martes, 11 de mayo de 2010

Grandes en un mundo pequeño

Hoy ha llegado hasta mí el enlace de este video. No sé porqué pero a medida que lo iba viendo mis ojos se iban llenando de lágrimas, pero no de pena, simplemente de emoción.
Es un video que nos muestra como somos, pequeñitos en el tamaño pero grandísimos en las capacidades. Sí, somos la motilla del universo, el granito de azúcar que no es capaz de endulzar el café, apenas se nos ve en ese espacio impresionante que nos rodea. Pero al mismo tiempo somos enormes, impresionantes. Desde ese granito de azúcar hemos sido capaces de vislumbrar el exterior, de crear instrumentos capaces de asomarnos a lugares a los que nunca llegaremos con lo que sabemos hoy. Pero si viajase en el tiempo, hacia atrás, vería como mis antepasado jamás imaginarían lo que hoy tenemos.
La capacidad del ser humano es infinita. Su cerebro es como ese universo del video, algo enorme por descubrir. Cada uno de nosotros somos nuevos universos y podemos llegar a conocernos en la medida en que estemos dispuesto a investigarnos.
Ahí llega mi reflexión externa. La interna se refiere a los descubrimientos personales. Este universo que se esconde en mi cabeza me sorprende cada día. He vivido tantos años con él y apenas lo conocía. Y me sorprende, y me alegra, y me da nuevas herramientas y caminos que seguir. Es como si mi ojo interior se hubiese plantado frente a un telescopio y comenzase a ver más allá de lo evidente. Aparece un Irene distinta, más valiente, más capaz, más confiada, leal y feliz. Desde la realidad que me rodea consigo ver lo que está mucho más allá, sin salir de mí misma. Que bello descubrimiento...


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