Nunca pensé que algún día escribiría algo de corte tan político. No es que mis ojos no sean capaces de ver o analizar la realidad social y política que me rodea, sino que entiendo que cada persona es un mundo y hay cosas que pueden molestar si las expresas. Pero hoy me voy a atrever.
La radio me ha despertado este domingo con dos noticias. Dos noticias, a mi entender, muy contradictorias y ambas de gran trascendencia. Quiero decir con ello que desde hoy España será diferente y el día de hoy, para bien o para mal, marcará el futuro de este país en muchos y variados aspectos.
Uno de los asuntos destacados es la posibilidad al 50% de que España se convierta en campeona del mundo de futbol. Pocas veces en mi vida he visto tantas banderas de España colocadas en balcones y tal exaltación de pertenencia a España. Cuando yo era adolescente el llevar una bandera de España en tu carpeta o en una pulsera te tachaba directamente de facha. Podías ser duramente criticado e incluso agredido. Durante la Eurocopa de Portugal fui consciente de lo que significa sentir el orgullo de pertenecer a un país. En aquel viaje mis hijos y yo jugábamos a contar las banderas portuguesas que había en balcones, coches, camisetas o gorras de los portugueses y pasábamos de cientos todos los días. El otro día mi hija comenzó con el mismo juego en Sevilla y yo misma me sorprendí de como el conteo era incesante. Los españoles, por fin, se sentían orgullosos de serlo y lo proclamaban a los cuatro vientos.
Muy bien, esta mi reflexión sobre el sentimiento y orgullo de sentirse español en un momento tan especial en el ámbito deportivo, se ha visto inundada de matices muy diversos al seguir la otra noticia del día. Las banderas en Cataluña se han vendido mucho estos días. Ayer salió en televisión un reportaje elaborado en una tienda de telas de un municipio catalán que estaba haciendo su agosto en julio. El comerciante indicaba que por igual se estaban vendiendo las banderas catalanas y la española. En la tarde de ayer estaba convocada una manifestación catalanista que tenía como objetivo expresar su descontento ante la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonomía de Cataluña aprobado hace dos años en el Parlamento catalán e impugnado por algún partido político de corte "españolista". Esta noticia me impactó una vez más. Los catalanes se sentían por igual españoles y catalanes y entendí que el día de ayer, y sobre todo el de hoy, tendría que suponer para ellos un conflicto de intereses.
He de reconocer que desde que escuché a Laporta, expresidente del Barça, expresar unas intenciones de corte independentista, mi animadversión ante esa insistencia de Cataluña a la independencia ha aumentado mucho.
Las noticias de esta mañana de la radio indicaban que la manifestación había sido un éxito. Las cifras variaban, como suele pasar en este tipo de cosas, desde los cincuenta mil al millón cienmil participantes. Esto me hace ver los intereses que hay detrás y pienso que ya podría haber algo tecnológicamente más avanzado para saber cuanta gente está en un lugar con exactitud para no dar una sensación tan vergonzosa al comparar ambas estimaciones de participantes.
Con esto le estamos dando bases a todas las fuerzas para seguir defendiendo sus reinvindicaciones lo cual me parece que va en detrimento de la mayoría de las personas que vivimos, compartimos, trabajamos y disfrutamos España.
Me gustaría poder trasladarme a Cataluña para preguntarle a algunas de las muchas personas que estuvieron en esa manifestación si ellos se sienten españoles. Si hoy verán el partido de España contra Holanda, y si se alegrarán en caso de que España logre el título. Me imagino que la mayoría de la gente me diría que sí, que se alegrará, porque sus padres eran de Andalucía, de Extremadura o de la Mancha y que él se siente español. Entonces ¿porqué?. No logro entender.
Si realmente ese millón cien mil personas que viven en Cataluña quieren dejar de ser españoles ¿porqué disfrutan porque un equipo catalán gane una copa española de liga? ¿No sería mejor que los catalanes directamente jugasen su propia liga y acostumbrasen a los demás a verlos como independientes en ámbitos menos polémicos como el deportivo? ¿Porqué ese Laporta presenta una cara de hipócrita con una soltura que me da vergüenza ajena?.
Los españoles estamos orgullosos de serlo. No nos avergüenza colocar una bandera en nuestras casas, pero nos fastidia muchísimo que una parte de los nuestros nos rechacen. Y a los andaluces nos joroba mucho más, sobre todo porque sabemos que la mayoría de los habitantes de Cataluña son nuestros primos que emigraron allí cuando las cosas aquí se pusieron difíciles.
Es el momento de hablar de las campañas. Me refiero a esas campañas que nos han llegado a veces por email en contra de los productos catalanes. Reconozco que hasta ahora no me he preocupado de llevar a cabo ese boicot a los productos producidos en las provincias catalanas porque entendía que esas campañas iban encaminadas a fastidiar a los habitantes y estaba convencida de que la mayoría no estaba de acuerdo en la independencia. Hoy pienso distinto y me da mucha rabia. Es cierto que miles de catalanes se han manifestado a favor de que España se fracture y yo, como española solo siento deseos de venganza.
Si realmente el resto de los españoles no nos merecemos tener a los habitantes de Cataluña como paisanos ¿porqué los catalanes se van a ver beneficiados de mi consumo?. No, al menos yo no estoy dispuesta. Además mi radicalismo iría más allá. No solo no voy a consumir productos de Cataluña, sino que voy a hacer campaña para ello y defiendo que la Liga española de futbol rechace a todos aquellos equipos que aboguen por la independencia de Cataluña. ¿Qué no es políticamente correcto? Seguramente, pero yo no soy política. A penas soy una ciudadana española, orgullosa de serlo, que piensa que Cataluña a lo largo de la historia se ha visto beneficiada por el trabajo y la ayuda del resto de España y que ahora, que ese beneficio se ha materializado en una sociedad más avanzada del resto de España entiende que somos unos pobrecitos que le impedimos seguir avanzando y que por ello se quieren sentir nación independiente.
No sé, supongo que en el fondo estoy rabiosa, porque ya me joroba saber que el IVA que se cobra en Cataluña queda solo para los catalanes y sin embargo el que se cobra en el resto de España va para el saco común. Y ahora, con la subida del IVA, esos ingresos serán mayores.
Así que a partir de ahora mis visitas al Supermercado durarán más, pero haré el esfuerzo de mirar las etiquetas para comprar productos de la Mancha, de Castilla, de Andalucía, Canarias, Asturias, Galicia o incluso Francia e Italia y rechazaré todo lo que venga de Cataluña. Si realmente quieren sentirse independientes que lo sean económicamente, que jueguen su propia liga a ver qué tal le sienta al Barcelona de los miles de millones jugar contra el Granollers o el Lleida.
Creo que en el día de hoy, en el que los españoles nos sentimos orgullosos de serlo, deberíamos tomar una decisión común. No nos dejarán hacer una manifestación a favor de España, más allá de las que se relacionan con el futbol, pero hay que aprovechar la ocasión para decirle al mundo, que toda España es una, indivisible y orgullosa. Y si Cataluña no quiere formar parte de este proyecto, debe acatar las consecuencias económicas que suponen ese deseo.
Como sé que esta opinión será rechazada por muchos pido disculpas a quien se sienta ofendido, pero hoy he necesitado expresar mi opinión a este respecto. Espero que España gane y que el sentimiento de unidad y la razón, aniden definitivamente en todo el territorio y que los catalanes también se sientan orgullosos de sentirse españoles