sábado, 4 de febrero de 2012

Un paseo gélido

Estoy sentada en un banco de la Alameda de Hércules de Sevilla. El aire helado arremolina mis cabellos y hace saltar a las hojas por el suelo, en una vertiginosa carrera a ninguna parte.
Hoy es un día de reencuentros. Me lo debo. Siento que los días pasan y a veces hay que pararse para volver a ver a esas personas que supusieron algo en nuestras vidas y que el día a día va apartanto hasta dejar de ellas apenas un grato recuerdo.
Me niego. No quiero dejar morir mis recuerdos porque todas esas personas pusieron su granito de arena para hacerme la que soy.
Así que he aprovechado una excusa para poder volver a ver a algunas personas.
La primera ha sido a Paloma. Antigua compañera del colegio se ha convertido en una persona muy especial al compartir en nuestros ratos de relax, conversaciones curiosas a través de las redes sociales. No podré verla en nuestra reunión así que he aprovechado que hoy es sábado para ir a verla. Me ha encantado. Juntas hemos puesto nombres a algunas caras anónimas de las fotos compartidas. Hemos recuperado recuerdos que como osos polares (lo digo por el frío que hace hoy) ivernaban en la cueva más profunda de nuestra mente y juntas, hemos conseguido despertar. El hacerlo me ha vuelto a purificar por dentro y este proceso no tiene fin.
Más tarde he probado a otra amiga. Ésta, más amiga del cristal de la cervecita que del de la pantalla del monitor, me lanzó un reto hace unos días y yo lo asumí.
A la peor hora a la que una persona puede llamar a una casa del peor día de la semana para hacerlo, yo lo he hecho, y le he dicho...vente. Déjalo todo y vente a tomar algo conmigo. No ha habido excusas porque solo comprobaba que sus palabras se correspondían con sus pensamientos. Y no me ha fallado. A la sombra de un febrero helado, a la interperie, obligadas por el vicio del tabaco que impide disfrutar del calor de los bares, nos hemos tomado unas cervecitas (olvidándome montentáneamente de Dukan) y unas tapas riquísimas y hemos disfrutado de una charla muy agradable. Gracias Maín por este rato.
Y después he paseado por el gélido centro de Sevilla. Sin rumbo. Deambulando en una acompasada marcha conmigo misma.
He visto el mercadillo del Duque. El mismo que fotografíé en blanco y negro hace ya más de 25 años. Entonces unos punkies ocupaban los bancos bebiendo litronas. Los abalorios eran diferentes pero se respira el mismo ambiente. He comprado unos guantes pensando que mi hija estaría helada y armándome de valor he buscado por los MacDonalds y Burger varios, de la Campana, por si la veía.
Y entonces he pensado. ¿Qué quiero hacer? Tengo una tarde por delante, mucho frio por fuera pero ganas de ver a otras personas. Pero ¿cómo molestar a las personas que están calentitas en sus casas para decirle...nos tomamos un café?...¿Me voy a casa?¿A la de mamá?...¿Para ver la tele?...Uf..no me apetece. Prefiero recordar, hoy estoy abierta a ello.
Miro el móvil...tengo pocos números desde que me robaron hace unos meses. Voy a probar...Será que Eva...pues sí. Hace poco me dio su número por facebook y lo grabé, así que la llamo...Bien...bajará pronto a Sevilla y juntas nos tomaremos algo. Seguro que es genial. Es otra época, la Universidad. Recuerdos que me llevarán a una mujer recién crecida, con miles de proyectos...¿Qué hemos conseguido? Estrella ¿Te apuntas?...Me acordé de Sonia, pero todavía no estoy preparada para sanar esta herida. No fui yo la que la abrió. Quizás otro día...Hoy hace demasiado frío.
Oigo el viento pasando por los árboles de la Alameda. Mi trasero está helado en este banco amarillo al que apenas llegan rayos de sol.
Pero la vida sigue. No hay pájaros cantando porque deben tener los picos colados por el hielo y aquí estoy yo, sentada, dejando correr las hojas entre mis botas, y todo el que pasa me mira. Quizás piensen ¿qué estará escribiendo esta loca ahí en el banco...con el frío que hace??...Pues esto. Ni más ni menos. Unos pensamientos, en un día que sé que voy a recordar porque es mi presente, lo único que tengo y no estoy dispuesta a dejarlo pasar así porque sí.

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