domingo, 27 de junio de 2010

El azar

Estadísticamente no era posible. Tenía mucho de mi parte para que la suerte me acompañase, pero no lo hizo. La bolita no salió. Es más, no salió ninguna de las 23 bolitas que representaban los temas que yo dominaba. Y cuando eso pasó sentí como el corazón se me salía del pecho. No me lo podía creer. Tantas veces jugué con las bolitas en casa y siempre se asomaba una de las mías a saludarme y hoy, cuando más lo necesitaba, ninguna de las otras bolitas gemelas, aun extrañas, quiso saber de mí.
Pero esta vez no apareció la Irene derrotista. No. No desistí porque llevaba mucho tiempo de mi vida dedicado a ese momento y ninguna bolita iba a decirme a mí que había desperdiciado tantas horas de pasar con mis hijos porque ella, hoy, no quería verme la cara.

Y he escrito y he sacado todo lo que verdaderamente sabía. Se supone que esa prueba valora los conocimientos, y he sido consciente de que los tenía ahí dentro. El resultado ya no depende de mí. Este solo es el primer paso. En pocos días seré yo la única responsable. Habrá más bolitas, pero será de nuevo mi ilusión la que consiga que nada me derrumbe.

1 comentario:

  1. Ninguna bolita podrá con tus ilusiones. Nunca pierdas la fe en ti misma y conseguirás todo lo que te propongas.

    ResponderEliminar