Tengo la costumbre de poner el título de la entrada del blog y después dejar que mi imaginación llene de contenido esta hoja en blanco. Hoy, no sé muy bien porqué, me vino el título de este post y supe que tenía que enfrentarme a un nuevo reto.
Soy una persona bastante comunicativa. Por un lado creo que es muy positivo para mí, porque me evita tener que guardar las cosas dentro, con el daño que ello conlleva, y por otro pienso que puedo conseguir que mi interlocutor se abra de la misma manera a mí y saque cualquier tema del que quiera desembarazarse.
Si de algo me ha servido conocer el reiki ha sido para entender desde otra perspectiva los mecanismos que nuestros cuerpos, físico, emocional y espiritual, tienen para defenderse.
Todos los seres humanos somos un conjunto más o menos armonioso que abarca estos tres cuerpos. Normalmente atendemos a la llamada del que es más terrenal, del que está más a mano, del que podemos tocar, es decir el físico. Si nos duele algo recurrimos rápidamente a algún componente químico de apariencia medicamentosa que nos elimine esas molestias que no nos permiten sentirnos bien.
Raramente pensamos en nuestro cuerpo emocional. Ese lo tenemos aparcado y solo nos acordamos de él cuando una pena muy grande llega a nuestras vidas y nos toca "tragarla". Es cuando notamos "físicamente! que debemos tragar nuestro dolor. Notamos "un nudo en la garganta" que nos acongoja y que nos cuesta engullir. Muchos, no es mi caso, optan por no dejar salir las lágrimas que son el medicamento del dolor. Llorar no es políticamente correcto, sobre todo en los hombres, y por eso es mejor tragar que liberar.
Cuando ese dolor ha sido debidamente engullido, suele venirnos la angustia. Sí, esa sensación de dolor en el pecho y dificultad de respirar. Entonces hablamos de stress, de cansancio. No se nos ocurre ni pensar que el dolor que nos tragamos sigue bajando, buscando un lugar donde se pueda asentar de una manera cómoda.
Cuando llegamos a este punto ya hemos conseguido bloquear dos de nuestros chacras, el de la garganta y el del corazón.

Sé que hablar de chacras suena muy raro en nuestra sociedad tan materialista y vertiginosa. Los chacras son los puntos por los que absorbemos la energía que nos rodea. Por él entra la energía positiva y sale la negativa y nos mantiene sanos.
Continuando con mi seguimiento del dolor a través del cuerpo emocional llega un momento en que notamos que tenemos "un nudo en el estómago", o que "se me han metido los nervios en el estómago". Entonces podemos estar seguros de que nuestro dolor está bien guardadito, preparado para pasar y atacar al cuerpo físico.
Este proceso tendemos a repetirlo continuamente en nuestra vida. El dolor puede venir por la pérdida del amado, por un insulto de alquien a quien quieres, por el maltrato de un compañero de trabajo, por la impotencia ante la injusticia o por la muerte de un ser querido. Ante una situación así tendemos a guardar y guardar. No expresamos y nuestro cuerpo emocional se va recargando de sentimientos negativos que nos hacen sentir cada vez peor.
Cuando este proceso se repite mucho en la misma persona pueden pasar dos cosas: que caiga en una depresión que la haga llorar sin saber porqué (no lo sabe conscientemente, pero tiene tanto acumulado en su interior que su cuerpo emocional sí que lo sabe) o que el dolor trate de buscar una salida a través de los chacras, que están taponados, y la persona enferme. Su cuerpo emocional busca una solución a tanto dolor y ataca al físico. Es como si gritara: "No lo consigo yo solo, tienes que dejarme salir a través de ti"
Por esto muchas personas están continuamente enfermas. Si les duele la garganta muy a menudo es seguro que tienen que hablar más porque su quinto chacra no deja pasar la energía. Todo ese dolor acumulado todavía es reciente y hablándolo es probable que salga. Y es cuando debemos recurrir a nuestros amigos. Contar lo que nos duele nos ayuda a sentirnos mejor.
Siempre se dijo que compartir el dolor lo divide, y compartir las alegrías la multiplican. He aprendido mucho de todos esos dichos populares, ya que tiene mucha razón.
Por eso cuando he dado a mis amigos alguna sesión de reiki siempre les digo lo mismo: si notas sensación de tragar, tú, tose y después tragas. Lo he vivido yo misma cuando he recibido reiki. Es como si ese nudo que tenemos dentro volviese retornando a su inicio y reiki hace que lo sintamos nuevamente en la garganta. Es el momento de expulsarlo y tosiendo se consigue con facilidad. En mi caso solían venir las lágrimas a continuación y la sensación de dolor acababa pasando.
También les suelo decir que deben analizar los pensamientos que les vienen en ese momento a la cabeza. Muchas veces vienen imágenes que no comprendemos muy bien a qué se deben y suelen ser las claves para ayudarnos a sanarnos interiormente. En alguna ocasión he sentido la pena a través de las manos y también yo he llorado.
En muchas ocasiones ha resultado más difícil, sobre todo cuando el receptor es un hombre. Con ellos, en la mayoría de los casos, he encontrado una barrera que va más allá de la incredulidad. Es una barrera real porque suelen tener los chacras muy cerrados y su resistencia a dejar fluir los pensamientos es mayor. Y no digamos el dejar salir las lágrimas. Yo he percibido el dolor y las muecas de sus caras me indican que están reviviendo momentos muy tristes que deberían dejar salir de cualquier manera, bien hablando, bien llorando, pero les cuesta mucho. Por eso suelen acabar con dolor de cabeza, con dolores musculares, caen enfermos o simplemente aparentan que no han notado nada. Yo sé que es mentira, que en sus mentes se ha sembrado la duda de si el reiki puede hacerles perder el control de sus sentimientos o de sus pensamientos, y desmoronar las vidas que se han dibujado.
Por eso ellos tienen más infartos, porque son menos emocionales, se guardan los sentimientos y obturan el chacra corazón.
Como esta entrada se está alargando demasiado seguiré con la reflexión en otro momento. Dejo aquí un enlace a un
video que explica los cambios que el cuerpo siente cuando hay un cambio energético, es decir, cuando empezamos a notar como la energía cambia si recibimos reiki o, simplemente, si meditamos sobre nuestra vida y dejamos salir lo negativo y entrar lo positivo. Al final el título de mi entrada se referirá a que me pesaba no haber contado antes esto en mi blog para ayudar a quien esté en el proceso de cambio.
La segunda parte aquí http://loquevenlosojosdeirene.blogspot.com.es/2011/09/y-llego-la-segunda-parte.html
irenemargarita 1967@gmail.com