sábado, 4 de agosto de 2012

Limpiar el corazón

Varias veces en mi vida he pensado en la frase "hay que soltar lastres". De hecho hay alguna entrada por ahí que trata ese tema y como soy bastante recurrente a mí misma hoy voy a tratar de vaciar un poco el interior desde otra perspectiva.
Ayer estuve leyendo un blog que me gustó mucho. Ahí había una entrada en la que nos anima a vaciar el corazón de todos los restos que los amores de nuestra vida dejaron para que hubiese espacio para la llegada de ese verdadero amor, el del alma gemela, que necesita mucho espacio y no puede convivir con otros amores que dejaron residuos en nosotros.
Está claro que a lo largo de mi vida he tenido varios amores a los que he otorgado un pedazo de mi corazón. Hombres que aportaron experiencias diversas a mi vida y de los que aprendí cosas nuevas. Muchas relacionadas con la propia experiencia de compartir, de ser parte de una pareja, de la entrega y del egoísmo, de la verdad y de la mentira, de la fidelidad o la infidelidad, del todo y del casi nada.
De algunos apenas quedaron rastro porque pude sanar el dolor en algunos momentos cruciales de mi vida. El reiki fue fundamental en ello. Otros se quedaron siempre en un pedacito de mi pecho mediante recuerdos recurrentes de momentos especiales vividos en el pasado. Los más quedaron como amigos, con la trasmutación de ese primer amor en un amor de amistad que ocupa otra parcela diferente en el corazón y al que no podría nunca renunciar.
Y yo me pregunto... ¿Será que de verdad existe esa tecla de Supr como llevan los teclados para eliminar del corazón los restos de esos amores que ocupan un espacio que no deben ocupar?
Anoche estuve haciendo una meditación a la luz de la luna. Lo experimentado fue algo que no había sentido antes. Reviví con mi corazón muchas de las experiencias amorosas que viví desde la adolescencia hasta el día de hoy, y lloré y lloré como hacía mucho que no hacía. Fue algo regenerador. Seguí las instrucciones de Lily en su blog. Y creo que me funcionó totalmente.
A veces cuesta mucho trabajo tomar decisiones que produzcan cambios reales en nuestras vidas. Nos asentamos firmemente a la realidad que tenemos aunque seamos muy infelices con la persona que nos acompaña en el camino. Somos hostiles con nosotros mismos porque no nos consideramos en la libertad de optar por nuestra felicidad. Igual hay que lavar el corazón más a menudo. Pasarle el antivirus antes de que se nos corrompa del todo.
Hoy pienso seguir lavando mi corazón de todos los residuos que me dejaron personas en él. Quien ya desapareció de mi vida no merece ocupar ese espacio, ni que mi energía se difumine por un recuerdo pasado. Los que optaron por no entregarse al cien por cien tampoco son merecedores de ocupar ni un milímetro de ese espacio tan maravilloso que es mi corazón.
A ver si así soy capaz de dejar espacio para la llegada del amor verdadero, o simplemente, para rever a la persona con la que comparto existencia sin modelos pasados con los que compararlo. Igual él es el amor verdadero y no he sido capaz de saberlo porque había muchos residuos en el interior. Cuando trate de darle al suprimir a esta persona veré cómo reacciona el corazón, que es sabio, y sabré si estoy errada o también tiene que desaparecer. En fin, el caso es evolucionar de alguna manera.

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