martes, 25 de noviembre de 2014

¿15 años tiene mi amor?

Emulando la canción del Dúo Dinámico que escuchaba en mis primeros años de vida, hoy, 15 años después de vivir por primera vez la maternidad me pregunto ¿es éste, el amor de madre, el verdadero amor?
Hace 10 años con su amiga Silvia
Hoy Paula cumple ya 15 años y es toda una mujer.
Sin embargo he de reconocer que se me está haciendo especialmente duro vivir la experiencia de la doble adolescencia. A veces me entran verdaderas ganas de salir por la puerta de mi casa y vivir mi vida, desconectando de los problemas que dos personas inmersas en sus cambios hormonales y relacionales, acarrean a mi existencia.
Y entonces miro hacia mi alrededor y me pregunto ¿no habíamos quedado en que primero hay que amarse incondicionalmente a uno mismo? ¿qué hago yo dando todo lo mejor de mí a unas personas que ni lo valoran, ni lo quieren?
Un gran dilema, sin duda.
Porque querer a un hijo implica un amor incondicional, y reconozco que no ha sido duro amarlos así hasta ahora, en los que mis hijos, retoños del alma, vivían como satélites cerca de mí.
Con 14 años.
Es ahora, cuando ambos me sobrepasan en estatura, cuando me planteo cómo actuar con ellos. Y es que no se conforman con esa superioridad en los centímetros, sino que ahora tratan de imponerse a mí en cualquier momento y situación, creándome una sensación de impotencia que a veces no sé cómo superar.
Pero bueno, hoy Paula es la protagonista, tan bella y apuesta mujer, como pizpireta y preciosa niña fue. Y no voy a lamentarme como madre incapaz de sobrellevar esta penosa carga que supone lidiar (porque es una lidia diaria, tan real como la del ruedo) con ellos, en un día en el que celebro con gran felicidad, que mi niña, mi amor, ya cumplió sus 15 años.
Y sin duda una no puede dejar de mirar atrás y rememorar sus propias vivencias a esa edad, primeros amores, primeras pandillas, primeros desengaños. Con 15 años uno ya se siente mayor y quiere volar en este mundo de mayores. Y como todos los cuarentones sabemos ya, nadie escarmienta en experiencia ajena, y de nada servirá decirle a una nueva aventurera de la vida, que espere, que no tenga prisa, que ya nunca más será una niña y que todavía está a tiempo de vivir como tal.
Los años pasan muy deprisa y cuando te paras, de repente, porque tu hija cumple 15 años, te das cuenta de lo rápido que has vivido. Y que ya queda menos camino para el frente del que ya recorriste.
Y piensas...¿qué daría por volver a mis 15 años...con la coletilla inevitable "con lo que sé ahora".
Así que, para terminar, a mi princesa-ogra de 15 años le pido calma, que viva cada etapa y sea feliz cada día. Muchas felicidades Paula.

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