lunes, 1 de marzo de 2010

Un chispazo


La diferencia entre una vida y otra es apenas una milésima de segundo.
Vivimos una vida y nos acostumbramos a ella. Asumimos que hemos trazado un camino para llegar a un destino que siempre esperamos estupendo. No llegamos. Al menos no como queremos. Vamos consiguiendo objetivos y con ellos vamos llenando la bolsa de las ilusiones que cargamos encima cual alforjas. En una van las ilusiones por cumplir, en la otra las que se cumplieron. Pero a mí me faltan manos para recoger todas las ilusiones que tengo y que van pasando por mi lado sin que tenga ninguna posibilidad de alcanzarlas.
Por eso es mejor mirar tener solo una frente a los ojos. Mirarla fijamente y hablarle. Decirle a esa ilusión..."serás mía" y luchar ciegamente (muy curiosa frase en mi estado actual) por conseguirla.
Te llegan chispazos momentáneos que en un momento dado te hacen mirar para otro lado. Los miras y los deseas pero te apartan del objetivo. Hay que ser muy fuerte porque sabes que esa ilusión también la necesitas, que es casi imprescindible para tí...pero te aparta de lo principal. Es momentáneo, te dices, sabiendo en tu interior que aquel chispazo que pasó podría haber iniciado una llama en tu vida que te daría el calor que necesitas. Y sin embargo dejas que se apague. Optas por pasar frío en el corazón en pos de un objetivo.
Y piensas...¿Y si no lo consigo? ¿Cómo soportaré mirarme a mí misma tras haber dejado pasar las oportunidades que me planteó la vida? Es igual...el camino sigue y seguro que otras oportunidades aparecen. Es cuestión de seguir en el mismo. Siempre adelante, sin dejarse arrinconar...

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