jueves, 7 de abril de 2011

La entrega del amor


Durante los últimos 16 años de mi vida di todo en el amor a cambio de nada.
Esta reflexión tan cruda me ha marcado profundamente y sé que me va a condicionar mucho en mis futuras relaciones.
En todos esos años aposté una y mil veces por el AMOR en mayúsculas. Quería porque se esperaba de mí una entrega total a la relación por la que aposté cuando ya tenía bastante uso de razón y varios fracasos a mis espaldas.
Y una vez más me equivoqué. Porque el amor es algo que debe ser alimentado diariamente a la par que hay que aportar mucho de manera recíproca para que no muera.
El problema de todo esto me lo planteo de cara al futuro. No sé si podré creer otra vez en el amor en toda su extensión. El amor es entrega y no sé si ya me queda dentro esa capacidad de entregarme completamente si no siento que la entrega es mutua. Eso me hace débil, porque me aleja de la ilusión de amar sin condiciones. La vida marca demasiados límites.
Esos límites son cadenas que impiden moverse libremente y entonces llega la desesperanza. Mirar al futuro sin amor es muy triste porque es uno de los motores que hace que el corazón lata fuerte, con ganas.
No quiero mirar al pasado, ni a la relación que murió también por mi culpa. Quiero mirar al futuro e ilusionarme. Poder volver a sentir que mi corazón late desesperadamente por alguien y que soy correspondida de la misma manera, sin ataduras, sin presiones, sin cadenas que nos anclen en una vida rutinaria.
Hace unos dias aclamaba que estoy enamorada de la vida, y es cierto. Quiero vivir cada momento, cada instante de esta vida. Una vida que va restando de su contador cada minuto que pasa. Y por eso cada uno de los minutos es importante, porque no sabemos en cual de ellos acontecera algo que cambiará nuestro rumbo. Si no estamos al loro la oportunidad puede pasar para siempre.
Pero yo estaré ahí, pendiente de mi oportunidad, porque me la merezco, porque seguro que hay por este mundo alguien que merezca mi amor y pueda llegar a amarme de la misma forma. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde.

1 comentario:

  1. Bueno, creo que por mi experiencia puedo aportar algo de luz a tus pensamientos, porque si tu estuviste 16 años, yo estuve 21, más otros siete antes de casarme y como tú bien sabes fue un fracaso total; sin embargo, y a pesar de ello, nunca perdí las esperanzas, es más, algo en mi interior me decía que había alguien para mí,y a eso me aferré, desoyendo a los que una y otra vez me decían que lo que yo buscaba no existía; pero gracias a que hice oídos sordos y no les creí, seguí creyendo en el amor, convencida de que encontraría a la persona con la que poder compartir la vida por entero y con la que poder vivir el amor de la manera que yo lo entiendo. Por eso desde aquí te pido, por favor, que no dejes de creer jamás. Un besazo.

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