miércoles, 3 de junio de 2015

Robo

Menudo tema me ha sugerido hoy Camelia para que escriba: "Robo". A ver qué sale...
Lo primero que me sugiere la palabra "robo" es cuando te roban el corazón y diluyes tu voluntad a las peticiones, a los anhelos o deseos de otra persona que se convierte en dueña absoluta de algo que considerabas exclusivamente tuyo y ya no lo es...
Podemos robar o que nos roben una sonrisa cuando, aun conteniendo las emociones en situaciones vitales, alguien consigue que tus labios reaccionen involuntariamente y tus comisuras se eleven.  Aunque los aprietes para dominarlos...resulta imposible reprimir la emoción que provoca el sonreír y terminas dándote por vencido. Vuelves a perder algo que creías tuyo: el control sobre ti mismo.
Nos roban un beso cuando en el ardor de la mirada imaginas a tu lengua pasando sobre tus labios y tu pareja es capaz de leer tus pensamientos y refresca esos labios que hablan sin preguntar. Este es un robo consentido, por lo que técnicamente es un hurto.
Ya entiendo que con la elección de este tema se debían referir al "robo" material que nos rodea en esta sociedad, pero ya me conocéis y me resulta más fácil hablar desde el corazón que es mucho más subjetivo.
Pero voy a tomar el toro por los cuernos ( cuernos de los muchos cabritos que nos roban cada día) y trataré el tema desde esa perspectiva.
¿Qué es lo que nos roban esas personas que elegimos para que gestionen los dineros que les entregamos, fruto de nuestro trabajo?
Para empezar nos roban la confianza. Nos roban la esperanza, las ilusiones. Nos quitan la fe ciega que presuponíamos en el ser humano.
Cuando se descubre un caso de robo "material" asociado a la desvergüenza del político de turno,  gran parte de la población mata en su interior muchos sueños que le contaron cuando, inocente confió su voto en esos ladrones de guante blanco.
Me gusta pensar en que, antes o después, el karma devolverá a esas personas parte de lo que han hecho y pagarán cada céntimo que tomaron sin deber.
Cuando una sociedad aplaude la indecencia, la superficialidad de meterse en vidas ajenas, la ignorancia; cuando tolera el maltrato, la violencia; cuando se valora más a un futbolista que a un profesor; cuando ignora su propia historia...ha sido despojada de su esencia. Se le han robado sus orígenes.
Lo más triste es que no existe organismo al que acudir para denunciar estos robos y me resisto cada minuto a ser yo la víctima de ese tipo de latrocinios.
Hoy el tema me resonaba poéticamente en los inicios de este escrito, y me encrespaba y desolaba en estas últimas líneas. 
A veces los retos me roban la creatividad...

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