lunes, 9 de enero de 2012

La balanza


En la vida todo debe estar de alguna manera equilibrado. Lo que das, lo debes recibir, para no sentir que todo se tuerce y acabes cayendo.
En estos días pienso sobre este tema y reflexiono sobre la posibilidad de ser siempre una dadora que recibe poco. Es cuando me siento desequilibrada (y no lo digo en el sentido de falta de cordura) cuando debo frenar y mirar mi vida desde un prisma completamente diferente.
En mis manos, mucho amor, siempre dispuesta a colocarlo en uno de los platillos de la balanza. Y lo hago porque lo deseo, porque me siento feliz por dar cariño a todas las personas. Siempre procuro ser servicial y estar disponible en los momentos en los que se me necesita.
Pero también veo que el platillo que compensa mi balanza muchas veces está vacío. Unos ponen la intención, pero no materializan esos sentimientos, otros, directamente, no ponen nada o se limitan a criticar todo lo que tú has entregado desde el interior del corazón.
Y supongo que hasta eso acaba cansando.
Es así como me siento hoy, quizás porque estoy siendo invadida por un catarro que hace flaquear mis fuerzas, pero veo que en general me esfuerzo por dar y dar, y no me siento restituida de ninguna de la maneras.
Es en estos momentos en los que me planteo parar. Mirar hacia dentro y decirme a mí misma que las cosas no pueden seguir así. No es que viva para que me valoren lo que hago, porque si lo hago es porque yo quiero, pero supongo que sentir que hay personas que hacen algo similar por ti, en cierta medida, reconforta.
Y entonces decido dejar de ser así, dejar de servir, dejar de demostrar amor y atención, para ver si hay reacción y me siento restituida.
Y caigo en el absurdo, porque me hiero a mí misma ante la desconexión y mi corazón siente que yo misma lo he abandonado.
Bueno... espero que se me pase pronto este catarro y con él se vayan también estos pensamientos tan negativos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario