miércoles, 18 de mayo de 2011

Contraposiciones

Una vez más siento que mi mente se ha vaciado de repente. Quiero decir cosas pero no sé qué. No entiendo los procesos de mi cabeza. ¿Cómo es posible que durante un tiempo no pare de crear pensamientos, reflexiones, manifieste ilusiones, esperanza, amor, alegría, y de repente se vacíe completamente?
Y en esa fase estoy, camino del hastío. Como si de repente todo crease un espacio sin contenido que me impide enlazar con coherencia alguna idea digna de ser contada.
Y aún así me atrevo a rellenar esta hoja en blanco, porque la necesidad de contar cómo me siento no ha pasado, aunque no tenga claro lo que quiero decir. Quizás sea solo eso: que debo decir que estoy en otro momento vital. El de la reflexión ausente. Reflexiono sobre mí misma, como siempre, pero llegando a la conciencia de que todo es pasajero y que solo cabe pensar en el presente, porque el pasado ya pasó y el futuro es incierto. No sabemos qué pasará mañana y por ello no cabe preocuparse.
Pero ese mismo pensamiento me genera cierta tristeza, porque las ilusiones de las que tantas veces he hablado deben tener cabida en el futuro y están relacionados con él. Mis propios pensamientos de contraponen entre sí. No preocuparse es un ejercicio de sabiduría vital, porque la propia preocupación nos crea malestar e implica vivir pendiente de un tiempo que no ha llegado y no sabemos si llegará. Pero la ilusión es exactamente lo mismo. La ilusión te hace imaginar un "futuro" desde una perspectiva positiva y creo que me cuesta aplicarme a mí misma las ideas que defiendo frente a la preocupación. Ilusionarse es imaginar, creas ideas que se situarán en un momento que no ha llegado y que tampoco tenemos la certeza de si llegará.

Una vez más llego a la idea del blanco y negro. Todo es así: una cosa y su contraria a la vez. Como el yin y el yan. Este contraste continuo estimula mis pensamientos. El esfuerzo de entender cómo se mueve todo agiliza mi crecimiento, porque todo es cuestionable.
Está claro que hoy no estaba inspirada para escribir. Lo supe desde el minuto cero, pero aún así creo que he sacado conclusiones positivas de este rato que he pasado rebuscando en mi hueca cabeza.

2 comentarios:

  1. Claudio A. Fernández18 de mayo de 2011, 16:27

    La propia interrogante no deja de ser un acto de creación, el cansancio y el desánimo existen, pero tú sabes como derrotarlos... Un abrazo.

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  2. No entiendo porque es todo tan complicado, si todo depende de él, se lo tienes que decir, qué puede ser tan fuerte que separe a dos personas que se aman. Un saludo y ánimo.

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