viernes, 3 de septiembre de 2010

Ante el futuro

Hoy examiné a mis alumnos. Y en su actitud ante el folio que les he dado he podido entrever a los seres humanos en los que se convertirán en el futuro. Cada uno de ellos es una promesa y la energía que irradian se desboca porque todavía no saben quienes son ni lo que quieren. No son conscientes de que esta etapa que viven es de las más fáciles de la vida.
Unos demuestran que nada les parará mañana. Tienen claro que seguirán estudiando y que el hecho de estar en la convocatoria de septiembre es solo algo extraordinario. Tropezaron pero consiguieron equilibrarse a tiempo y han sacrificado su diversión estival para seguir dando pasos derechos.
En otros veo al alumno que lo tiene todo y nada le importa. No se esforzaron durante todo el año y han sido consecuentes en esta convocatoria y han entregado el examen solo rotulados con su nombre y alguna pincelada que ha coloreado el blanco y negro de la fotocopia.
Otros me miran. Con sus ojos suplican una ayuda que no sé si podré darles. Van justitos y ahora se dan cuenta de que con un pequeño esfuerzo la semana anterior a la prueba quizás ahora no estarían tan nerviosos.
Y con este examen estamos escribiendo futuro. Unos se van y se convertirán para siempre en antiguos alumnos. Incluso algunos se llegarán a convertir en amigos con los que charlar dentro de unos años. Les seguiré la pista porque el cariño que se les toma no es algo que se pueda eliminar con un suprimir del teclado. Queda ahi, dentro, porque igual que yo he podido aportarles algo de mi conocimiento o de mis valores, ellos me han forjado como soy, granito a granito.
Con los que se queda seguiré manteniendo la misma relación profesor-alumno que se nos exige pero trataré de seguir aportándoles mucho más que un conocimiento obligatorio.

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