miércoles, 15 de junio de 2011

Hoy conocí a un buen chico

Hoy ha sido un día especial en el colegio.
A punto de expirar el curso sigo descubriendo en mis alumnos a los futuros hombres del mañana y me ha hecho feliz conocer a un chico realmente bueno de corazón.
Cuando llegué al aula ya me percaté de que algo le pasaba. Sus ojos reflejaban una tristeza inusitada en su exótico rostro. Su mirada, esquiva, evitaba en todo momento el encuentro con otros ojos que pudieran descubrir su lucha interior. La materialización de la derrota ante el estudio ha sido la evidencia más clara de que algo realmente doloroso le embargaba totalmente.
He notado una llamada silenciosa. Al acercarme a él he notado como se me estremecía la piel por el flujo de dolor que emanaba y he querido transmitirle aquello que me fue regalado y que me encanta compartir. Mi afecto.
Muchas veces no somos conscientes de nuestra propia valía. Hay personas que son buenas de corazón, que siempre tratan de actuar correctamente y valorar lo que tienen. Ocurre a veces que las cosas se tuercen motivadas por muchas razones y ello puede conllevar una ruptura con ese estado de bondad buscada y conseguida. El hecho de descontrolarse una sola vez en su vida hacen que estas personas tomen conciencia de sus propios errores humanos, y las autocríticas suelen ser más dolorosas que el propio daño causado. De repente son concientes de que su descontrol los hace malas personas porque han herido a alguien a quien quieren o han actuado incorrectamente y en contra de sus propios valores.
Pero no por ello son malas personas, sino todo lo contrario. Si el hecho de haber causado dolor a otro hace que nuestro chico se sienta mal, nos da aún más motivos para valorarlo. Es mucho peor hacer el mal y no ser conciente de ello, o incluso hacer el bien con el objetivo de ser reconocidos por él.
Así que hoy estoy convencida de haber conocido a una gran persona, a un hombre que triunfará en la vida gracias al gran corazón que atesora en el pecho. Sus lágrimas de dolor ante la injusticia son muestras más que evidentes de que este proyecto de hombre será un orgullo no solo para los que lo quieren por ser de su sangre, sino también para todos los que llegamos a conocerle. Muchas felicidades por ser como eres, amigo.

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