viernes, 22 de abril de 2011

Una historia de amor divergente.


Supe de una historia de amor verdadero. Y el conocerla me ha hecho ver, una vez más, lo importante que es en la vida saber tomar decisiones no solo con la cabeza, sino también con el corazón.
En esta historia de amor, como tragedia shakesperiana, quedaron muchos cadáveres por el camino. El amado, la amada, el futuro, los sueños.
En esta historia los protagonistas estaban destinados a olvidarse durante toda la vida porque nunca confluyeron las circunstancias para que su amor fuese libre y abierto.
Al principio ella estaba comprometida en una relación que solo permitió a esta pareja ser amigos. Y a pesar de estas circunstancias él se enamoró. Durante algunos meses las dudas y el desconcierto rodearon a los amantes que se dejaban llevar por una pasión descontrolada, siempre marcada por la presencia de la relación oficial de la chica. Al final pudo más el convencionalismo que el amor y mis protagonistas se separaron. Él quedó roto, resentido. Pensó que ella era una egoísta que no valoraba lo que le dió, su entrega, su amor sin condiciones. Nunca la llamó, respetando la voluntad de la caprichosa mujer que no supo, hasta mucho después, del amor que él le regaló.
Algún tiempo después ella reflexionó y trato de recuperar a aquel amante y amigo. Una carta trataba de explicar, de corregir, de solicitar perdón. Pero aquellos folios quedaron amarilleando durante años en el fondo de un cajón porque el resentimiento era demasiado grande.
Ha pasado una vida y los amantes se han vuelto a encontrar. Muchas vivencias de ambos, familias montadas, amores y desamores en sus caminos. Y aún así el amor volvió a aparecer, con más fuerza que nunca, más puro y sincero.
Y esta vez se han dejado llevar por la inconsciencia, por el arrebato de la necesidad, por el abrazo, por la mirada. Esta vez el amor tampoco ha triunfado.
El camino de mis protagonistas es siempre divergente. Las disyuntivas los han vuelto a separar. Es el todo o la nada. El camino de él versus el camino de ella. No hay confluencia aunque sí hubiese sintonía. Una vez más la vida los separa, sabiendo que en este punto ya no hay retorno atrás.
Una historia de amor que nunca fue, que nunca pudo ser, que nunca será. Y sin embargo mis protagonistas se han quedado con el corazón roto para siempre, sin esperanzas, sin ilusiones.
La vida ha marcado un rumbo de desamor en el destino inicial de estos amantes. Cual Romeos y Julietas deben morir en sus existencias para que lo correcto vuelva a funcionar. Les deseo lo mejor a ambos. Mucha suerte. No sufráis.

7 comentarios:

  1. La verdad es que yo también me he sentido mu identificada con alguna de tus entradas :) . Entonces te animo y te deseo de todo corazón que al menos tú lo consigas. Lamentablemente para mí sí es demasiado tarde.
    Un besazo.

    ResponderEliminar
  2. Quizás ese sea Romeo pero tú no seas su Julieta.

    ResponderEliminar
  3. Para Anónimo. Es posible que en este caso la protagonista no deba ser la Julieta de ese Romeo, pero está claro que los Capuletos y los Montescos son los más allegados, y a veces ni siquiera son conscientes del daño que hacen a los suyos. Retener o separar, sin amor, sí que es triste. Cada cual que viva su existencia pero que deje ser feliz a los demás, sin retenerlos con armas más que cuestionables. Un saludo y gracias por tu visión.

    ResponderEliminar
  4. quizas no es demasiado tarde y tengan una tercera oportunidad....no hay que perder las esperanzas....solo creer en el amor, el amor todo lo puede....si es un verdadero amor, romeo volverá por su "julieta"

    ResponderEliminar
  5. Os recuerdo que Romeo y Julieta eran dos adolescentes, y no dos personas adultas no creo que sean referentes apropiados, vivimos y a veces tenemos que enfrentarnos a la cruda realidad, además tenemos que dormir con la conciencia tranquila creo yo. El que quiera entender que entienda

    ResponderEliminar
  6. El problema de la conciencia es que está mal entendida. La buena o la mala conciencia no tiene nada que ver con los convencionalismos sociales que pretenden convencernos de lo que debemos o no debemos hacer o de cómo debemos comportarnos. Por seguir las reglas que tenemos incrustadas en la mente se han destrozados muchas vidas; hay que ser valiente en la vida y ser fiel a uno mismo. ¿De qué sirve seguir con una situación que no hace feliz a nadie?

    ResponderEliminar
  7. En este caso insisto que el amor no tiene edad y no es relevante que los amantes tengan 15 o 40 años. Lo importante es vivir lo más felizmente posible, sin dañar a los demás y entregando al amado lo mejor de cada uno.

    ResponderEliminar