A pocos minutos de las 12 parece
increíble que a mis casi 48 años todavía sienta ese hormigueo de
emoción al llegar mi cumpleaños. A pesar de ser ya permanentemente
saludada como señora/usted, etc...y saber que los 50 están a la
vuelta de la esquina, todavía me emociona cumplir años.
Este año lo voy a pasar en Pinilla,
rodeada de amigos y familia que están en mi vida desde hace mucho,
desde la adolescencia y que me hacen sentir muy querida a pesar de
los pocos días que paso aquí cada año.
Toca hacer análisis. Antes los hacía
en folios que andarán amarilleando por las múltiples cajas de
papeles que guardo por mi casa.
Ahora, con la existencia de mi blog,
rinconcito de mi alma expuesto al destripe o admiración de quien se
pasa a leerlo, mis pensamientos quedan más expuestos, pero sé que
la mayoría de los que se pasan a leer lo que comparto me quieren y
aprenden a conocerme y a entenderme.
Si lo miro con detenimiento 48 es un
número bonito. Me gusta cumplir años pares. En mí ya hay 4 niñas
de 12 años, 2 chicas de 24, una mujer de 48, y muchas niñas
pequeñas, adolescentes locas por vivir...La Irene de hoy es la
fusión de todas esas otras Irenes y sus experiencias vitales.
La Irene de hoy es una mujer mucho más
feliz, aunque tenga mucho menos. Con hijos a los que querer de
corazón pero con los que no sé entenderme. Con amigas que son
hermanas y hermanas que no son amigas. Con amigos que son compañeros
pero con compañeros que no son amigos. Me rodeo de energía blanca,
brillante, revitalizadora y me protejo de energía vampírica,
ennegrecida, desmotivadora.
Soy un cúmulo de personas en una sola.
Sé quién soy y sé lo que valgo. Si algo me han dado los años es
la seguridad de que voy camino de ser la mejor versión de mí misma.
Dudo de que algún día llegue a serlo, pero en el proceso me voy
enriqueciendo.
Me he dado cuenta que tras muchas
vueltas la vida me vuelve a regalar a amistades que pensé que habían
quedado atrás. Tan mala no debo ser si, tras haberme equivocado,
estas amistades vuelven a mi corazón. He sido una histérica, una
déspota, una amargada, una desagradecida. Soy desordenada, gritona,
fofa, hortera. Pero lo soy y aún así creo que me gustaría tener
una amiga como yo. Se ve que vamos avanzando...
Para este año que inicio en unos
minutos pido algo sobre todas las cosas: Salud para la gente que
quiero. Tras la dureza de ver enfermar personas muy amadas y
admiradas me he dado cuenta de que realmente puedo vivir con mucho
menos. No me importa dormir en un colchón en el suelo o comer
siempre de marcas blancas o sin mucha sofisticación, siempre y cuando al acostarme sienta que todo está bien: mi familia está
bien, mis amigos están bien, sanos.
He aprendido a dar las gracias cada día
por lo generosa que es la vida conmigo, porque siempre tengo para
comer, para vestirme, tengo un trabajo que me encanta y que es un
reto para mí cada día, me siento superquerida por muchísima gente
¿Es justo que me queje?
Es cierto que quisiera que mi hijo
estudiase más y fuese más respetuoso, que mi hija apreciara más el
esfuerzo que hacemos por ella, que mis compañeros de trabajo
valorasen lo que hago, mis ideas, tener una pareja que me ame y a
quien amar apasionadamente. Pero aun no teniéndolo puedo sentirme
plena.
Aparco los miedos cuando se presentan,
porque se presentan... Me repongo de las desilusiones que
llegan...porque llegan... Me levanto cada día con ilusión, en un
reseteo constante que es necesario para gozar plenamente de la
lluvia, del sol, del calor, del frío, de la compañía, de la
soledad, del llanto o de las risas.
Por adelantado doy las gracias a todas
las personas que me deseen felicidad en este 18 de agosto. Soy feliz,
sin duda. Será por tantas felicitaciones...Gracias por quien me
brinda su amistad, por quien me recuerda con cariño por haberle dado
clases y no ser solo una transmisora de conocimientos, sino algo más.
Gracias a mi familia de sangre y de alma.
Espero poder llegar al año que viene y
volver a deleitaros/agobiaros con otro rollo como el de hoy, cuando
esté liquidando la década de los 40. Pero por si me quedo en el
camino os digo que hoy por hoy me siento feliz y satisfecha conmigo y
con mi vida, porque sois vosotros los que habéis conformado a esta
señora de 48 tacos llamada Irene.
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