lunes, 11 de marzo de 2024

El día que seguí la flecha

El día 2 de febrero de 2024 es el día en el que, finalmente le di un volantazo a la vida e inicié el giro vital que necesitaba. Escribo estas líneas el día 3 recién empezado y no sé cuándo las publicaré, porque antes de aventurarme a contar el curso de mis decisiones tengo que haber andado un trayecto para confirmar mis pasos en este camino, nuevo, pero también firme.
Parece increíble que con 56 años me haya atrevido a dar este paso, pero desde hace meses una gran flecha verde me marcaba una salida clara del camino, alejándome del certero abismo al que me asomaba. Y hoy (bueno, técnicamente ayer) pude decir con convicción ¡Me voy! ¡Hasta aquí llegó este viaje de casi 42 años de trabajo ininterrumpido! En el mismo lugar que me vio nacer, crecer, desarrollarme profesionalmente, llorar ante las injusticias y salir con fuerza para convertirme en la mujer que soy.
La vida me ha brindado la oportunidad de honrar a mi hermano y a mi padre después de varias décadas, haciendo algo que se convierte en un gran reto para mí y que ellos hacían de una manera sublime. Lucharé por tratar de llegar a su altura pero sé que el reto es difícil porque tenían una luz especial.
Dejo aquí este texto, guardado en borradores, a la espera de comenzar este nuevo recorrido de mi vida...


Ya es 11 de marzo y tras este mes de emociones diversas retomo el camino que dejé hace mucho tiempo pero que siempre anhelé volver a transitar. 
No digo que vaya a ser más difícil que cuando lo anduve hace tiempo, porque la tecnología ha avanzado mucho desde aquellas veces, pero tampoco soy la jovencita que se esforzaba por ser eficiente con medios escasos. Ahora tengo experiencia, de la buena y de la mala; bagaje cultural a mis espaldas que me facilitarán exponer cosas interesantes; se me da bien la tecnología y sé valerme de ella; puedo expresarme oralmente con facilidad y, sobretodo, me ilusiona y me encanta ser  partícipe en la construcción de los sueños de muchas personas. 
Hoy cuesta conciliar el sueño cuando los propios sueños comienzan a hacerse realidad. 
Atrás queda toda una vida y se cierra un círculo increíble de vivencias. Muchas despedidas que serán un hasta pronto indefinido y muchos reencuentros virtuales a raíz de este cambio de rumbo. 
Quisiera retomar este blog para contar todo lo nuevo ya que en él habitan todas las Irenes que he sido desde hace 15 años, y la que está por nacer quiere expresarse de nuevo. 
Quiero que la Irene escritora se nutra de las nuevas experiencias y retome las novelas inacabadas desde una vida que no invitaba a la creatividad. Quizás eso también cambie. 
Hoy daré un paso adelante y confío en que los que velan por mí guiarán mis pasos en la dirección correcta. 

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