lunes, 20 de agosto de 2012

Resaca de años

Hoy escribo desde Lisboa. Desde un gran apartamento de la Avenida Almirante Reis de la capital portuguesa he decidido que no debía esperar a llegar a Sevilla para transmitir el baño de cariño que recibí por mi cumpleaños hace dos días.
Es cierto que las nuevas tecnologías facilitan el que los amigos te recuerden en un día tan especial como es el aniversario del día que naciste a la vida que elegiste. Es cierto que puede que algunos hayan actuado mecánicamente al mandar la felicitación y que otros muchos hayan optado por ignorar el aviso...
Pero lo que a mí me ha maravillado ha sido la cantidad de personas que se han tomado unos minutos para recordarme que tengo que ser feliz cada día, como tantas y tantas veces me digo. Y lo han hecho por teléfono (lo notaré en la factura de este mes :)), por email, por sms, por facebook, por tuenti...Quería haber contado cuántas fueron...pero me ha resultado imposible. Más de 100 personas seguro... ¿No es eso impresionante?
Muchas veces me pregunto porqué me dejo embargar por la apatía en algunos momentos de mi vida, cuando en mi fondo soy consciente de que soy una privilegiada por la cantidad y la calidad de los amigos que atesoro. Sé que su cariño es sincero y que, si bien no voy a incomodarlos con chorradas, cuando realmente los necesite voy a recibir cualquier tipo de apoyo.
Lo de mis alumnos es punto y aparte. Algunos mensajes me han asombrado tan favorablemente que todavía trato de encajar algunas palabras.
 Cuando uno se dedica a la docencia y trata de transmitir algo más que meros conocimientos académicos, el constatar que esas otras enseñanzas calaron tan hondo y permitieron la transformación interior de algunas personas, da que pensar...Es una gran responsabilidad porque de la misma manera, somos herramientas que podemos destruir a seres humanos en formación personal.
Hace ya unos meses visualicé un video que realmente me marcó mucho. Era un pequeño experimento que una profesora americana realizaba en su aula con un grupo de adolescentes. Mucha veces acudo a ese hecho para explicar como tenemos en nuestras manos mucha más responsabilidad de la que nos creemos Esta profesora pasaba un papel a cada alumno con tres palabras. Les pedía que con las letras de la primera palabra formasen otra palabra válida y que en el momento en el que terminasen de hacerlo levantasen las manos. Más de la mitad de la clase levantaba la mano rápidamente y un grupo pensaba y pensaba pero terminaba por desistir. La profesora le quitaba importancia al asunto y pasaba a pedir que hiciesen lo mismo con la segunda palabra. Igualmente un grupo de alumnos levantaba rápidamente la mano, coincidiendo que el resto tampoco pudo realizar la tarea. Una vez más la profesora les decía que pasasen a la tercera palabra. Una escena prácticamente igual se repetía por tercera vez...
¿Dónde está la enseñanza, os preguntaréis? La enseñanza radicaba en que si bien el ejercicio era el mismo para todos, no lo eran las palabras. Existían dos grupos de papeles...uno con las dos primeras palabras sencillas y otro con dos palabras irresolubles. Era imposible que el grupo que no levantaba las manos consiguiese realizar el ejercicio, pero ellos no lo sabían. Lo curioso fue que la tercera palabra era LA MISMA  en ambos grupos, y ninguno de los alumnos que no habían levantado la mano durante el ejercicio fue capaz de realizar la prueba con esa palabra....SE HABÍAN BLOQUEADO COMPLETAMENTE. Ellos se habían convencido de que no eran capaces de hacerlo porque habían fallado dos veces y se empezaron a sentir inútiles, torpes, ridículos...Esas eran las respuestas que dieron cuando la profesora les explicó lo que había tratado de hacer.
En apenas cinco minutos había conseguido que casi la mitad de la clase dejase de creer en sí mismo, se sintiese inferior a los demás y desistiese en su empeño de resolver el ejercicio.
Solo cinco minutos... ¿Y si fuesen horas...o días...o meses...? ¿Y si fuese en casa, y en el colegio, y con los amigos?
Si en solo cinco minutos estos chicos quedaron faltos de autoestima, se sintieron incapaces de hacer algo tan sencillo como era la tercera palabra ¿qué no les pasaría si un profesor/a les repite siempre que NO VALEN, que NO PUEDEN, que no lo van a conseguir? o si en casa le repiten que van a suspender, que son unos inútiles, etc...NOS CARGAMOS A ESOS CHICOS, así de simple.
Por eso cuando algunos me han puesto en su felicitación que supuso para ellos que yo fuese su profesora, más allá de lo que les ayudé a amar la historia, es cuando me emociono en lo más profundo de mi alma y doy gracias a Dios por haberme dado la posibilidad de enderezar mi vida, sanando todas las heridas que otros profesores/as dejaron en mí, y aprendiendo a crear bases sólidas en otros seres humanos para que nunca pierdan de vista el gran potencial que tienen.
Algunos profesores nos creemos que una palabra que denigre, por muy sutil que sea, no afecta a los alumnos, y estamos equivocados. Las palabras son como dardos que se clavan en el alma de las personas, sea de la edad que sea, pero que en algunos momentos hieren en lo más profundo dejando marcas que cuesta sanar.
Por eso, y para acabar, (que menuda entrada me ha salido), quiero dar las gracias a todos mis amigos y amigas (y me disculpan que no ande todo el tiempo con la paridad del o/a, @, etc) por sus deseos de felicidad para mi persona. Como han sido más de cien tomaré una cada día de este año y me diré...Hoy es el día en el que debo ser feliz porque me lo pidió Óscar, o Noelia, o Carmen, o Estrella, o Alicia, o Vicente, o Cruz, o Manoli...o cualquier otro de la larga lista de felicitaciones...Y cuando se me acabe pensaré en quien está en mi vida de alguna manera y también sé que me quiere feliz,  y lo haré por él o por ella...Lo importante es ser feliz.
Así que hoy me voy a ser feliz visitando el Castelo de San Jorge en Lisboa. Que paséis un buen día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario