miércoles, 15 de febrero de 2012

¿Hay que callar siempre?

Hay momentos en la vida en los que ves cosas a tu alrededor que te cuesta trabajo asimilar. En estos casos uno no sabe muy bien si debe intervenir de alguna manera o seguir al margen, viendo como todo pasa aunque ello conlleve una injusticia muy difícil de encajar.
Me pasa con una amistad cuya vida me parece más una vida de ficción que una auténtica vida. Su historia familiar se sustenta con mentiras sobre mentiras y los silencios que tanta falsedad acarrea crean un ambiente que no sé ni como definir.
En los últimos días en los que las cosas se están moviendo muy deprisa, y muchas personas están empezando a notar estos cambios energéticos que nos van a llevar a una visión del mundo diferente, estoy observando que a veces, para evitar malos rollos, estamos dispuestos a aceptar humillaciones e injusticias en nuestras vidas que son realmente inadmisibles.
En el caso de esta amistad me cuesta trabajo no intervenir, porque no quiero perderla pero ver cómo acepta su situación, sin protestar, hace que me hierva la sangre.
Y como siempre el asunto es un tema de familia. A veces los suegros o suegras, se anteponen a los padres y madres y parece que tenemos que olvidar a nuestra propia familia en pos de mantener la estabilidad familiar en casa. Uf. Cómo es posible que la pareja siempre haga "comprender" que su madre o su padre sí son importantes, y que hay que prestarle atención en cualquier situación, dedicarle todo el tiempo libre de la pareja, y se ignora, se olvida, se arrincona a tu padre o a tu madre simplemente porque no son del agrado de esa pareja, egoísta, que solo piensa en su propia familia.
Así es como estoy viendo como padres y madres comienzan a sentirse aislados, solos, lejos de sus nietos por la actitud egoísta de hombres y mujeres que no aman de verdad a sus parejas. Personas mayores que no entienden ese olvido por parte de un hijo o hija que abandona esa relación como si no debiese nada a quienes lo concibieron.
Y cuando el tiempo pase, y esos padres y madres se vayan para siempre nos detendremos a pensar y a lamentarnos de todo lo que pudimos hacer por ellos, al igual que ellos hicieron por nosotros, y no lo hicimos. Esa sensación de culpabilidad será difícil de superar y es probable que comencemos a mirar hacia nuestro interior y nos preguntemos cómo es posible que hubiésemos permitido todo aquello. Y lo más triste de todo es que aquellos nietos que vivieron en primera persona la dejadez de aquellos abuelos a los que nunca conocieron, volverán a repetir esas conductas con nosotros y no tendremos más remedio que aceptar que vamos a recibir lo mismo que dimos, es decir, soledad, discriminación, olvido.
Quede esta entrada como señal de cariño hacia la persona que vive esta situación. Yo misma me reconozco como culpable de hacerlo y estoy segura de que muchas personas podrán extrapolar esta historia, con todas sus dobleces a sus propias vidas.
No debemos dejar de ser nosotros mismos por nuestras parejas, no debemos abandonar a los nuestros en pos de una paz en casa que es simplemente hipocresía, porque quien pelea por los suyos no está a favor de la guerra, simplemente pretende la justicia, Y por eso no hay que callar siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario