso de mi vida a los rayos del único sol que consigo ver, me aíslo de todo lo que me aparte de mi discurso de autodestrucción...y me agarro a lo único que me mantiene al margen de mí mismo...
Es esto lo que he visto en vida ajena y como todos somos espejos...me pregunto...¿será que mis flotadores me han salvado de caer en ese POZO sin fondo? Y con flotadores no me refiero a estos lustrosos michelines que circundan mi abdomen y que tan mal entran en mis pantalones. Me refiero a la fortuna de mis amigos y amigas que siempre están ahí, pendientes de cuando flaqueo, atentas a que no me hunda.
Y he querido poner en práctica mi propósito de vida número 2, el de la comunicación. Y utilizo mi rincón virtual para mandar mi mensaje tanto al viento, como a personas muy concretas que entenderán lo que transmito.
Y por último está el propósito número 3, tan cuestionado y en el que yo misma no pongo toda la fe que debería: la sanación.
Porque si no soy capaz de pelearme conmigo misma para conseguir mi autosanación...¿cómo pretender ayudar a otros?
Así que hoy, aparte de ponerme a enviar Reiki a quien sé que lo necesita en lo más profundo, he usado mis manos conectadas, para autoaplicarme esa energía sanadora que consigo canalizar.
Y el resultado es esta toma de conciencia, este deseo irrefrenable de escribir y expresar todo lo que tengo dentro.
Ojalá consiguiese transmitir lo que quiero a las personas a las que le dedico esta entrada para que se valoren más a sí mismas (intento valorarme), se den cuenta de lo bell@s que son (soy bella), de sus talentos artísticos (escribo aceptablemente bien), y que no están sol@s (tengo maravillosos amig@s). Así sabría que también estoy consiguiendo avanzar en mi propósito número 3.
E igual el resultado es vivir con la visión más clara (aunque sea la interior), con los miedos y culpas fuera de nuestra vida (sin dolores ni angustias) y sobre todo más felices (diciendo adiós a la depresión). Va por ti amig@, para que salgas de tu POZO.

1 comentario: