jueves, 30 de junio de 2011

Un periodo nuevo

No sé si por decisión propia, porque es 30 de junio o porque entre ayer y hoy personas están decidiendo sobre mí sin mi presencia, el caso es que tengo la sensación (más que la sensación es una certeza probable-que hablar de intuiciones y demás cosas pone en entredicho mi cordura-) de que mi vida está girando otra vez de una manera radical.
Una serie de acontecimientos que yo iba imaginando (otra vez evito hablar de intuiciones y percepciones que algunas personas son incapaces de entender) y que se han cumplido con precisión matemática, me hacen ver la vida desde otra perspectiva.
Sigo resistiéndome a dejar de confiar en las personas porque creo que si lo hiciera perdería mi propia esencia. Ya mi padre me lo dijo en su maravillosa carta, varios de cuyos fragmentos recogí en este mismo blog hace unos días. Yo me creo un mundo maravilloso y limpio alrededor en el que quiero creer. Prefiero pensar que las personas son buenas por naturaleza y que nunca van a hacer daño a conciencia a los demás. Pero después te das cuenta de que las cosas no son así. Será por la vacuidad de algunas vidas o por la hipocresía innata de algunas personas, pero la realidad es que hay más gente mala de la que yo me imaginaba. Y no digo de mala, malilla, sino mala de corazón. Y además sin ningún motivo objetivo que no sea la ceguera consentida.

Cuando alguien mira la realidad con ojos ajenos tiene la percepción de esos otros ojos como intermediario entre la verdad y su corazón. Esos otros ojos pueden estar adulterados por muchas experiencias ancestrales que desvirtúan el objeto que se mira. Si esa persona que usa ojos ajenos no tiene criterio suficiente, acaba creyendo que la realidad de ese objeto es tal y como ae pintan, y no le interesa siquiera pensar en que se esté equivocando. Pero lo hace. Y las consecuencias pueden ser funestas.

Como objeto desvirtuado que me siento hoy en día, porque sé que hay ojos que me están mirando a través de un cerebro ajeno, solo me queda decir que sería más conveniente tratar de conocerme de verdad, no dejarse influenciar por esas personas que tiene mucho que temer de mí, porque tampoco me conocen y piensan que utilizaré sus miserias en mi beneficio propio. Eso demuestra lo poco que me conocen. Yo tengo valores y me siento orgullosa por ello.
Y quien se ha tomado la molestia de saber qué late en mi pecho reconoce que no tengo la "mala leche" necesaria para actuar contra determinadas personas que me hacen daño.
Pero como me dijo mi padre (en una carta, repito, que después dicen que me pongo a hablar con mi padre que se sienta en mi cama...con lo que mi locura es ya de remate), en la vida hay que seguir luchando por lo que creemos justo y limpio y eso haré.
Sé que soy infinitamente afortunada por todos los amigos y amigas que Dios ha puesto en mi camino y que evitan que vuelva a caer en este estado de incertidumbre en el que caí el año pasado. Es estado en el que mi cuerpo y mis ojos enfermaron porque me negaba a ver la realidad tal y como era, porque me resultaba demasiado duro de reconocer.
Mucho ha pasado desde entonces. He cambiado sin dejar de ser la misma. Sé quien soy y lo que valgo y sé que este estado será permanente porque he llegado por fin a encontrarme a mí misma y me gusto más, mucho más.
En primavera hablé del amor de primavera...Ha sido una primavera intensa y plena en muchos sentidos que se ha acabado con un verano lleno de complicaciones pero que se volverá maravilloso a partir de mañana.
Las injusticias serán tomadas en consideración y se responderán en el momento oportuno, porque una cosa es querer ver el presente siempre desde la perspectiva positiva, y otra es dejarse injuriar, ajusticiar y calumniar sin tomar medidas. Sería dejar de quererme si no me defendiera. Y eso haré.
Y un periodo nuevo se abrirá ante mí. Mejor pensar que cualquier cosa negativa se volteará hacia algo mejor. Confío en ello porque me resisto a pensar, como siempre, que los malvados acaben triunfando.

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