jueves, 2 de febrero de 2012

A mis compañeras


Cuando soñamos abrimos una puerta a nuestra esencia que cada mañana se vuelve a cerrar para mostrarnos la realidad que está fuera de nosotros. Al cerrarse dicha puerta, dejamos dentro un montón de sensaciones estupendas que nos han hecho crear una realidad maravillosa a través de nuestros sueños.
En los últimos días andaba yo inmersa en la búsqueda de mis compañeras del colegio. Aquellas niñas que compartieron conmigo una evolución a la par, que nos convirtió en mujeres al borde de la adolescencia.
Muchos años han pasado desde la última vez que todas estuvimos juntas y la mente analítica y discordante, fue borrando de nuestro cotidiano, el recuerdo de las vivencias comunes con aquellas mujeres. Algunas amigas, muchas, compañeras, unas pocas simplemente conocidas, pero todas compartiendo un espacio físico y temporal que, en cierta medida, nos ayudó a crear a las mujeres que somos hoy, cuando todas rozamos ya los 45 años.
Y si uno estas dos ideas es por dos motivos. Anoche muchas de esas niñas coincidieron en un chat del grupo de facebook y fue un momento estupendo. La conversación, atropellada e intensa, fue creando un ambiente de complicidad que nos llevó a quedar, de nuevo, para otro momento en el que la realidad cotidiana no nos atosigase con las cenas y demás obligaciones ineludibles de nuestro día a día.
Esa charla, a la que íbamos añadiendo a todas las que veíamos entrar en el grupo, abrió un resquicio en mi inconsciente de una puerta que esta noche, durante el sueño, se abrió de par en par y un montón de recuerdos sensacionales (en el sentido de sensaciones profundas) sobre aquellas niñas invadió mi mente.
Y antes de que el vertiginoso ritmo de mi vida diaria borre esas sensaciones he querido plasmarlas para poder rememorarlas en cualquier otro momento en que desee.
He soñado con un reencuentro que puede ser un preludio del que tendremos en marzo. En mi sueño ha podido abrazar de alma a alma a Carmen, a Pili, a Paloma, a Gelen o a Nati. Con ellas estuve anoche virtualmente y por eso el sentimiento ha sido tan especial. He sentido una gran emoción al ver a mi amiga Carmen que marchó a Canarias, o a Consu a la que admiro profundamente. El abrazo a las Inmas, García y Bayo fue el del reencuentro de la amistad imperecedera y la familia común. Mercedes, con sus grandes ojos, me sonreía al verme tan absolutamente feliz. He visto en un corro a todas las Isabeles, Gálvez, Badillo, Carrasco, González y Blázquez con Mariluz, Mari Cruz y Reyes. Me han quedado por saludar pero el despertador se adelantó. Es que en el camino me he encontrado con Alicia L. Tarrida y nuestros corazones han hablado en otro idioma, el de la amistad verdadera y reciente, el del cariño más sincero y profundo.
También he visto a Teresa con su inseparable Brígida. A Galisteo y a Ángela que hablaban de sus respectivos retoños. Y la sonrisa de Manoli reinaba en el grupo de las repetidoras donde Begoña, Ángeles Infante, Amparo y Macarena,aún con sus caras de niña (que no sé como son ahora) sonreían sorprendidas ante aquella reunión de la que no tienen noticias todavía. Al fondo he visto dos melenas largas, una rubia y otra morena y he sabido que eran Rocío y Mª Ángeles, otras dos inseparables amigas que en la actualidad llevan el cabello de otra manera pero mi mente, en mi sueño, les ha vuelto a colocar el aspecto que tuvieron. Y delante...(¿delante de dónde?, no lo sé es un sueño, pero sé que estaban delante...) estaban las más bajitas (reminiscencias de una fila que ordenaba a las niñas por tamaño) Silvia y Pastora (María en la actualidad)...
Sé que han quedado otras ahí pero creo que estaban detrás de mí en el sueño porque notaba su presencia pero no las veía, como Silvia Alfonso, Inma J, o el grupo de las María José (Berro, Arjona o León) o Pili Cárdenas.
Quizás el sueño no haya tenido mucho sentido pero lo que sí sé es que me ha llenado de una absoluta felicidad.
Y muchos os preguntaréis porqué. Y quizás solo yo sea capaz de explicar, si es que encuentro las palabras, lo que supone todo esto para mí.
En estos días, más que nunca, estoy notando como miles de bloqueos de mi infancia se están desvaneciendo.
Nací inocente, como todos, con ingenuidad y valiente, segura y amorosa. Pero las circunstancias, los errores de los adultos, el abandono o la incomprensión fueron encerrando a esta Irene en un mundo lleno de desconfianza, inseguridad y aislamiento. En el periodo escolar sufrí mucho quizás por mi naturaleza sensible y mi mente (otra vez esta mente estúpida y analítica) creó una imagen de mí para mí misma bastante alejada de mi realidad, de mi esencia verdadera. Mi mente infantil creyó que todas aquellas niñas eran partícipes de las humillaciones que sufrí, y creó una coraza que me mantuvo aislada interiormente de casi todas ellas. Solo unas pocas llegaron a saber quien era Irene de verdad, porque hasta yo misma me había olvidado de quien era. Quizás solo Rocío o Mercedes sabían quien era yo y por eso siempre estuvieron presentes en mi corazón de una manera especial. Las vivencias con Maín (Inma García) le mostraron con el tiempo quien era yo y por eso me quería (y me quiere, espero). Mi mente no fue capaz de comprender que, al igual que yo, otras muchas compañeras pasaron por lo mismo, provocado por las mismas personas inconscientes del error de sus actos, también se sintieron solas y abandonadas por las demás. No eran todas contra mí. Era yo misma contra una Irene que no comprendía porqué nadie me defendía. Si es que no había defensa para nadie.
Y por eso hoy estoy tan absolutamente feliz. Porque he descubierto que todas éramos una unidad, con vivencias comunes, y que el afecto que hoy nos manifestamos era muy real, auténtico, porque si no no habría brotado de mi subconsciente con tanta claridad.
Y así se entiende que haya hecho todo lo posible para reencontrarme con todas aquellas niñas que me conocieron como yo era y doy gracias porque me están ayudando a recuperarme...a dar un nuevo Hola a esa Irene sin problemas, sin rencores, más esencia que nunca y mucho más segura de su valía. Muchas gracias, chica. Os quiero.

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