domingo, 21 de marzo de 2010

Cuando se enciende la luz

Hoy estoy sorprendida. Los acontecimientos han empezado a hacer que el camino se vaya abriendo. Nuevas amistades, nuevas perspectivas. Es un camino lleno de temores, pero se puede apostar por él.
Consigo que mi ojo parpadee y comience a descubrir algo más. El ojo de mi interior, ése en el que tanto llevo confiando en los últimos meses está empezando a enfocar otra realidad esperanzadora.
Desde el temblor de mis manos, desde el cosquilleo de mi columna vertebral, me asiento en el suelo, en la tierra, como siempre, pero no dudo que también pueda llegar a elevarme para ver más allá. Existen esas conexiones. Entre personas distantes, entre raices dispersas, que se conjugan en un momento, en un instante porque así debe ser.

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