martes, 29 de mayo de 2018

El efecto mariposa

Dicen que cualquier cosa que ocurra en cualquier lugar del mundo, por muy insignificante que sea, puede repercutir de alguna manera en otro lugar del planeta.
Quizás pensar que eso puede pasar en nuestro entorno y de una manera decisiva, es soñar despierto siempre que pensemos que son las decisiones que tomamos las que se asemejan al aleteo de la mariposa.
Dentro de esa teoría del caos que llaman "el efecto mariposa" si un simple aleteo puede desencadenar un huracán ¿por qué he de descartar que una idea, vivida con intensidad, cargada de una energía poderosa no pueda desencadenar una transformación global en mi vida?
Sé que una vez más busco bases donde asentar un resquicio de esperanza, aun cuando es lo primero que descarté al soltar las manos de mis ilusiones.
Aleteo con mis brazos, soplo con la bocanada amplia de mi corazón, activo el flujo de energía con toda la fuerza de mis ganas y aún así me embarga la certeza de que nada cambiará.
¿ Por qué es tan difícil?¿Por qué nos cuesta tanto aceptar que lo injusto ha de reinar?
Pienso en esas almas anodinas que no perciben la verdad, en esos sueños que se sueñan en paralelo y que jamás se tocan.
"A" ama a "B" y B" ama a  "C"" que ama a "D". Y aunque "D" ame a "A" o a "B" o a "C" está fuera de cualquier posibilidad que los dos sean felices porque todos los demás están encorsetados en un abecedario que tiene un orden establecido y a nadie se le puede ocurrir cambiar el orden de las letras.
Y mientras tanto el vivir el ahora va resultando cada vez más penoso, más insulso, y siento que se van apagando las bombillas, como las luciérnagas que ven llegar el amanecer.
Los colores que dibujaban las alas se difuminan con el batir desesperado de las mías imaginarias.
No soy una mariposa, pero quisiera serlo durante unos instantes. Porque necesito ese soplo imperceptible que provoque el huracán,  esa revolución global que haga saltar los cerrojos, anule los miedos, apueste y gane.

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