sábado, 31 de marzo de 2012

Permiso para la verdad

Ayer fui a la presentación del primer libro del autor sevillano Alberto Luis Fernández titulado "El archivo oculto de Ávalon". Este acto me dio la oportunidad de conocer a Emilio Carrillo, una persona que realmente me ha impactado favorablemente. Su charla, muy amena, adictiva y ágil, consiguió que algo en mi interior se removiese de nuevo. Un cambio que presentía se materializó entre sus palabras y desde mi ceguera parcial comencé a ver una luz diferente iluminando mi camino.
Como en otras ocasiones sentí que un mecanismo exterior a mí iba guiando mis pasos hacia un punto de encuentro, un eslabón más en la búsqueda de la verdad "verdadera" con una redundancia en conciencia.
Y entonces escuché esas palabras...hay permiso para todo. Ahora podemos hablar de lo que está pasando en el interior de miles de personas que están sintiendo un despertar diferente, una vibración que los lleva a llegar a conocer quienes son y de dónde proceden.
Yo me considero todavía una novata en toda la materia. Mi escalón hacia la cuarta dimensión es bastante alto o yo todavía no sé saltar con todo el ímpetu, porque algo, todavía "inconsciente" trata de mantenerme lejos de mi consciencia. Pero no dudo de que ese salto cuántico está muy cerca, no solo para mí, sino para muchas personas que empiezan a entender, a abrir sus corazones, a compartir sus experiencias, olvidando el miedo a que nos etiqueten como "locos de remate".
Y desde que ese permiso ha sido dado yo me siento más libre para hablar de todo lo que he experimentado, de todo lo recordado, de experiencias casi mágicas que han jalonado mi vida en los dos últimos años. Me he reconocido en la categoría de ser humano que ha vivido experiencias traumáticas para llegar al despertar y este blog ha sido el mayor testigo de mi evolución.
No dudo que este mes de marzo que prometía cambios los ha traído y bien profundos y que esa primavera conciencial de la que nos hablaba ayer Emilio está ya manifestándose en el entorno más cercano. Solo hay que estar atentos a las señales, porque hay muchas pero no queremos verlas. Todavía hay una gran ceguera conciencial, no queremos ver lo que se muestra en nuestra vida, en este holograma que todas las conciencias han creado para desarrollar experiencias humanas.
También me fascinó por su sencillez la explicación que nos dio sobre lo que significa la muerte. Y fue tan fácil de entender que muchos de mis miedos se fueron diluyendo por momentos.
Y comprendí. Mi ojo lloraba, ese ojo semimuerto que adorna mi cara y que a veces me duele cuando algo pasa que todavía no estoy preparada para digerir. Ayer estaba sensible y durante la charla ese torrente de energía que recibía provocaba que ese ojo, solo ese, llorase por sí mismo y ayudase a su homólogo a abrise más y más. Ese tercer ojo, en el centro de mi mente, no puede parpadear pero sí abrirse para ver más allá de lo que mi ojo físico útil, puede ver...
Otra vez siento que la elección del título de este blog hace ya más de dos años, tenía implícito mucho más de lo que yo misma pensaba. Ha sido en su relectura en la que he ido descubriendo muchas de esas señales de las que hablaba antes. La respuesta me llegaba desde mí misma, curioso, como otras tantas cosas que me han sucedido.
Vuelvo a la analogía que el gran maestro Emilio utilizó para explicar lo que nosotros, los millones que vivimos todavía en 3D, llamamos muerte.
Hablaba de una familia que planeaba un viaje a Noruega. Los miembros de esa familia planificaban ese viaje con tiempo, cada uno participando en el mismo durante el tiempo vacacional del que dispone. Me voy a incluir en esa familia para contar la historia en primera persona, porque quiero que esta lección se grabe bien en mi mente. Puede que algún miembro de la familia tenga que volver a España antes, por cuestiones laborales o de otra índole. Eso no significa que no lo volveremos a ver. Sentimos su falta física pero tenemos la certeza de que cuando los demás volvamos del viaje, nos reencontraremos y la relación entre nosotros seguirá. Emilio nos habló de un email que había recibido y cuyo enlace os comparto por su absoluta belleza, donde un padre narra el contacto que conserva con sus hijos que volvieron de ese viaje con antelación. Si realmente cuesta encajar la pérdida de un hijo, ni qué decir de dos, pero tal y como este padre lo cuenta me hace comprender que el reencuentro existirá y que la única forma de contactar ahora con esa otra dimensión, con esa realidad fuera de nuestro mátrix, es meditando, tratando de apagar esta mente que nos domina y dejando hablar al corazón. Y el contacto es posible.
He de confesar que yo ya he experimentado una "migajita" como se dice por el sur, de ese contacto interior con el ser que volvió a la realidad hace ya casi cinco años. Mi padre me mandó un inmenso mensaje de amor durante una meditación y su presencia, si bien sentida desde su marcha, ha cobrado cada vez más importancia desde que siento que me voy despertando.
Siento que hoy no estoy muy "sembrada" escribiendo, pero es tal la cantidad de cosas que quisiera contar de lo que siento, que ese barullo mental ni siquiera toma orden para plasmarse. Queda este pequeño testimonio y estoy segura de que a partir de mañana me resultará más fácil plasmar las cosas ya que hay permiso para hablar, sin miedos, de la verdad.

2 comentarios:

  1. Prima, como siempre, expresa todo lo que sientes, todo los miedos que puedas tener en tu interior y toda la fuerza que queda reflejada en cada una de tus palabras. He conocido a muchas personas en mi trayectoria vital pero muy pocas que hablen con el corazón y tú eres una de ellas, de verdad. Un besazo enorme!

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Irene, por tus palabras de cariño, pero de gran maestro nada, un tipo tan normal y divino como tod@s.
    Besos

    ResponderEliminar