lunes, 24 de agosto de 2009

Campesinos

Me encanta viajar al pasado. Cuando vengo aquí me siento en el túnel del tiempo y recorro unas experiencias que bien pudieron vivir mis abuelos en Pinilla o mis bisabuelos en Écija o en Galicia.
Pero lo encuentro hoy, en el siglo XXI, en este país que me acoge como hija.
En estos días he buceado en lo cotidiano de estas tierras. Realmente he sido consciente de lo privilegiada que soy cuando unos ojos ajenos se sorprenden por cómo se vive todavía por aquí.
He vivido el proceso vital del autoabastecimiento.
Llegué cuando cortaban banderas (cortar la parte alta de la planta del maíz). No entendía para qué pero supe que esas partes se utilizaban para alimentar a las cabras. Además se permitía a las mazorcas coger sol para ir secándose.
Después llegó el "descamisar o milho" que yo, inculta del campo, pensé que era despellejar las mazorcas. Después descubrí que era arrancarlas. Miles de mazorcas amarillas coloreaban el campo portugués. Decenas de campesinos de estas tierras simultaneaban las tareas y me impresionaba como los campos iban cambiando en tan poco tiempo.
El día que más disfrutamos fue el de "debrulhar o milho", o lo que es lo mismo, desgranar las mazorcas. La experiencia de ver salir los miles de granos por un lado y las mazorcas vacías por el otro, unida a las risas de los niños que recibían el grano en sus cuerpos como si fueran copos de nieve, hizo que recuperase la memoria sobre algo que nunca había vivido con anterioridad, como si lo vivido por mis antepasados llegase de nuevo a mi mente a través de los genes compartidos.
La mayor parte del maiz, colocado al sol durante varios días, servirá para alimentar a los pollos y gallinas que se guardan en el corral. Parte del mismo se molerá para hacer la harina de maiz con la que se elabora la broa (eso típico y delicioso pan portugués).
Con esas gallinas, pollos y cabras, el campesino portugués se asegura los huevos y la carne durante unos meses.
También aquí se elabora vino. Cada lugareño tiene sus propias vides y recoge cada año las uvas para elaborar el vino que beberá el siguiente. Vino con denominación de origen de Bairrada.
Por cada rincón escuchas conversaciones sobre cómo será este año la cosecha, sobre la próxima vendimia que se prevé buena y sobre la calidad que se supone que tendrá el vino que salga de estas uvas. Se habla de limpiar los depósitos metálicos dónde reposará el primer vino, las botellas dónde terminará de hacerse el vino de la cosecha pasada, se analiza el estado de los toneles de madera donde envejecerá el vino seleccionado. Y otros muchas actividades relacionadas con la enología que escapan completamente a la comprensión de mi inculta cabeza urbanita.
En casa se come de todo, y poco se compra: Tomates, pepinos, habichuelas, chícharos, pimientos, cebollas, ajos, calabazas, calabacines, guisantes, pollo, huevos, chanfana (guiso elaborado con carne de cabrito, regada con vino tinto y hecho en el horno de leña de cepas), todo salido directa o indirectamente de la tierra y del trabajo del campesino. Este año hay muchas patatas porque solo se le pagaba al agricultor 1,5 euros por 20 kilos de patatas y muchos han optado por quedárselas para alimentar a los animales. Me avergüenzo de los intermediarios que abusan de estas pobres gentes que pasan horas al sol regando unas plantas que darán un fruto, difícil de recoger, que apenas le supone un beneficio.
Cuando, desde mi ignorancia, hago entender a estas gentes que es un trabajo muy duro para tan poco lucro, me contestan que esta es la única vida que han conocido, y que si no hace eso ¿qué harán?. Esa es su vida y no saben hacer otra cosa. No hacerlo supone echarse a morir y el proceso del campo supone vida por ciclos. Bajo la cabeza y asiento. Realmente este es otro mundo.

2 comentarios:

  1. Hay otros mundos ... pero indiscutublemente están en este... o eso parece.

    Me gusta tu blog, pero tienes que agregar más cosas a la plantilla.

    Ten en cuenta que esta es como una pequeña parte de ti, de tu casa interior... y tiene que ser preciosa.

    No me hables de falta de tiempo¡¡¡¡¡

    Mil besos.

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  2. Gracias por tus consejos, amiga. Procuraré que esta casa mía sea acogedora para las personas, sinceras, que la visitan. Besitos

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