viernes, 4 de junio de 2010

Calor

Es como una bofetada que te irrita la piel y te escuece el alma. Piensas que es imposible que hace unos meses lo deseases de todo corazón cuando tiritabas buscando una camilla donde encontrarlo. Y ahora, sin quererlo, reniegas de él y buscas a su enemigo natural que, por momentos, se ha convertido en tu más codiciado tesoro. El calor de estos días trastoca la vida. Me gusta el calor pero cuando llega tan altivo, tan prepotente, dejándose sentir cual gallito de corral huyo de él. Anhelo ese frío que me entumecía los pies hace unos meses y sacrifico mi cuenta corriente llamándolo. Las frigorías como monedas de oro se van desparramando sobre mi torre y vuelve el color a mis mejillas: El color rosado, que ya venía estando roja de la calle.
Cuán traicioneros podemos ser en nuestras vidas. Somos fieles a algo durante unos meses, mientras nos conviene y de repente, las cosas cambian, y nuestro más fiel amigo se convierte en nuestro enemigo, haciendo que nos aliemos con el supuesto diablo que ahora se ha convertido en la fuente de nuestro placer. El calor y el frío...cuántos pensamientos, conversaciones, discusiones, anhelos, desesperos nos provocan estos dos enemigos irreconciliables...

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