sábado, 23 de enero de 2016

El libro de mi vida

Hoy pensé en la similitud que hay entre mi vida y un gran libro.
Mi vida es un libro en el que algunas páginas han quedado marcadas con leves esquinas dobladas y otras, simplemente, son páginas de contenidos intrascendentes.
Hay momentos en los que me ha costado mucho trabajo tragar capítulos de mi libro. Son esos capítulos en los que la trama se enrevesaba tanto que no sabía si debía volver a leerlos o pasar al siguiente sin que acabase de comprender la trama del anterior.
Últimamente trato de pasar páginas rápidamente, porque he decidido que ya había perdido demasiado tiempo mirando algunas que no me aportaban mucho.  Y era mejor avanzar.
La decisión de tomar la esquina, asir con fuerza y girar hacia el futuro no es tan fácil como parece. Pero se hace. Ante mí, nuevas páginas con tanto por leer...
Algunas de estas nuevas páginas han resultado interesantes, porque aparecían nuevos personajes, se retomaban tramas anteriores y las historias se iban completando, cerrando, o abriendo a nuevas aventuras.
Es curioso como cada nuevo capítulo te hace revivir momentos ya vividos: sensaciones, sentimientos, emociones, alegrías, penas, esperanzas, ilusiones, tragedias, dolor, sueños...
Como si viviésemos en un bucle constante las nuevas tramas te hacen revivir momentos que pensabas olvidados para siempre. Los buenos. Los malos.
No sé cuántas páginas le quedan a mi libro. Igual muchas, igual pocas. Quizás hoy estoy escribiendo un epílogo y ni siquiera soy consciente. Pero aún así reflexiono sobre ello.
Solo quiero que en las páginas que me quedan por leer, en las historias que se entrecrucen en mi vida, haya siempre una voluntad de ser feliz, de sentir intensamente el amor, la amistad, la alegría, el agradecimiento, dando cabida a todo lo bueno que se haya podido escribir en todos los libros de todas las personas que forman parte de mi existencia.
Hoy paso otra página más. Sé que vendrán algunas dolorosas. Están en mi libro como están en el libro de otras personas, pero no tengo intención de leer atropelladamente para adelantarme al sufrimiento.
¿Qué me regalará hoy? No lo sé, pero ahí está la belleza de este libro: que nunca sabes qué hay al otro lado de este momento.


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